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Escenas de Molière

julio 2, 2011

PROLOGO

(Texto de Paco Ortega)

 

Guillerme Oliveira es Molière

(Una sombra en el escenario. Un hombre de espaldas que de pronto se vuelve hacia el público, y dice:)

Hombre.-

Nací en Francia…. Bueno, la verdad es que preferiría no aburrirles con mis datos personales. ¿Qué importa haber nacido en un país o en otro? Yo siempre quise ser un espíritu libre, siempre quise…. La verdad es que no sé a qué viene esto. ¿Porqué estoy aquí? ¿Quiénes son ustedes?

Me temo que ya voy entendiendo algo… He leído en algún sitio que los alumnos de Segundo Curso de la Escuelade Teatro de Zaragoza van a hacer una muestra de trabajos escénicos sobre obras de Molière… (Comprendiendo la situación). Ya, ya, ya sé lo que hago aquí.

Ustedes perdonen, pero yo soy Molière. Sí, Jean Babtiste Poquelin, hijo de Jean Poquelin, Tapicero Real, y María Cressé, un muerto llamado Molière, un muerto a quien los curas de su época le negaron un trocito de terreno para descansar definitivamente, a quien los médicos de su tiempo no supieron curarle una simple enfermedad, a quien los malditos devotos con los que tuvo que relacionarse consiguieron amargarle la existencia porque dijo de ellos lo que había que decir: que eran unos déspotas, unos mentirosos, unos ladrones, unos sinvergüenzas, unos tartufos, unos….

Perdón, perdón… es que hay cosas que no las cura el paso del tiempo. Por cierto, hoy estamos a en Junio de 2011. Es decir, llevo trescientos veintiocho años y cuatro meses muerto y mal enterrado. (Extrañado). Trescientos veintiocho años ya… ¡y la gente no me olvida!. ¿Porqué será? ¿Por mi mal genio? (Se ríe). No, tal vez por mi propia biografía. Se han dicho tantas cosas de mí: que si soy el propio paradigma del teatro, que si fui un demonio y me casé con mi propia hija, que si fui un pésimo actor para la tragedia y menos malo para la comedia… Que si soy un plagiario de mí mismo…

(Concesivo). Bueno, esto último… ¿Qué podría hacer si el Rey me pedía de vez en cuando que escribiera y tuviera preparada una nueva obra para… ¡mañana!? Bueno, tal vez exagero un poco. Para dentro de cinco días. Pues hacía lo que podía: cogía este personaje de aquí, esta trama de allí y los juntaba de manera diferente a como lo había hecho en la obra anterior… No tuve otro remedio, porque yo no tuve la suerte de otros que escribían sin prisas, desde la tranquilidad y el calorcito de sus casas… Ah, si hubiera tenido esa calma hubiera imaginado más obras de la talla de mi Misántropo, mi Don Juan, de mi… Yo, y mi compañía, supimos lo que eran los caminos de Francia, los pueblos en los que cambiábamos nuestras actuaciones por un poco de jamón y unas migas de pan, como ya venían haciendo los cómicos italianos…

Cuando el rey Luís nos acogió en Palacio ya todo fue diferente. Pero entonces aparecieron los devotos a los que me estaba refiriendo, y los nobles, y los cortesanos aquellos a los que les olían igual de mal las ropas y las ideas, porque nunca se cambiaban ni de unas ni de otras. Tuve la suerte de que el rey Luís también los odiaba un poquito y por eso me pude ir de la lengua, mejor dicho, de la pluma y sacarlos de quicio. ¡Lo que me pude reír jodiendo a aquella patulea de cabrones!… ¡Qué tiempos aquellos!

(Confidencial). Antes les decía a ustedes que me extrañaba bastante que trescientos veintiocho años después todavía se me recordara en mi país, pero también aquí en España, y en toda Europa… Por mi personalidad no, será tal vez por mi obra… Pero tampoco puede ser, pensándolo bien. Porque escribí inspirándome en situaciones de ese momento, y los personajes que yo pintaba en mis retratos seguro que ya no existen en el mundo de ustedes, que será, sin duda, mucho mejor que el mío…

Seguro que ya no existen los que se aprovechan de los demás utilizando sus cargos públicos… Seguro que ya no hay sacerdotes que amparándose enla Bibliay en los principios de la moral que dicen defender, se enriquecen, hacen negocios y utilizan a las personas más frágiles… Seguro que ya no hay hipócritas, ni hombres y mujeres que se jactan de saber más que los demás por haber leído más libros que ellos… Seguro que ya no existe esa enorme vulgaridad en los espectáculos públicos, en las diversiones populares… Seguro que sus gobernantes solo quieren el bien de la población y no se dejan sobornar por corruptos organizados… Todo eso debe estar completamente superado, ¿verdad?

Y si nada de eso ya ocurre, ¿qué sentido tiene que hoy, en este teatro, un grupo de chicos y chicas de alumnos y alumnas de segundo curso se reúnan, me convoquen y representen ante ustedes algunas escenas de mis obras…?

(Aparecen algunas actrices preparando la primera escena que van a representar) Ya veo que empiezan. Mientras esto ocurre, voy a darme una vuelta por la ciudad a ver si logro encontrar alguna respuesta para mi pregunta….


ESCENA 1.

(Extraida de

La Crítica de la Escuela de las mujeres,

de Molière)

(Personajes: Climena, Urania y Elisa).

 

(Entrando)

Macarena Buera es Elisa

CLIMENA.-

Por favor, querida, necesito sentarme con urgencia…

URANIA . –

¿Qué os ocurre? ¿Os encontráis mal de la salud?

CLIMENA.-

Ya no puedo más.

URANIA. –

¿Qué tenéis?

CLIMENA.-

Me falla el corazón.

URANIA . –

¿Se trata de vuestras habituales palpitaciones?

CLIMENA.-

No.

URANIA. –

¿Queréis que os desabroche el vestido…?

CLIMENA.-

¡No, por Dios! ¡Qué cosas decís?

URANIA.-

¿Cuál es vuestra dolencia y desde cuándo la padecéis?

CLIMENA. –

Desde hace más de tres horas… La he adquirido en el Palais Royal viendo una obra de teatro.

URANIA.-

¿Y cómo?

CLIMENA.-

Acabo de ver, para castigo mío, esa mala rapsodia de Las mujeres sabias. Estoy todavía con el desfallecimiento y la justa indignación que ha provocado en mi corazón. ¡No me repondré hasta dentro de quince días!

Ana Isabel Escartín es Climena

ELISA.-

No me extraña. Las enfermedades llegan cuando menos se lo piensa una…

URANIA. –

No sé de qué temperamento seremos mi prima y yo, pero estuvimos viendo esa misma obra ayer y volvimos sanas y contentísimas.

CLIMENA.-

¡Cómo! ¿La habéis visto?

ELISA. –

(Avergonzada). Sí…

URANIA . –

Y escuchado de punta a rabo.

CLIMENA.-

¿Y no os dieron convulsiones?

ELISA.-

Convulsiones, lo que se dice convulsiones…

URANIA.-

No soy tan delicada, a Dios gracias. Además pienso que esa comedia de Molière es más capaz de curar a la gente que de hacerla enfermar.

CLIMENA . –

¿Pero qué estáis diciendo? ¿Puede expresarse de esa manera un autor teatral con un mínimo sentido común? ¿Se puede insultar impunemente a la razón? ¿Existe de verdad alguien en el mundo al que puedan distraerle las necedades que contiene esa mala comedia? Por mi parte os confieso que no he encontrado la más mínima satisfacción en ella. Me parece una caricatura innoble de personajes respetables y de actitudes intelectuales ejemplares. Actitudes que yo comparto plenamente, no haría falta decirlo…

ELISA.-

¡Cielos! ¡Qué capacidad de persuasión tenéis! ¡Con qué elegancia expresáis los conceptos…! Estúpida de mí, creí que la obra era buenísima y por esa razón estuve riéndome a carcajadas durante la hora y media que duró sobre el escenario. Pero me habéis convencido de golpe. No tiene ninguna gracia.

URANIA.-

Lamento contradeciros a las dos. Esa comedia me parece una de las más divertidas que ha escrito su autor.

CLIMENA.-

¡Me da grima que habléis así! No puedo soportar esa oscuridad de discernimiento. ¿Se puede, siendo virtuosa, encontrar diversión en una obra que tiene constantemente el pudor sobresaltado, que pisotea gravemente la imaginación y que ridiculiza a las mujeres de una forrna cruel e injusta?

Ana Isabel Escartín (Climena), Macarena Buera (Elisa) y Raquel Poblador (Urania)

ELISA.-

¡Qué bien habláis! En estas cuestiones sois una terrible antagonista, señora. Se nota vuestra formación clásica. Compadezco al pobre Molière por teneros de enemiga.

CLIMENA . –

Gracias, querida. (Con aires de maestra.) Lo que tenéis que hacer es corregir urgentemente vuestra primera y equivocada opinión. Y, sobre todo, no vayáis diciendo por ahí que os ha gustado tal mamarrachada.

ELISA.-

Es cierto. Reconozco mi precipitación al reíme y pasármelo estupendamente.

URANIA. –

¿Y se puede saber qué encontráis en ella que ofenda tanto al pudor.

CLIMENA.-

(Después de dudar.) ¡Ejem…! ¡Todo!. Y afirmo terminantemente que una mujer honrada no puede verla sin sonrojo, de tantas obscenidades y porquerías que he descubierto en ella.

URANIA. –

Tal vez tenéis para detectar porquerías un talento especial, porque lo que es yo no he visto ninguna.

CLIMENA. –

Es que no habéis querido verlas, seguramente. Por mi parte sí he querido…

URANIA. –

Os ruego que me pongáis un ejemplo, que señaléis con el dedo una de esas porquerías…

CLIMENA.-

¿Lo creéis necesario?

URANIA . –

Decidme al menos un pasaje que os haya ofendido mucho.

CLIMENA . –

¿No es suficiente el momento en que las mujeres escuchan atentamente ese bello poema?

URANIA . –

¿Y qué encontráis de sucio en eso? El poema es malísimo…

CLIMENA . –

¡Ohhh!

ELISA.-

¡Ohhh!

URANIA. –

Por favor.

CLIMENA . –

¡Puaf!

ELISA.-

¡Puaf!

URANIA. –

¿Y qué más?

CLIMENA . –

No tengo nada que deciros.

URANIA. –

Yo no veo nada malo. Al contrario.

CLIMENA . –

(Enojada) Peor para vos.

URANIA . –

Mejor, a mi juicio. Yo veo las cosas por el lado que me las muestran, y no les doy la vuelta para buscar en ellas lo que no está…

CLIMENA . –

(Fuera de sí.) ¡La honestidad de una mujer…!

URANIA . –

(Cortándole secamente.) La honestidad de la mujer no está en las estupideces y los remilgos. Como la honestidad de un hombre no estriba en ser más fuerte que su vecino. ¡Dejémonos ya de bobadas que estamos en el siglo XVII!

CLIMENA.-

No vais a convencerme. Hay que ser ciego ante esa obra y fingir que no se ven allí la malicia del autor y sus pérfidas intenciones.

URANIA . –

No hay que querer ver lo que allí no está. Y si queréis que sea sincera del todo os diré que sois vos quien creáis la porquería y no Molière .

ELISA.-

¿Cómo podéis hablar así, prima? Creo que estáis traspasando peligrosamente la barrera del pudor y del buen gusto. Ser mujer lleva implícita la obligación de ser extremadamente prudente.

CLIMENA.-

¡Esa obra es intelectualmente obscena!

ELISA.-

(Volviéndose sorprendida hacia Climena.) ¿Qué palabra habéis dicho, señora?

CLIMENA.-

Obscena… Obscenidad…

ELISA.-

¡Ah, Dios mío! ¡O-b-s-c-e-n-i-d-a-d! No sé lo que quiere decir pero la encuentro maravillosa. ¡O-b-s-c-e-n-i-d-a-d! (Queda como hipnotizada murmurando la palabra.) ¡O-b-s-c-e-n-i-d-a-d!

CLIMENA . –

En fin. Veo que alguien sensato de vuestra misma sangre se pone de mi parte.

URANIA . –

Por favor, señora. Elisa desde que frecuenta ciertas iglesias y ciertas lecturas parece como si se le hubiera reblandecido el cerebro. No os fiéis mucho de ella, creedme.

ELISA.-

¡Qué mala sois queriéndome presentar como una loca ante esta señora! Espero que no la creáis. Estoy totalmente de acuerdo con vos y con vuestras opiniones que siempre están expresadas con palabras maravillosas. Por ejemplo, o-b-s-c-e-n-i-d-a-d…

CLIMENA. –

Hablo sin la menor afectación…

ELISA.-

Ya se ve, señora. Todo es espontáneo en vos. Vuestras palabras, el tono de vuestra voz, vuestras miradas, vuestros pasos, vuestros ademanes y vuestros atavíos tienen un no se qué de distinción que embelesa a la gente. (Se van juntas ensimismadas en su conversación).

Raquel Poblador es Urania

URANIA.-

(Dirigiéndose al público) Pues yo, sin embargo, creo que la personalidad debe estar basada en algo más que en ademanes huecos. (Refiriéndose a Elisa.) ¡Pobre, prima mía! Es ya una víctima de Climena y de todas las Climenas que hay en esta corte del Rey Luis. Y claro, lo que ocurre es que ese autor llamado Molière las ha retratado de manera admirable en esa obra llamada Las mujeres sabias que hace unos días se estrenó en el Palais Royal. Y no sólo a ellas: también a los hombres pedantes, a los que se creen más importantes que los otros por decir algunas frasecitas en latín o en griego, y a los calzonazos que permiten que ocurran estas cosas en el interior de sus casas. Pobres idiotas… Pero para que ustedes comprendan la magnitud del problema, vamos a ver unas escenas de esa obra tan diabólica y que tanto ha molestado a las que acaban de marcharse.

(Oscuro).


ESCENA 2.

(ARMANDA  y ENRIQUETA)

La escena, en París, en casa de Crisalio.

 

Valentina Acevedo es Enriqueta

ARMANDA.-

¡Cómo! ¡La condición de soltera es la mejor! ¿Acaso lo dudas?

ENRIQUETA.-

Pues sí…

ARMANDA.-

Me das pena, hermana…

ENRIQUETA.-

¿Porqué te molesta tanto el matrimonio?

ARMANDA.-

¡Dios mío, qué asco! ¡Casarse! ¿No te das cuenta de lo repugnante que es ese estado? ¿Acaso no te estremeces? ¿Has medido bien las terribles consecuencias de esa decisión?

ENRIQUETA.-

Las únicas consecuencias que presiento son… un marido, una casa, tal vez unos hijos… No creo que eso pueda ofenderle a nadie ni tenga porqué causar ningún tipo de estremecimiento, la verdad.

ARMANDA.-

¿Y te agrada ese panorama?

ENRIQUETA.-

No puede hacer nada mejor una mujer enamorada que casarse con el hombre que corresponde a ese amor.

ARMANDA-

¡Dios mío, de qué baja condición es tu espíritu! ¿Dónde vas a caer cuando te reduzcas a ser la simple compañera de un hombre y madre de unos niños? Deja eso para las personas vulgares y piensa en otro tipo de placeres más nobles, más espirituales y elevados. Ahí tienes el ejemplo de nuestra propia madre que ha dejado de estar sujeta como una esclava a las leyes de su marido para dedicarse por completo a la filosofía, a las ciencias y a la poesía. Es decir, a todo aquello que eleva a los seres humanos por encima de los irracionales y de las bestias.

Macarena Buera es Armanda

ENRIQUETA.-

Entrégate en cuerpo y alma a las obras espirituales y luminosas que yo me quedo con las obras de la materia y de la realidad. ¡Qué le vamos a hacer!

ARMANDA.-

Cuando pretendemos inspirarnos en una persona, debemos parecernos por los dos lados, y tomarla por modelo no es, hermana, toser y escupir como ella.

ENRIQUETA.-

Tú y yo no hubiéramos nacido si mi madre se hubiera dedicado exclusivamente a la poesía y a las ciencias…

ARMANDA.-

Sigues obstinada en esa bajeza espiritual de querer conseguir un marido a toda costa… Allá tú. Dime por lo menos a quien piensas escoger… Supongo que no será… Clitandro…

ENRIQUETA.-

¿Y por qué no? ¿Acaso carece de méritos? ¿Es una indigna elección?

ARMANDA.-

Es poco honesto por tu parte querer quitarle a otra persona su conquista. Todo el mundo sabe que Clitandro suspira todavía por mí.

ENRlQUETA.-

Sí, pero esos suspiros te han parecido siempre superfluos, indignos de tu condición de persona que ha renunciado a casarse porque la filosofía ha acaparado todos sus amores. Me he limitado a tomar lo que despreciaste, Armanda.

ARMANDA.-

¿No temes ser demasiado ingenua creyendo en la sinceridad de un amante despechado? ¿Estás segura de su amor? ¿No queda en su corazón ningún interés por mí?

ENRIQUETA.-

El me lo dice, hermana, y yo, por mi parte, le creo.

ARMANDA.-

Se engaña a sí mismo…

ENRIQUETA.-

Tal vez… Pero no es mala idea preguntárselo directamente y a plena luz, puesto que aquí llega…

(Entra Clitandro)


ESCENA 3

 

(Enriqueta, Armanda y Crisalio)

 

ENRIQUETA.-

Armanda ha sembrado una duda en mí… Decide definitivamente entre ella o yo, Clitandro.

ARMANDA.-

(Apresuradamente) Le colocas en una difícil posición, hermana. Estas confesiones a cara descubierta son siempre muy violentas…

CLITANDRO.-

Nunca he sabido fingir, Armanda, y no representa ninguna violencia confesar públicamente que estoy enamorado de Enriqueta. Espero que esta declaración no te cause trastorno alguno pues quisiste que las cosas fueran como son. Tus encantos me atrajeron hace unos meses pero nunca conseguí interesarte lo más mínimo. No te guardo ningún rencor por ello y…

ARMANDA.-

¡Tiene gracia que puedas creer que esa inclinación por mi hermana pueda trastornarme… pero es muy impertinente que lo digas sin ningún recato!. ¡Es el colmo!

ENRlQUETA.-

No te enfades, hermana mía. ¿Dónde están la moral y la filosofía que rigen la parte animal de las personas y calman los arrebatos de la ira?

ARMANDA.-

No hables de cosas que desprecias… Si creyeras verdaderamente en la moral, lo que deberías hacer es pedir el oportuno permiso a nuestros padres, no sólo para casarte, sino también para corresponder las miradas de éste o de cualquier pretendiente. Esa es la obligación y la costumbre, y tú lo sabes perfectamente.

ENRIQUETA.-

Te agradezco que, una vez más, me recuerdes mis obligaciones… Desde hace muchos años no has dejado de hacerlo ni un sólo día.  (A Clitandro.) Delante de mi hermana te pido, Clitandro, que hables cuanto antes con mis padres, les pongas al corriente de nuestra relación y nuestras intenciones, y les pidas mi mano para poder casarnos.

CLITANDRO.-

Así lo haré. (Dirigiéndose a Armanda) En cuanto a tí…

ARMANDA.-

Mi único deseo es que seáis muy felices.

(Sale Armanda de la habitación)

 

 

ESCENA 4.

(Enriqueta y Clitandro)

 

Manuel López es Clitandro

 

         ENRIQUETA.-

Tu confesión le ha sorprendido…

CLITANDRO.-

Se merecía mi franqueza. No ha cesado de darme desplantes desde el día en que la conocí. En cuanto a nosotros… voy inmediatamente a hablar con tu padre.

ENRIQUETA.-

Mi padre es de una forma de ser que le hace consentir todo y poner muy poca energía en las decisiones que toma. Lo más práctico es convencer antes a mi madre que es quien realmente gobierna la casa y dicta las leyes que se le ocurren. Debes ganarte su voluntad y la de mi tía Belisa, aunque sea a costa de darles la razón en algunas opiniones.

CLITANDRO.-

Ese tipo de personas no es que me guste mucho precisamente. Me refiero a los hombres y a las mujeres que hacen de la sabiduría un motivo de diferencia con los demás. Tu tía Belisa se ha vuelto loca de un tiempo a esta parte intentando hacer creer a todo el mundo, y, lo que es peor, creyéndose ella misma, que tiene a todos los hombres de París perdidamente enamorados… Y en cuanto a tu madre… la respeto, pero no puedo de ningún modo estar de acuerdo con sus absurdos razonamientos, con sus estúpidas quimeras. Ese amigo suyo, el señor Trissotin, me entristece y me aburre, y me saca de quicio ver como tu madre estima, venera y protege a un necio semejante, cuyas obras literarias silban en todas partes, que vive de plagiar a los demás y que se ha ganado una merecida fama de engañabobos y de parásito.

ENRIQUETA.-

A mí también me fastidian sus escritos. Pero debemos tragarnos los sapos, Clitandro. Para conseguir nuestros objetivos deberías de agradar hasta al perro de la casa si fuera necesario.

Valentina Acevedo es Enriqueta

CLITANDRO.-

Es verdad, amor mío. Pero es muy difícil simular que admiro unas obras que me parecen farragosas y que me agrada un hombre que me produce un profundo asco. Nunca te había contado esto: antes de conocerle me habían leido alguna de sus poesías que me parecieron detestables. Pues bien, a través de sus versos, llegué a imaginar los rasgos de su cara, su forma de andar, sus ademanes, etc. Un día me crucé por la calle con un hombre y enseguida intuí que era él. No me equivoqué.

ENRIQUETA.-

(Divertida) ¡No me mientas!

CLITANDRO.-

(Después de besarla.) Te lo cuento tal y como sucedió… (Rien. Aparece Belisa) Acaba de llegar tu tía. Voy a contarle nuestro secreto para que nos apoye ante el hueso más duro…

(Entra Belisa)

 

ESCENA 5

 

(Belisa y Clitandro)

Alina Nastase es Belisa

BELISA.-

La Astronomía,la Gramáticayla Poesíason Artes Nobles que tienen como máximo objetivo mejorar la condición de la existencia humana sobre la tierra. La primera le sirve al hombre para situarse en el conjunto de los planetas. La segunda y la tercera, para ensanchar el campo de su espíritu, proporcionándole la capacidad de hablar de manera correcta y…

CLITANDRO.-

(Que empieza a impacientarse.) Ejem… Permitidme que…

BELISA.-

Querido jovencito. Es de una educación pésima interrumpir los soliloquios de alguien que en su propia casa intenta encontrar sentidos profundos a los procelosos enigmas de la existencia humana…

CLITANDRO.-

Nada más lejos de mi interés, señora. Yo solamente…

BELISA.-

No hay excusas posibles. Hallábame yo interrogándome sobre…

CLITANDRO.-

Yo sólo quería…

BELISA.-

Insistís, pues, en inquietar la paz espiritual de esta morada presentándoos de golpe y distrayéndome de mis verdaderos intereses… No os entiendo.

CLITANDRO.-

(Tratando de ser simpático.) Por el contrario… Estoy seguro de que vais a comprenderme enseguida. Quiero hablaros del amor que siento por…

BELISA.-

¡Despacio, jovencito, despacio! Guardaos de abrirme vuestra alma de par en par… Si he accedido a poneros en la categoría de mis cortejadores, admiradores y pretendientes, contentaos con vuestros ojos como únicos intérpretes, y no me expliquéis por medio de otro lenguaje unos deseos que, en mi casa, significan un ultraje… Amadme, suspirad, consumíos por mis hechizos, mas preferiría no saberlo. Contentaos con mirarme con cariño pero no me digáis nada con palabras.

CLITANDRO.-

De quien estoy enamorado es de Enriqueta, no os alarméis, y lo que os pido justamente es que intercedáis por nosotros…

BELlSA.-

¡Ah! Realmente, la trampa es original, lo confieso; eso de que estáis enamorado de mi sobrina es un inteligente pretexto para llegar hasta mí… ¡No había leído una argucia tan ingeniosa en ninguna novela! Estoy verdaderamente sorprendida y halagada, debo reconocerlo.

Alina Nastase es Belisa, y Manuel López es Clitandro.

CLITANDRO.-

Señora, no es ninguna ocurrencia. Es la pura confesión de una verdad. Quiero casarme con Enriqueta y lo que os pido humildemente, tanto en mi nombre como en el suyo, es que nos ayudéis a conseguirlo.

BELlSA.-

Venga, venga, jovencito… No insistáis más…

CLlTANDRO.-

¡Ah señora! ¿Porqué os empeñáis en pensar lo que no es?

BELlSA.-

¡Dios mío! Dejaos de tonterías. Cesad de defenderos de lo que vuestras miradas me han dado a entender tantas veces… Habéis conseguido satisfacerme con ese derroche de astucia que exhibís ante mis ojos, pero estáis llevando este asunto demasiado lejos. No puedo consentir que bajo el techo de esta casa se expresen pasiones y sentimientos de esa manera tan audaz, por muy sinceros que sean.

CLITANDRO.-

Pero…

BELISA.-

Adiós. Por ahora, esto debe bastaros. He dicho más de lo que quería decir. Silencio.

CLITANDRO.-

Estáis en un error…

BELISA.-

Dejad. Voy a ponerme colorada. Ji, ji, ji.

CLlTANDRO.-

Que me ahorquen si os amo…

BELISA.-

No, no; no quiero oír nada más. Ji, ji, ji.

(Se marcha Belisa)

CLITANDRO.-

¡Al diablo esta loca con sus visiones! ¡Es terca como una mula! Por este camino poco vamos a conseguir… Hablaré con su hermana Angélica que es, sin duda, una persona cabal.

(Sale)

(El personaje de Urania ha estado viendo la escena. Cuando se marcha Clitandro, se dirige al público:)

Raquel Poblador es Urania

URANIA.-

Eso no lo veremos esta noche.  Lo que veremos a continuación es una escena del Acto II de Las Mujeres Sabias. Esa escena nos servirá de termómetro para ver el grado de locura al que se ha llegado en esa casa. ¡Ah, y nos servirá también para conocer a Trissotin, un esperpento de la corte, que vive de la necedad de los otros.

ESCENA 6.

 

(Entran MARTINA y CRISALIO)

Rita Lorenzo es Martina

MARTINA.-

¡Qué mala pata tengo! ¡Ay, madre mía! ¡A perro flaco todo son pulgas! ¡Qué mala pata, qué mala pata…!

CRISALIO.-

¿Qué es eso? ¿Qué te pasa, Martina?

MARTINA.-

¿Que qué me pasa?

CRISALIO.-

Sí.

MARTINA.-

¡Me pasa…  que me despiden hoy, señor!.

CRISALlO.-

¿Que te despiden?

MARTlNA.-

Sí; me echa el ama.

CRISALIO.-

No lo entiendo. ¿Cómo es posible?

MARTINA.-

¡Me amenaza  con darme cien palos si no me largo ahora mismo!.

CRISALIO.-

No, tú te quedas con nosotros. Estoy muy contento contigo y te vas a quedar. A mi mujer se le sube a veces la sangre a la cabeza, y yo no quiero…

Roberto Millán es Crisalio

(Entran FILAMINTA y TRISSOTIN)

FILAMINTA.-

(Viendo a Martina). ¡Otra vez tú, bribona! ¡Largo de aquí inmediatamente, pueblerina! Márchate de esta casa y no vuelvas a ponerte delante de mi vista!

CRISALIO.-

Poco a poco…

FILAMINTA.-

¡No; se acabó!.

CRISALIO.-

¿Eh?

FILAMINTA.-

¡Quiero que se marche!.

CRISALIO.-

¿Se puede saber lo que ha hecho?

FILAMINTA.-

¿La defiendes?

CRISALIO.-

No, no. Yo sólo…

FILAMINTA.-

¿Tomas partido contra mí?

CRISALIO.-

¡No, Dios mío! No hago más que preguntar su culpa.

FILAMlNTA.-

¿Me crees capaz de echarla sin un motivo justificado?

CRISALIO.-

Naturalmente que no, pero es que a veces…

FILAMlNTA.-

¡Nada; se irá de aquí!. ¡Lo repito por última vez!

CRISALIO.-

Vale, vale… No seré yo quien te lleve la contraria…

FlLAMINTA.-

No quiero obstáculo alguno a mis deseos.

CRISALIO.-

De acuerdo.

FILAMlNTA.-

Y tú, si fueras un marido como es debido, deberías estar de mi parte y enfadarte también.

Minerva Viguera es Filaminta

CRlSALlO.-

(Volviéndose hacia Martina. Con una voz que intenta ser más firme.) ¡Y eso hago! Sí; mi mujer te echa con razón, pícara, y tu crimen no merece perdón.

MARTINA.-

¿Y qué he hecho, si puede saberse?

CRISALIO.-

(Reflexionando.) Eso digo yo… ¿Qué ha hecho?.

FILAMINTA.-

¡Es el colmo!

CRISALIO.-

¿Ha roto, para provocar tu ira, algún espejo o alguna porcelana?

Crhistian Andrade es Trissotin

FILAMINTA.-

¿Iba a ponerla de patitas en la calle por tan poca cosa? ¿Me enfado por ese tipo de estupideces?

CRISALIO.-

(A Martina.) ¿Pero cómo es posible, bribona? (A Filaminta.) ¿Así que es tan grave este asunto?

FILAMINTA.-

Sin duda. ¿Te parezco una insensata?

CRlSALlO.-

¿Es que ha dejado, por descuido, que roben una jarra o una bandeja de plata ?

FILAMlNTA.-

¡Eso no sería nada…!

CRISALIO.-

(A Martina.) ¡Oh!, ¡Demonios! (A Filaminta.) ¿La has sorprendido en plena infidelidad?

FILAMINTA.-

¡Algo peor!

CRISALIO.-

¿Peor que eso?

FILAMINTA.-

¡Peor!

CRISALIO.-

(A Martina.) ¡Es increíble! ¡En mi propia casa! ¿Cómo es posible que…?

Roberto Millán (Crisalio), Minerva Viguera (Filaminta) y Crhistian Andrade (Trissotin)

FILAMINTA.-

(Con gran solemnidad.) ¡¡¡Después de treinta lecciones de Gramática ha ofendido mis oídos empleando una palabra inadecuada y salvaje…!!!. Una palabra que el ilustre gramático Jerónimo Onofre condena en términos tajantes y prohíbe su uso entre personas cultivadas.

CRISALIO.-

(Tímidamente). ¿Y… esa es la razón…?

FILAMlNTA.-

(Indignada). ¿Te parece poco delito estar siempre agraviandola Gramática, que es la piedra angular de todas las ciencias, que rige hasta a los monarcas con sus leyes y reglas?

CRISALIO-

¡La creí culpable del mayor de los crímenes!

FILAMlNTA.-

(Fuera de sí) ¿Y no encuentras imperdonable ese crimen?

CRlSALIO.-

(Después de valorar las consecuencias de una contestación errónea). Sí, claro…

FILAMINTA.-

¡Sólo faltaría que la disculparas!

CRISALIO.-

(Tajante). No, no, en absoluto.

FILAMINTA.-

Es verdaderamente lamentable. De un modo sistemático deshace toda construcción y eso que le hemos enseñado cien veces las leyes del lenguaje. ¡Como si nada!

MARTINA.-

Todo lo que predican ustedes me parece muy bien. Pero yo no puedo hablar en esa jerga. ¡Qué le vamos a hacer!.

FILAMINTA.-

¡Descarada! ¡Llamar jerga al lenguaje basado en la razón y en el uso correcto de las palabras!

MARTINA.-

Cuando a una se le entiende lo que dice ya está bien dicho, entonces. Y lo demás, sobra.

TRISSOTIN.-

¡Rebelde! ¡Es intolerable que esta mujer haga oidos sordos a nuestras lecciones y se empeñe en hablar mal!

MARTINA.-

¡Caballero, no me empeño en nada! ¡Yo no tengo estudios y rajo como Dios me da a entender!

Rita Lorenzo (Martina), Roberto Millán (Crisalio), Crhistian Andrade (Trissotin) y Minerva Viguera (Filaminta)

FILAMlNTA.-

¡Ah! ¿Puede aguantarse esto?    ¡Eso de «rajo» hiere hasta el más insensible de los oídos!. ¿Quieres estar toda tu vida ofendiendo a la gramática?

MARTINA.-

Yo no quiero ofender a nadie. ¡Dios me libre!

FILAMINTA.-

¡Qué alma tan pueblerina! ¡La gramática nos enseña las leyes del verbo y del nominativo, y, del mismo modo, las del adjetivo con el sustantivo!.

MARTINA.-

Yo sólo conozco los garbanzos y las judías. Yo creía que la sopa de cebolla que hacía era del agrado de los señores. A mi señor Crisalio al menos parecía gustarle, por lo mucho que me felicitaba los viernes cuando solía hacerla. (Crisalio asiente.) En cuanto al adjetivo y al sustantivo… , no conozco a estos caballeros…

FILAMlNTA.-

(A Vadius.) ¡Ah Dios mío! Acabemos con esta inútil conversación. (A Crisalio.) ¿Y ahora qué me dices? ¿Había o no motivos para echarla?

CRISALIO.-

Sí que los había, sí…  (Aparte.) Debo acceder a su capricho. (A Martina) Anda, no la irrites; retírate, Martina.

FILAMINTA.-

¡Cómo! ¿Temes ofender a esa pícara? ¡Le hablas en un tono amabilísimo!.

CRISALIO.-

(Con voz firme.) ¿Yo? Nada de eso. Vamos, márchate. Vete, infeliz.

(Martina sale de escena y se dirige al público.)

MARTINA.-

Y de esta manera me ví en la calle… De nada valieron mis muchos años de servicio en esa casa, que era yo apenas una niña cuando entré en ella… (Llorando amargamente.) Y todo empezó el día en que a mi señora Filaminta y a su hija Armanda se les reblandeció el cerebro y empezaron a leer esos librotes tan gordos y a mirar a las estrellas por ese aparato en forma de canuto… Que desde entonces parecían más atentas a las cosas que sucedían en las alturas que a las que pasaban por aquí cerca. ¡Qué le vamos a hacer! Y la culpa la tuvo ese señor delgaducho al que le llaman Vadius y sobre todo el famoso Trissotin que veremos a continuación…

ESCENA 7

(Entran FILAMINTA, JIRONDA, BOLINGA y TRISSOTIN)

 

Inma Chpo (Bolinga), Minerva Viguera (Filaminta), Silvia Solán (Jironda) y Crhistian Andrade (Trissitin)

FILAMINTA.-

Pongámonos por aquí para escuchar relajadamente estos versos…

JIRONDA.-

Ardo en deseos de oírlos…

BOLINGA.-

Nos morimos de ganas…

FILAMINTA.-

(A Trissotin.) Todo lo que emana de vuestra creatividad siempre me parece un encanto…

JIRONDA.-

Y para mí, un regalo que no tiene comparación posible…

BOLINGA.-

Es un alimento exquisito para mis oídos…

Inma Chopo es Bolinga

FILAMINTA.-

No prolonguéis el suplicio. ¡Comenzad pronto!

JIRONDA.-

¡Sí, daos prisa!

BOLINGA.-

¡Precipitad nuestro goce!

FILAMINTA.-

¡Ofreced vuestro epigrama a nuestra voraz impaciencia!

FRISSOTIN.-

         (A Filaminta, después de hacerse el interesante un buen rato.) Se trata de un recién nacido, señora. Y voy a dar a luz en vuestra  hospitalaria corte…

FILAMINTA.-

Para hacérmelo dilecto, basta saber que sois su padre…

TRISSOTIN.-

Vuestra aprobación podrá servirle, a su vez, de madre…

BOLINGA.-

Ocupémonos de ese recién nacido, os lo ruego.

FILAMINTA.-

Es cierto. Servidnos cuanto antes vuestro amable alimento.

TRISSOTIN.-

Me parece poco un plato de ocho versos para saciar ese voraz apetito espiritual que adivino en vuestras almas. Añadiré un epigrama, o tal vez un madrigal, o mejor, un soneto. Creo que lo encontraréis de buen gusto.

JIRONDA.-

¡Ah, no lo dudo!

Silvia Soláns es Jironda

FILAMINTA.-

Escuchémoslo ya.

BOLINGA.-

(Interrumpiendo a Trissotin cada vez que se dispone a leer.) Ya siento como se estremece mi corazón… La poesía me gusta con locura, sobre todo cuando los versos son de tono galante…

FILAMINTA.-

Si seguimos hablando, no podrá decir nada. ¡Chissst!

JIRONDA.-

¡Silencio, dejadle ya leer sus versos!

TRISSOTIN.-

(Leyendo.) «Soneto a la princesa Urania sobre su agitación…»

Dormida está vuestra prudencia

al tratar con magnificencia

y al alojar de forma tan regia

a vuestra más fiera enemiga.

BOLINGA.-

(Aplaudiendo entusiasmada) ¡Qué bonito…!

JIRONDA.-

¡Qué giro más elegante!

FILAMINTA.-

Este hombre posee una gran facilidad para el verso…

JIRONDA.-

Hay que descubrirse ante esa  «dormida prudencia «…

BOLINGA.-

Alojar a su enemiga… Es una imagen llena de sugerencias y paradojas…

FILAMINTA.-

¡Me encantaron ese «con magnificencia» y ese «de forma tan regia»! ¡Qué bien suenan estos dos calificativos!

BOLINGA.-

Sigamos escuchando…

Dormida está vuestra prudencia

al tratar con magnificencia

y al alojar de forma tan regia

a vuestra más fiera enemiga.

JIRONDA.-

«Dormida está vuestra prudencia»…

BOLINGA.-

«¡Alojar a su enemiga»!

FILAMINTA.-

«Con magnificencia…»

TRISSOTIN.-

(Sigue leyendo.)

Haced que salga, aunque murmuren,

de vuestra rica habitación,

donde esa ingrata con descaro

a vuestra vida hace mención.

BOLINGA.-

¡Despacio!… Dejadme respirar, por favor…

JIRONDA.-

Concedednos tiempo para admirar lo que acabamos de oír…

FILAMINTA.-

Ante esos versos, siente una derramarse hasta el fondo del alma un no sé qué que nos deja pasmadas.

JIRONDA.-

Haced que salga, aunque murmuren,

de vuestra rica habitación…

¡Qué bien está expresado lo de esa «rica habitación»! ¡Con qué talento está insertada ahí la metáfora!

FILAMINTA.-

«Haced que salga, aunque murmuren»… ¡Ah! ¡Este «aunque murmuren» muestra un gusto sencillamente admirable! A mi juicio es un pasaje poético que no tiene precio, amigo mío. Y no exagero.

JIRONDA.-

También mi corazón se ha enamorado de este «aunque murmuren».

Crhistian Andrade es Trissotin

BOLINGA.-

Opino igual que tú; ese «aunque murmuren» es todo un hallazgo…

JIRONDA.-

¡Cuánto me hubiera gustado escribirlo a mí…!

BOLINGA.-

Vale por toda una obra…

FILAMINTA.-

(A Trissotin.) Quisiera haceros una pregunta… Perdonad mi osadía, pero es que esta me parece una oportunidad única para conocer por dentro los mecanismos de la creación…

TRISSOTIN.-

Adelante…

FILAMINTA.-

Cuando escribíais ese encantador «aunque murmuren» erais consciente de toda su carga expresiva…

JIRONDA.-

También tengo el «ingrata» en la cabeza; esa ingrata agitada, injusta, indigna, que maltrata a quienes la alojan en su casa… ¡Es sencillamente impresionante!

FILAMlNTA.-

En fin: los cuartetos son admirables ambos. Lleguemos pronto a los tercetos, os lo ruego.

JIRONDA.-

¡Recitad otra vez ese «aunque murmuren», por favor.

TRISSOTIN.-

«Haced que salga, aunque murmuren….

FILAMINTA, JIRONDA y BOLINGA.-

¡»Aunque murmuren»!

TRISSOTIN.-

… de vuestra rica habitación….

FILAMINTA, JIRONDA y BOLINGA.-

¡»Rica habitación»!

TRISSOTIN.-

.         ..donde esa ingrata con descaro,

a vuestra vida hace mención.

FILAMINTA.-

¡»A vuestra vida»!

JIRONDA y BOLINGA.-

¡Extraordinario!

TRISSOTIN.-

¡Cómo! Sin respetar vuestro linaje,

osar haceros parecido ultraje….

FILAMINTA, JIRONDA y BOLINGA.-

¡Bravísimo!

TRISSOTIN.-

…¡ y noche y día, con intención pagaros !

Si al baño la lleváis, siempre gentil,

sin dudarlo ya más, para vengaros

ahogadla allí, cual alimaña vil.

FILAMINTA.-

¡No puedo más…!

BOLINGA.-

¡Me tiemblan las piernas…!

JIRONDA.-

¡Me muero de placer…!

FILAMINTA.-

¡Tengo hasta escalofríos por todo el cuerpo!

Inma Chopo, Minerva Viguera, Silvia Soláns y Crhistian Andrade

JIRONDA.-

«Si al baño la lleváis…»

BOLINGA.-

«Sin dudarlo ya más…»

FILAMINTA.-

«Ahogadla allí, cual alimaña vil…»

JIRONDA.-

En cada verso hay mil rasgos seductores…

BOLINGA.-

Se extasía una al escucharlos…

 

Silvia Soláns, Inma Chopo y Minerva Viguera

 

TRISSOTIN.-

¿Os parece, entonces, el soneto…?

FILAMINTA.-

¡Es imposible escribir mejor! Y decidme, señor mío… ¿Cuál es la base filosófica desde la que se sustenta vuestro pensamiento estético…?

TRISSOTIN.-

(Después de dudarlo unos instantes.) Pues… ¡Yo me adhiero en la lista a la peripatética…!

FILAMINTA.-

Para las abstracciones me gusta el platonismo.

JIRONDA.-

Me complace Epicuro por la solidez de sus dogmas.

BOLINGA.-

Yo me arreglo muy bien con los corpúsculos; mas el vacío a soportar me parece difícil, y prefiero, realmente la materia sutil.

TRISSOTIN.-

Descartes acierta, a mi entender, en lo del imán.

JIRONDA.-

Me agradan sus torbellinos.

FILAMINTA.-

Y a mí sus mundos flotantes.

JIRONDA.-

Tengo una gran impaciencia por realizar algún tipo de descubrimiento.

TRISSOTIN.-

En París se espera mucho de vuestras investigaciones.La Naturalezaposee pocos misterios ya para ustedes.

FILAMINTA.-

Por mi parte, he hecho ya uno: he visto claramente unos hombres caminando por la luna.

BOLINGA.-

Yo no he visto aún hombres; pero he divisado campanarios como os estoy viendo ahora…

TRISSOTIN.-

Lo creo sinceramente. Pero, señoras,  aún os reservo una sorpresa que espero sea grata. En esta ocasión no he venido sólo. Me gustaría que conociérais a un hombre único. Si me lo permitís, voy a buscarlo inmediatamente.

TODAS.-

¡Sí, por favor, hacedle entrar enseguida! (Sale Trissotin.)

BOLINGA.-

¡El corazón me hace intuir que no olvidaremos nunca esta velada!

Inma Chopo (Bolinga) y Minerva Viguera (Filaminta)

 

 

EPILOGO

 

(Extraido de

 El Impromptus de Versalles,

de Molière.)

(Climena y Elisa irrumpen entre el público. Mientras hablan el escenario se va oscureciendo. Los personajes de la comedia desaparecen en la penumbra y de ella sale un hombre delgado, vestido con unos pantalones de cuero negro y una camisa blanca, fumando un cigarro. Lee El Pais.)

CLIMENA.-

¡Qué vergüenza! ¡Qué sátira más cruel e injusta! ¡Qué retrato más distorsionado de la sabiduría y la belleza y de las personas que sabemos valorar el talento artístico!

Ana Isabel Escartín es Climena

ELISA.-

Eso es… ¡Qué vergüenza! Y yo que lo encontraba gracioso. Ahora veo que se refiere a nosotras…

HOMBRE.-

(Habla al comienzo sin levantar los ojos de el periódico El Pais. Perece como si los estuviera leyendo.) «Estáis locas al querer apropiaros esa clase de cosas… El otro día decía Molière que nada le contrariaba tanto como que le acusaran de copiar a alguien en su retrato; que su intención era describir las costumbres sin querer rozar las personas, y que todos los personajes que representa son personajes ficticios, fantasmas propiamente dichos, que él viste a su antojo para divertir a los espectadores…»

(Climena y Elisa están desconcertadas y no saben qué decirse… Después de un rato, Elisa se atreve a decir:)

ELISA.-

A fe mía caballero, que queréis disculpar a Molière…

CLIMENA.-

¿Y no os parece, caballero, que Molière está agotado y que no encontrará tema para…?

(El Hombre levanta los ojos de los papeles. Y lentamente se dirige hacia donde están las dos mujeres.)

HOMBRE.-

¿Que no encontrará tema… Mi querida, señora, siempre le proporcionaremos el suficiente. ¿Cree usted que ha agotado en sus comedias toda la ridiculez de los humanos? ¿No tiene suficiente materia para escribir de aquellos que fingen ser nuestros amigos y en cuanto nos damos la espalda nos despedazan sin piedad? ¿No tiene a esos que se enriquecen a costa de la buena fé de los demás? Son sólo dos ejemplos que ilustran bien a las claras que la maldad, la envidia y la estupidez de los seres humanos van atravesando las generaciones y abriéndose paso a codazos a través de los tiempos… (Dirigiéndose al público de una forma cómplice). Me he dado una vuelta por ahí… He visto la televisión… He leído los periódicos… Ahora entiendo porqué me han convocado los chicos y chicas de Segundo…

Silvia, Inma, Guillerme, Alina y Minerva

FIN

En el país de los Cucutes

febrero 1, 2011

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“¿Quién presenta este libro?”,

o “¡qué mala suerte tienen algunos caracoles…!”

(Extraña situación teatral en un acto)

Personajes (por orden de aparición):

Personaje 1.        Señor sensato. (Francisco Ortega

Personaje 2.        Señora con mala leche. (Eva González)

Personaje 3.        Señor peripatético. (Alfonso Desentre)

El Editor.

Representante de la DPZ.

Personaje 4.        Gaitero de Boto.

Tua Blesa, Profesor Universitario.

Personaje 5.        El Mago inesperado. (Javi “El Mago”)

Ramón Campo. Periodista.

Javier Arruga. El Autor.

 

La acción se desarrolla en el Salón de Actos de la Institución Fernando el Católico, de Zaragoza.

(En la sala hay una suave penumbra. Mientras el público va ocupando sus asientos, en la pantalla se proyectan unas imágenes relacionadas con los Monegros (si es posible, imágenes de la película homónima de Antonio Artero). En la habitual mesa presidencial se pueden ver los habituales micrófonos y los habituales botellines de agua mineral que presagian una presentación habitual de un libro habitual… Se diría que todo es como tiene que ser en estos casos: habitual.

Pasan unos minutos y nadie sube a la mesa. Las imágenes continúan. De pronto, suena estrepitosamente el habitual teléfono móvil de un señor que está sentado en la fila tres. El espectador (Personaje 1) corre ostensiblemente y sale de la sala con gestos de preocupación. Algunas risitas crueles del público. A los pocos instantes, vuelve a entrar y balbucea algo parecido a esto:)

P1.- Señoras, señores… Debo comunicarles que Javier Arruga, el autor del libro que hoy íbamos a presentar, ha tenido un pequeño accidente. Me acaba de llamar y me ha dicho que viniendo hacia el acto en bicicleta ha tenido que frenar para no atropellar a unos caracoles que iban en fila india y se ha caído… Que nadie se preocupe, él está perfectamente, aunque un poco magullado, según parece. Me ha dado a entender que va a intentar venir como sea, pero justo en ese momento se le ha debido acabar la batería, o algo por el estilo, y no he podido volver a contactar con él… ¿Qué hacemos?

(Después de unos instantes de desconcierto, una chica alta y rubia (Personaje 2), responde algo así:)

P 2.- Suspender el acto, naturalmente.

(Voces, murmullos diversos. Otro espectador (Personaje 3) dice:)

P 3.- ¿Cómo que “naturalmente”…? Vamos a empezar el acto sin el autor. No pasa nada. Si no me equivoco, en la sala están las personas que iban a intervenir en él, ¿no? Es el mejor homenaje que podríamos hacerle: hagamos una presentación transgrediendo las normas de las presentaciones de libros, que siempre son un coñazo. ¿No presume Arruga de “anti sistema”. Pues ahí tienes “antisistema”.

P 2.- Oiga, señor, cada uno dice lo que piensa.

P 1.- (Conciliador.) Yo creo, señorita, que este joven tiene razón. Sería una pena que, llegados a este punto, nos tuviéramos que ir a casa con el rabo entre las piernas…

P 2.- No sé muy bien lo que está usted insinuando, pero yo insisto en lo que he dicho.

P 1.- Bueno, hay una manera de salir de dudas. Voy a intentar contactar nuevamente con Javier, y si lo consigo, que él decida lo que tenemos que hacer. (Lo hace: marca un número y parece que ha contactado con el autor). Sí, ¿Javier…? Oye que, claro, estamos aquí preocupados todos… ¿Qué cuántos hay…? (Cuenta los asistentes.) Pues, unos trescientos y pico… (Exagera ostensiblemente y guiña con picardía un ojo a los asistentes…) (Dirigiéndose al público y tapando el teléfono.) Es que si le digo la verdad a lo mejor se queda consolando a los caracoles supervivientes… Sí, oye que te llamo para saber si vas a poder venir, y, sobre todo para saber qué quieres que hagamos mientras tanto… (Escucha atentamente.) Ah, que el representante de la Editorial vaya presentando el acto… Bien. En cuanto a nosotros, improvisar, vale, vale… Sí, si… Bien, bien, no te preocupes, así lo haremos. Vale, pues ven cuanto antes. (Dirigiéndose al público.) Que dice que improvisemos y vayamos empezando…

P 3.- Si ya lo decía yo. A este hombre le va la marcha. Entonces, empecemos. (Reflexiona un instante.) ¿Y… cómo empezamos?

P 1.- Hombre, Javier ha sido claro. Que tome la decisión el representante de la Editorial. ¿Hay algún representante de la Editorial Mira?

Editor.- (Levantando la mano.) Sí, aquí estoy.

P 1. Pues tome usted la iniciativa e improvise…

(El Editor toma la iniciativa, improvisa, dice lo que quiere decir y termina diciendo:)

Editor.- …y además, ahora me parece oportuno cederle la palabra al representante de la institución que ha apoyado este acto.

(Aplausos.)

DPZ.- (Se incorpora en su asiento y alguien le acerca un micrófono.) Muchas gracias. Mi nombre es…. Y soy Vicepresidente de la Diputación Provincial de Zaragoza. Si no hubiera ocurrido este desagradable accidente, yo hubiera dicho que…

(Discurso del Vicepresidente de la DPZ. Aplausos, etc).

P 3.- Estaba yo pensando, mientras escuchaba las palabras del Vicepresidente, que en toda presentación de un libro alguien debe informar sobre la biografía del autor. Y, precisamente… (Se escucha el sonido inconfundible de una gaita de boto que poco a poco se va acercando. En la sala, por una de las puertas del fondo, entra un joven (Personaje 4) tocando ese instrumento. Cuando ve a los espectadores se queda mudo… O, mejor dicho, deja de soplar y recobra el habla:)

P 4.- Buenas tardes. Disculpen. Es que he conseguido un espacio para ensayar y creía que era éste… No se preocupen, ya me voy…

P 3- No, caballero, por favor. Estamos presentando el libro de Javier Arruga “En el país de los Cucufates” o de los “Cucutes”, y, según parece, el autor ha debido atropellar a unos caracoles… (Carraspea.) Bueno, es largo de explicar. Yo creo que en una buena presentación de un libro, está bien que haya números artísticos para aligerar un poco. Yo creo que sería una excelente idea que usted interpretase alguna composición musical. (Dirigiéndose al público.) ¿No les parece una buena idea? (Risas, desconcierto y una mayoría que clama: siiii!) Pues ya ve…, ¡a tocar!.

(P 4. toca, ya lo creo que toca. Cuando termina, el Personaje 3, con renovados bríos, propone hacer una semblanza biográfica de Javier Arruga).

P 3.- (Dirigiéndose al público.) Siéntese con nosotros, caballero. Pues lo que les quería proponer, señores espectadores, antes de que este señor apareciera enseñando la gaita… Ejem, quiero decir que entre todos, y especialmente, entre aquellos que le conocemos más, hagamos una semblanza biográfica del autor.

(Entre los actores hacen una semblanza biográfica del autor. La idea es que el autor haya escrito de sí mismo una semblanza biográfica contradictoria y llena de incertidumbres, desde una dudosa fecha de nacimiento hasta un desarrollo vital lleno de lagunas y oscuridades, y entre ellos la expongan. Algo así, por ejemplo:

P 2.- Bueno, yo quiero aclararles que a mí este señor me intriga bastante… Creo que hay algo raro en él… No sé, si me dijeran que es un agente de la CIA me lo creería… Tanto compromiso con Aragón, me escama…

P 3.- También en esto está usted equivocada. Arruga es un intelectual, con abundantes lecturas y escritos y con gran amor por su tierra. Es un hombre serio y responsable, que ha estado en muchos países y aprendido de muchas culturas…

P 2.- Muchas, muchas… Ya serán menos…

P 1.- Aquí no le voy a dar la razón yo tampoco… Culturas muchas. Sé positivamente que ha estado en Japón, que ha recorrido Sur América, que su señora esposa es italiana, y que le gustan mucho los frijoles y los burritos mexicanos…

  Terminado la cual, la señorita alta y rubia se sincera y continúa:)

P 2.- Yo les voy a confesar una cosa: no he leído el libro porque esperaba que Javier me regalara un ejemplar y aún no pierdo la esperanza. No estaría mal que alguien de los que iban a intervenir nos explicara un poco de qué va…

P 3.- Estoy de acuerdo con usted por una vez y sin que sirva de precedente. Hemos dicho que por aquí deben estar los “interivinientes”… A ver, si alguno de los que iban a intervenir quiere intervenir, y perdón por la redundancia…

(Levanta la mano Tua Blesa. Se levanta y dice lo que iba a decir, si hubiera podido decirlo. Ni más ni menos. Al término de su intervención hay muchos aplausos. Por otra de las puertas, aparece un Mago, indiferente a todo, hablando consigo mismo. Cuando se percata de dónde está, dice:)

El Mago.- Ay, la leche, ustedes perdonen. Ja, ja, ja… Es que estoy buscando a mis compañeros. Hoy celebramos la Reunión Constituyente de la Federación Europea de Magos… Venía con un mago alemán, pero desapareció por arte de magia en el baño de caballeros… ¿No lo han visto por aquí? Bueno, pues nada, voy a seguir buscando…

P 2.- ¡No se vaya, no se vaya, por favor! Personalmente me encantan los números de magia. Además, estamos haciendo tiempo para que venga una persona…

El Mago.- (Misterioso.) Alguien que ha atropellado a unos caracoles, me temo…

P 2.- ¡Sí! ¿Cómo lo sabe? ¿Además de mago es usted también vidente?

El Mago.- (Con un orgullo no disimulado..) Modestia aparte, señorita.

P 2.- Pues entonces, está claro. Si es tan amable, háganos un truquito de los suyos.

El Mago.- Muy bien… Miren.

(El Mago hace un número de magia… Si fuera posible, uno que terminara sacando el libro de Javier Arruga entre palomas y conejos. Una vez concluido su número, el Mago/Vidente entra en una especie de trance y dice:)

El Mago.- Presiento que el autor de este libro está a punto de llegar. Pero antes, sería importante que otra voz cualificada nos introdujera en la lectura del libro que yo acabo de presentarles.

P 1.- Tiene usted toda la razón. ¿Hay algún otro invitado en la sala?

(Se levanta el periodista Ramón Campo:)

Campo.- Bueno sí. Javier me pidió que interviniera…

P 1.- Adelante…

(Ramón Campo interviene. Cuando termina, recibe los merecidos aplausos del respetable. Al terminar, el Personaje 1 solicita nuevamente la atención del público:)

P 1: Puesto que, según este señor Mago, es inminente la llegada de Javier, si ustedes me dejan me gustaría leerles un fragmento del libro. Me lo leí anoche de un tirón…

P2.- Ah, a usted ya le han dado un ejemplar.

P1.-

No, señorita. Yo lo he comprado religiosamente.

(El Personaje 1 se sube al estrado y lee un fragmento del libro de Javier Arruga, por ejemplo el titulado “La piscina de las hormonas” (pag. 45.). Mientras lo hace, aparece en la sala, el autor. Arruga tiene un aspecto lamentable, literalmente hecho un cristo, con una rueda de bicicleta pinchada y lo que parece una bolsa de caracoles… De un modo discreto, pero visible para los espectadores escucha los últimos compases de la lectura. Suyas son las últimas palabras en el frustrado acto de presentación de su propio libro.)

FIN

Aragón: una temporada más, si no fuera por…

May 23, 2009

Si la eterna demanda del conjunto de la profesión teatral aragonesa ha sido desde hace tiempo que las instituciones públicas clarificasen su política cultural y más específicamente en lo referente a la actividad escénica, esta misma profesión teatral ha dado un paso de gigante clarificándose a sí misma. O, al menos, habiendo dado pasos adecuados en esa dirección. Y es que se ha creado la Asociación de Empresas Teatrales de Aragón. Ni más ni menos.

Desde una perspectiva exterior tal vez sea difícil entender cómo en una comunidad autónoma en donde el sector teatral comienza a tener unos añitos, genera puestos de trabajo, actuaciones, dinero, etc, además de unos estimables productos artísticos, no se hubiera creado antes una asociación de este tipo. Para tratar de comprenderlo hay que vivir aquí y conocer de primera mano tanto las peculiaridades de nuestra idiosincrasia como, probablemente, los rigores del cierzo y otros factores de orden telúrico. Los interesados en descifrar este tipo de enigmas pueden ir viendo algunas películas de evidente inspiración surrealista de Luis Buñuel, a punto este año de ser homenajeado por su centenario, o algunos cuadros del más tenebroso de los Goyas, y tal vez encuentren claves para adentrarse en esa dificultad congénita y suicida que tenemos los aragoneses para cogernos del brazo y pasar juntos los malos tragos.

La Asociación se ha creado con los problemas de cualquier parto dificultoso. En este caso con un cierto enfado por parte de quienes se han quedado fuera, esto es, aquellas compañías que no están estructuradas como empresas propiamente dichas y que, por tanto, sufren de otra manera las cargas y obligaciones fiscales. Estas últimas aluden a que mejor hubiera sido crear un órgano que representase mejor la globalidad del sector. Las ya asociadas, por el contrario, les contestan que eso es otra cosa y que desde luego no se está valorando la calidad de los trabajos artísticos propiamente dichos, la trayectoria y los objetivos de nadie, sino la especificidad legal, dejando abierta la puerta, o por lo menos entornada, para todo aquel que en un futuro decida integrarse asumiendo previamente los requisitos.

Polémicas y enfados aparte, el paso es importante. En primer lugar porque por vez primera y de una manera estabilizada, el teatro profesional aragonés va a encontrarse a sí mismo. O, dicho de otro modo, los profesionales van a tener un espacio conjunto de análisis y reflexión. Hasta ahora todos los intentos disfrutaron de una vida cortísima, sin duda como consecuencia del origen puntual y extremadamente reivindicativo que tuvieron. En segundo lugar, porque la Asociación va a ser en breve la voz y el interlocutor de la profesión ante unas instituciones que están bastante acostumbradas a no tener a nadie con quien hablar, a elegir ellas por su cuenta con quien hacerlo, o a hablar con algunos que, de cuando en cuando, se acercan hasta sus despachos de forma particular. En tercer lugar, porque esta clarificación va a dar pie sin duda a otras clarificaciones: convenios colectivos con actores, técnicos, etc., en un proceso de normalización, desarrollo y/o maduración de nuestro frágil tejido industrial.

A través de esta Asociación también habrá que canalizar algunos de los temas que influyen decisivamente en nuestra actividad anual. El montante global de las ayudas a la producción, por ejemplo, tanto en el capítulo de concertaciones como en el de subvenciones directas a proyectos lleva congelado desde hace bastante tiempo y nadie parece dispuesto y con fuerzas individuales para pelear porque se incremente.  La Feria de Huesca -otra patata caliente- sigue siendo de una inutilidad manifiesta para los  intereses de las compañías, en el sentido en que se expresaron en estas mismas páginas cualificadas voces de nuestro panorama (Primer Acto nº 266). Si estos temas son relevantes, no conviene olvidar otros que parecen inabordables desde una perspectiva individual pero que se adivinan en el horizonte como propios para ser debatidos y peleados desde una Asociación de este tipo: en qué consiste y cómo se llevan a cabo los intercambios con otras comunidades autónomas, cómo se contempla la proyección del teatro aragonés en el extranjero, la formación de los diferentes profesionales, la programación de los festivales de verano, los circuitos de exhibición, las coproducciones que algunos ayuntamientos, como es el caso de Zaragoza, han iniciado tímidamente, las posibilidades, ventajas e inconvenientes de crear un Centro Dramático, y muchos otros.

 

La temporada.

La creación de esta Asociación es, por tanto, el tema estrella de una temporada bastante continuista en casi todo aunque con alguna que otra novedad.

La principal es que la Feria de Huesca se ha desdoblado en dos. O mejor dicho, desde este año se piensa organizar en dos sedes diferentes: Huesca y Alcañiz. La primera albergará compañías de todo el estado y alguna que otra de por aquí. Es decir, más de lo mismo. La segunda será verdaderamente lo que la primera dejó de ser en su momento: un escaparate de nuestros productos escénicos. El invento bicéfalo de José Luis Melendo, técnico incombustible del Departamento de Cultura del Gobierno de Aragón, recordó a muchos la primera y segunda división futbolística y sirvió para aumentar inicialmente el grado de suspicacia. 

Curiosamente fue la segunda la que generó una energía y un entusiasmo del que Melendo, estratega inteligente y omnímodo, y un hombre clave para entender los entresijos de nuestro panorama, se siente muy orgulloso, e incluso bastante responsable, a juzgar por el jubiloso escrito que publicó recientemente en el boletín que él mismo coordina. Allí no sólo constataba la buena salud de nuestro teatro, matizando otras declaraciones anteriores, sino que manifestaba abiertamente su deseo personal de que las jóvenes generaciones nos sigan asombrando con sus novedosas propuestas. (Algunos maliciosos sospechan que en sus líneas está implícito también el deseo de que los más veteranos se vayan jubilando cuanto antes…)

La segunda novedad es que acaban de constituirse los Premios al Teatro Aragonés. Tal cosa, también desde la óptica foránea, pudiera parecer anecdótica o insustancial. Pero no lo es. Se trata de la primera ocasión en la que el propio sector se premia amistosa y generosamente a sí mismo y a sus principales protagonistas, en un acto que se han inventado el actor Santiago Meléndez y la Discoteca Oasis, un lugar en donde hace años, además de la programación de variedades que lo hizo emblemático en Zaragoza y famoso en toda España, también se produjo y programó teatro. Si lo consideramos como un paso adelante en la creación de una conciencia colectiva llegaremos a la conclusión de que no estaría nada mal que se consolidaran definitivamente y sirvieran, además, como imagen del sector ante los medios de comunicación y la población en general bastante desatenta hacia estos asuntos. En esta ocasión, además de premiar a varios trabajos escénicos y textuales, y varios profesionales, se le ha reconocido su larga trayectoria a Carlos Vega, actor en múltiples compañías, concediéndole el Premio «Pilar Delgado».

Por último, la tercera novedad ha sido que en esta temporada algunas de las compañías más relevantes de la comunidad han realizado coproducciones entre ellas mismas o con otras de fuera de nuestros confines. Tal vez estemos en la antesala de lo que en poco tiempo sea una fórmula habitual de producción como consecuencia de una necesidad generalizada de aunar esfuerzos y recursos humanos, técnicos y económicos.

 

Los espectáculos.-

Las compañías han presentado a lo largo de la temporada sus nuevos trabajos y ha seguido manteniendo en repertorio algunos anteriores.

Es el caso del Teatro de la Ribera que mantiene El amante militar, de Carlo Goldoni, y Las burlas de las mujeres, ambos dirigidos por Pilar Laveaga. Muy pronto hará su aparición en el panorama un nuevo proyecto capitaneado también por la veterana actriz. Se trata de un espacio de creación teatral inspirado en dramaturgias contemporáneas al que le dedicaremos en breve la atención que merece.

El Nuevo Teatro de Aragón ha estrenado El Siglo, obra escrita por la actriz francesa Michelle Laurence e interpretado en Paris con gran éxito por la mítica actriz «Patachou». Para la ocasión la compañía ha contado nuevamente con la participación de María Isbert para encarnar el pesonaje protagonista. El segundo trabajo fue El Derribo, escrito y dirigido por Gerardo Malla y coproducido con Pentación S.L. Pepe Martin, Luisa Martínez Pazos, Manolo de Blas, Ana María Barbany y Paco Casares comparten el reparto. La compañía mantiene igualmente Como cómicos, a partir de textos del siglo de oro español y Pimpinone, Opera de Cámara de Telemann.

El Teatro del Temple mantiene con gran pujanza su Macbeth y Lady Macbeth, dirigido por Carlos Martín. Con este trabajo, ampliamente galardonado en los recientes Premios del Teatro Aragonés, se presentaron en el Teatro Goya de Barcelona y lo harán en breve en el Festival de Almagro, completando una buena campaña en la que se afianzan ya como una realidad incuestionable. Además importaron también un éxito extranjero: ¿Qué coño es el hombre?, de Antonio Albanesse, Gian Piero Solari, Michele Serra y Enzo Santin. Carlos Martin, además de compartir escenario con Santiago Meléndez, ha dirigido la obra y escrito la versión castellana.

El Silbo Vulnerado y Los Titiriteros de Binéfar han desarrollado aún más su proyección exterior. Los primeros conocen bien los escenarios de latinoamérica y los segundos acaban de recibir un premio por su reciente participación en el Festival Mundial de Títeres de Praga con su espectáculo La raposa. Además de editar su segundo disco A tapar la calle y de mantener en repertorio otros trabajos anteriores como Juerga S.A y El Dragón, los Titiriteros han presentado dos nuevas producciones: Cómicos de la legua, que recibió el Premio del Público en la Feria de Alcañiz, y Títeres y Comediantes, una coproducción con la compañía oscense Producciones Viridiana, realizada a partir de textos de Federico García Lorca y dirigida por Jesús Arbués. Estos últimos han seguido representando su versión de Ñaque, de Sanchis Sinisterra y trabajando en su flamante nave recién acondicionada.

La Rueda Teatro recibió el Premio al Mejor espectáculo de la Feria de Alcañiz por su versión de La mujer sola de Dario Fo, con dirección de Luis Bitria. En escena una actriz bilingüe, Violette Campo, que con su compañía radicada en Mourenx (Aquitania) Les pieds dans l»eau ha coproducido este trabajo.

Ciudad Interior, también en coproducción con Embocadura, presentó su versión de Acreedores, de Strindberg con dirección de Luis Merchán. Un trabajo en donde Mariano Anós no sólo interpreta de manera admirable uno de los personajes, sino que es también el responsable de un bello espacio escénico. Anós es igualmente el director de un espectáculo producido por la joven compañía Pingaliraina a partir de textos de Alberti, Machado, Atxaga, etc. Su título: Poemas Mix.

Nasú ha mantenido también sus espectáculos Estamos rodeados y Sigue volando. En estos momentos trabajan en Sevilla a las órdenes de Miguel Garrido en lo que será su nuevo trabajo en la línea de teatro de Clown. Justamente justo es el título más probable para esta nueva producción.

Los teatros  privados -La Estación y Arbolé- mantienen una programación estabilizada. El primero ha mantenido en cartel durante la temporada un buen número de espectáculos. Destacamos su versión de Luces de Bohemia, de Valle Inclán, con un excelente trabajo interpretativo de Ricardo Joven, y de Pareja abierta, de Darío Fo, en donde sucede lo mismo con Juan Ramón Benaque y Cristina Yáñez. Ambos espectáculos fueron dirigidos por el cada vez más prolífico e infatigable Rafael Campos.

Arbolé, por su parte, la sala más veterana de la ciudad dedicada preferentemente al público infantil, no sólo consolida su programación y su ambicioso proyecto editorial especializado en literatura para títeres y en estudios sobre este género, sino que extiende su marco de trabajo. En el pasado año participaron en muestras de Cuba, Argentina, México y Puerto Rico. En el primero de estos países recibieron el Premio Villanueva de la Crítica al mejor grupo de teatro infantil.

El Teatro de calle está atravesando un buen momento del que nos felicitábamos recientemente en estas páginas (Primer Acto, nº 276). En concreto la temporada ha sido excelente para Caleidoscopio, una compañía que ha dado pruebas más que suficientes de rigor artístico y seriedad empresarial, mantiene en repertorio sus espectáculos A Oskuras, Duendes del Baul, La Mar en Solfa y Fuegos de manos… Juegos de Villanos.

Por último, destacar la organización en Zaragoza, impulsada por el concejal Juan Bolea, de la Primera Semana del Autor. En esta ocasión ha sido dedicada al escritor oscense Javier Tomeo para el que desde esta instancia municipal se solicita el Premio Nobel de Literatura. Dos textos de Tomeo, que, como recuerda frecuentemente Joan de Sagarra, es el escritor español más representado en todo el mundo a paesar de que no escribe nada específicamente para el teatro, se presentaron en esta privilegiada ocasión en el Teatro Principal de la ciudad que, por cierto, celebra este año el bicentenario de su fundación. El primero fue una adaptación de Francisco Ortega de su Bestiario, interpretado por nueve actores de diferentes compañías aragonesas. El segundo, Los misterios de la Opera, fue dirigido por el valenciano Carles Alfaro y coproducido junto a Geografías Teatro.

Aragón 99-2000: de rumores y producciones…

May 23, 2009

Todos los años por estas fechas, cuando trato de resumir en unas cuantas líneas lo que ha sido la actividad teatral de esta región, me invade el mismo tipo de sensaciones: no ha pasado casi nada nuevo, si exceptuamos algunos estrenos de interés y el hecho mismo de que se haya mantenido, contra viento y marea, la actividad del sector, pero parece como si estuviera a punto de pasar algo significativo, algo verdaderamente importante.

Rumores, sólo rumores… Se anuncia veladamente que el Teatro Fleta, con un aforo inmenso y unas posibilidades escénicas extraordinarias, recientemente adquirido por la Diputación General de Aragón (DGA), y en el que se va a invertir un gran presupuesto para remozarlo totalmente, está destinado a convertirse en un gran centro de producción artística para el final de la actual legislatura. El Consejero de Cultura y Turismo, Javier Callizo, así lo ha anunciado en varios medios sin entrar todavía en demasiados detalles. Se dice también que ese mismo Gobierno, pero desde otro Departamento, estudia por primera vez la posibilidad de crear un Centro Superior de Arte Dramático. Si así fuera, se daría una buena respuesta a los anhelos expresados tantas veces por los alumnos y profesores de la actual Escuela Municipal de Teatro, dependiente del Ayuntamiento de Zaragoza, y que en este instante está en pié de guerra precisamente por conseguir este tipo de objetivos: «Atarés, escucha, la Escuela de Teatro está en la lucha«, reza una pancarta dirigida al recientemente elegido alcalde de la ciudad, y colocada en la fachada del Cuartel de Palafox, lugar en donde se ubican sus magníficas instalaciones.

Rumores, sólo rumores…  Porque, de momento, la continuidad sigue siendo la tónica. Las subvenciones han vuelto a convocarse un año más -sin incrementarse sustancialmente la cantidad económica asignada para ello-, los festivales de verano ya han anunciado su programación, y la actividad de los circuitos y de las compañías se mantienen en los parámetros previsibles. Estas últimas, por cierto, divididas en dos: las que pertenecen a la Asociación de Empresas, cuya creación supuso un paso importante, como decíamos hace un año, para clarificar el sector profesional, y las que no. El desencuentro ha empezado a tener episodios bastante desagradables y lamentables, teniendo en cuenta además que entre los segundos hay gentes de las que no se pone en duda ni su honorabilidad ni su valía profesional, sino más bien todo lo contrario.

 

Los principales estrenos de la temporada.

Las dos salas estables privadas de Zaragoza mantienen su actividad. Arbolé no ha cesado de presentar espectáculos de títeres y marionetas, el ámbito en el que son pioneros en nuestra región y de los que hemos hablado en alguna ocasión.

El Teatro de la Estación ha abierto una segunda sala –Via 2– en donde presentó primero El Beso de la mujer araña y El informe para una academia, de Kafka, después. En la programación de su «sala grande» se incluyeron a lo largo de la temporada Ay, Carmela, de Sanchis Sinisterra, Trampas y enredos de amor, versión y dirección de Rafael Campos de La doble inconstancia, de Marivaux, Aquí no paga nadie, de Darío Fo, y La profecía, de Fernando Lalana, dirigido al público infantil, con dirección en ambos casos del actor Miguel Pardo. Su compañía titular se presentó también en el mes de Marzo en el Teatro Principal de Zaragoza con una pulcra y bien interpretada versión de Los justos, de Albert Camus. La sala ha albergado un gran número de actividades y muestras de iniciación al teatro para escolares y, a lo largo del mes de Junio, el Curso de Introducción a la Dirección de Escena, organizado en colaboración con la Asociación de Directores de Escena (ADE).

Por su parte, en la Feria de Alcañiz se presentaron los principales estrenos de la temporada.

El Teatro del Temple preestrenó allí su Buñuel, Lorca y Dalí, con texto de Alfonso Plou y dirección de Carlos Martin. Recibieron el Premio al mejor montaje, a pesar de que las dimensiones del escenario del Teatro Municipal complicaron técnicamente la propuesta. Tras la presentación en Zaragoza (Teatro Principal) la compañía ha comenzado a mostrar el espectáculo por España, y, en concreto, en Barcelona (Teatro Goya) y Madrid (Teatro Bellas Artes), lugares en donde han cosechado críticas estimables. Y es que, no cabe duda, es un buen trabajo, asesorado por Agustín Sánchez Vidal, profesor universitario, escritor, y un auténtico especialista en la materia. Un espectáculo sensorial,  pleno de bellas imágenes, con una nómina de actores y actrices excelente, entre los que destacan Balbino Lacosta, Ricardo Joven, Santiago Meléndez, Gabriel Latorre y Pilar Gascón. Se trata de la única aportación escénica, producida en Aragón, dentro del año del centenario del nacimiento del universal cineasta de Calanda.

Nasú ha dado un paso adelante en su propósito de afianzarse en la región y en asomarse al resto del estado. Inmersos en su línea de profundización en el Clown teatral, un camino que sólo ellos cultivan por aquí, obtuvieron un resonante éxito con su montaje Al abordaje, dirigidos por Miguel Garrido quien, por cierto, regresa a Zaragoza para impartir sus clases en la cabreada Escuela de Teatro. Es un buen trabajo, limpio, ingenuo y profundamente divertido.

El Teatro de la Ribera mantuvo en repertorio varios espectáculos. Pero tal vez, entre su intensa actividad, lo más destable haya sido el afianzamiento de su vertiente contemporánea que comenzó con Pasiones, a partir de diversos textos de autores actuales, entre los que se encuentran los de su propia directora Pilar Laveaga, y que ha continuado con La mirada, de Yolanda Pallín, presentado durante bastantes semanas en el Museo Pablo Serrano.

El Nuevo Teatro de Aragón, por último, presentó en coproducción con La Rueda Teatro, La Cantata del Café. Se trata de una pequeña obra teatral construida a partir de la partitura homónima de Juan Sebastian Bach, adaptada por Jorge Idelshon, y unos textos de Paco Ortega, en donde se cuenta la complicada relación entre Johann Christian, el último de los hijos del gran compositor alemán, nacido el mismo año del estreno de la Cantata, y éste. La compañía ha mantenido en repertorio hasta hace unos meses El Siglo, de Michel Laurence, en versión de Benito de Ramón, interpretado por María y Tony Isbert, que estrenaran en la temporada anterior, realizando giras por Asturias, Castilla, Andalucía, etc.

En Huesca los actores de Viridiana Producciones mantuvieron en repertorio su versión de Ñaque, de Sanchis Sinisterra, y presentaron con gran éxito El club de la farándula, con texto y dirección de Jesús Arbués del que pronto se anuncia también el estreno de su Cómicos y maleantes, un espectáculo a partir de canciones y textos del siglo de oro español.

 

Romper la rutina.

A lo largo de la temporada ocurrieron, sin embargo, algunos eventos que contribuyeron a animar el patio, dentro, por supuesto, de un orden. Veamos algunos.

El Teatro Principal de Zaragoza celebró oficialmente en Diciembre su bicentenario con asistencia de muchos e ilustres invitados, en su mayoría actores, actrices y músicos de toda España que se subieron en algún momento de sus vidas profesionales a su escenario.

La CAI, (Caja de Ahorros de la Inmaculada) organizó desde Octubre hasta Mayo el Primer Ciclo de Lecturas Dramatizadas Enotraspalabras, una iniciativa de Luis Merchán, Mariano Anós y Alfonso Plou, en la que se presentaron textos de autores contemporáneos tales como los propios Plou y Anós, y Antonio Alamo, Manuel Veiga, Ernesto Caballero, Yolanda Pallín y otros, dirigidos por profesionales de la tierra.  La iniciativa ha constituido todo un éxito, especialmente por la cantidad de público que se congregó en cada sesión para escuchar y ver los trazos fundamentales de lo que podrían ser puestas en escena posteriores, en una actividad que no tenía precedentes por estos pagos y que todos deseamos tenga continuidad.

Los bichos se volvieron a juntar… Es decir, los actores de diferentes compañías aragonesas que estrenaron aquel Bestiario, de Javier Tomeo, con dirección de Francisco Ortega, en Abril de 1999 se volvieron a ver las caras en el Saló D’Or del Palau Mar i Cel, en el contexto de la 31 Edición de Sitges Teatre Internacional. La próxima cita la tienen en Julio del 2001 en Almada (Portugal) aunque es posible que el Teatro Principal de Zaragoza los acoja en el próximo otoño en programación ordinaria. En ese mismo contexto festivalero, Mariano Anós leyó su Comedia de Fausto, dentro del Ciclo «Paraula d’autor».

Por último, los que ya se han puesto de camino hacia la corte son el actor Pedro Rebollo y la actriz francesa Violette Ocampo. El primero va a presentar su exitosa versión del monólogo de Koltés De noche justo antes de los bosques, y la segunda será nuevamente La mujer sola, de Darío Fo, con dirección de Luis Bitria y producción de La Rueda Teatro. Ambos se presentarán este verano en la sala El Canto de la Cabra, de Madrid. ¿Qué tendrá que decir Violette para justificar la presencia de ese famoso arbolito en mitad de su alienante y claustrofóbica cocina? ¿Un regalo de navidad de su cariñoso explotador? No se lo pierdan.

Aragón: balance de una temporada.

May 23, 2009

Publicado en «Primer Acto», Nº 264 (Junio-Agosto 1996)

 

Para quien no haya leído crónicas anteriores el resumen de la situación podría ser éste: a pesar de los pesares, con ritmo desigual, con malos entendidos y desconfianzas entre profesionales e instituciones, con avances y retrocesos, antes de la presente legislatura se estaban empezando a construir las bases de una industria del espectáculo en Aragón. O dicho de otra manera: en Aragón existen compañías que luchan seriamente por profesionalizarse al cien por cien, hay circuitos auspiciados por el gobierno de la comunidad y las diputaciones provinciales en donde exhibir estos espectáculos, hay iniciativas puntuales ya arraigadas, como festivales, ciclos de programación, etc, existe una Escuela de Teatro, y hay unas ayudas oficiales a la producción de espectáculos. El cambio de legislatura y el revolcón electoral que sufrió el PSOE a costa de la coalición derechista entre el PP y el Partido Aragonés Regionalista (PAR), sumió en la zozobra y la inquietud a casi todos los protagonistas de la escena aragonesa ante el temor de que lo conseguido pudiera desvanecerse.

Ya en la campaña electoral los políticos de las diferentes tendencias ideológicas demostraron a las claras su desconocimiento de la situación teatral. Es normal: no suele vérseles mucho por nuestros teatros. En una página de opinión que el diario El Periódico de Aragón les facilitó para que se explayaran, hicieron gala de su ignorancia. Alguno dijo que eran necesarias más «escuelas de teatro»; otro, más sensato, abogaba por la creación de un sólo centro dramático regional, pero sin matizar nada más; otro hablaba de las excelencias de lo ya conseguido, apoyándose para ello en abundantes cifras, y multitud de datos económicos; otro auguraba malos tiempos para las subvenciones, pues decía que eran, sin más, cosa del pasado, y anunciaba la coproducción de un espectáculo más o menos grande por temporada en donde volcar literalmente toda la ayuda institucional en materia teatral. Ninguno expresó ni remotamente su intención de sentarse a la mesa con empresarios, actores, autores, etc, para asesorarse y/o intercambiar ideas antes de tomar cualquier tipo de determinación.

Ya han pasado unos meses y algunos de los temores iniciales se van confirmando de manera implacable. La periodista Carmen Puyo reflejaba en las páginas de Heraldo de Aragón su malestar ante el cariz que, en su opinión, han ido tomando algunos acontecimientos en el panorama de esta comunidad. Centraba particularmente su inquietud en la rumoreada desaparición de la Feria de Huesca, de los Festivales Internacionales de Teatro y de Títeres y Marionetas, en Zaragoza, y en la permanente inestabilidad del Ballet de Zaragoza.

No cabe la menor duda de que las opiniones de esta periodista fueron matizadamente compartidas por todos. Eran muchos los que no estaban de acuerdo con el enfoque que su director, Javier Brun, iba dando progresivamente a la Feria de Huesca, convertida cada vez más en un festival corriente y moliente que en un escaparate útil al servicio de las producciones aragonesas, que es para lo que originariamente se creó. Pero no cabe duda que un carpetazo sin más no es lo que estaban pidiendo los descontentos, sino un debate sobre su presente y sus objetivos, en relación a los intereses globales del sector teatral. Por otra parte la desaparición de estos festivales aludidos, ambos organizados desde el Ayuntamiento de Zaragoza, y que contaban ya con unas raices y una personalidad cultural propia en la ciudad, sólo puede ser considerado como un desgraciado síntoma del escaso interés que el PP demuestra ante el hecho escénico en la sexta ciudad española, comparado al menos con los ardores presupuestarios y esfuerzos organizativos que está exhibiendo ahora mismo en otras iniciativas bastante más discutibles: la contratación de Gloria Estefan durante las próximas fiestas del Pilar y, sobre todo, la del mismísimo Michael Jakson que vendrá en carne blanquísima y mortal a Zaragoza, si su salud y sus pleitos se lo permiten, de la mano del concejal Juan Bolea…

Pero, además de lo que denunciaba Carmen Puyo, habría que destacar el peligro en el que parece que se encuentran las ayudas a la producción de espectáculos y las concertaciones bianuales con determinadas compañías. En el fondo de la cuestión estaría el tema recurrente -¡todavía!-, esta vez a escala regional, sobre si el teatro, como bien cultural y social, debe ser subvencionado o no, en qué medida y de qué forma. El temor de los profesionales es que las subvenciones desaparezcan sin más, sin reflexión ni debate alguno, como ha ocurrido con otras realidades que parecían ya asentadas, y que la actividad teatral en esa región quede abandonada a la intemperie del mercado, sin culminar ese proceso de estabilidad al que aludíamos. Ha costado muchos sudores el normalizar las relaciones entre las compañías y las instituciones pero no cabe duda de que el dinero público, canalizado desde hace unos años con una progresiva racionalidad, no exenta a veces de suspicacias y descontentos, ha sido una pieza fundamental a la hora de comenzar a apuntalar un panorama que parece ahora tambalearse de nuevo. Aunque han sido convocadas ya nuevas ayudas a la producción lo cierto es que el retraso en pagar las anteriores y las declaraciones en contra de las mismas de algunos responsables políticos de la mayoría gobernante, tanto en privado como a través de los medios de comunicación, no dejan mucho espacio para el optimismo.

 

Las producciones.

En el terreno de la producción de espectáculos por parte de las compañías aragonesas el plato fuerte de la temporada ha estado centrado inevitablemente en la figura de Goya, pintor de la tierra del que se celebra el doscientos cincuenta aniversario de su nacimiento. Dos han sido los espectáculos centrados en su figura, junto con muchos otros actos artísticos y culturales. El primero, Goya, poesía circundante que presentó El Silbo Vulnerado, con dirección de Héctor Grillo. El segundo, Goya, por la compañía El Temple, con texto de Alfonso Plou y dirección de Carlos Martin, que contó con el concurso actoral de Sancho Gracia en el papel estelar.

La buena factura artística de ambos espectáculos no fué suficiente para acallar un cierto malestar entre muchos profesionales que hubieran deseado que tanto el Gobierno de Aragón como el Ayuntamiento de Zaragoza, impulsores respectivamente de uno y de otro, no hubiesen volcado de una manera tan exclusiva sus recursos económicos y sus esfuerzos de programación en un par de iniciativas, por muy estimables y sensatas que fueran, perjudicando al conjunto de la profesión o al menos creando agravios comparativos y alimentando todo tipo de suspicacias. Algunos creen que ante eventos conmemorativos como el que nos ha ocupado lo que debería hacerse es plantear concursos abiertos a los que las compañías podrían presentar sus proyectos libremente. En cualquier caso, el Ayuntamiento de Zaragoza cumplió así su amenaza electoral de volcarse en una sola producción, intentando jugar una carta de prestigio más que discutible, y, desde luego, desmesurada, si tenemos en cuenta los recursos que este año ha destinado al conjunto de la actividad teatral municipal, tanto en su vertiente pedagógica (La Escuela Municipal de Teatro ha funcionado bajo mínimos), como en la programación de sus teatros, prácticamente reducida a las obras de aquellas compañías nacionales y locales dispuestas a aceptar un tanto por ciento del taquillaje.

Junto a estos trabajos escénicos habría que destacar algunos otros de gran interés: Las burlas de las mujeres, a partir de textos de clásicos españoles, del Teatro de la Ribera, con dramaturgia y dirección de Pilar Laveaga, que abarrotó el Teatro Principal de Zaragoza para después realizar una intensa gira nacional e internacional (Festivales de El Paso y Ciudad Juarez y presentación en Nueva York); Pimpinone, Opera de Cámara de Tellemann, del Nuevo Teatro de Aragón, con dirección de Francisco Ortega, que ya se había estrenado en la XXIII edición del Festival de Sitges en lengua catalana; Amador, de Gerard Jan Rijnders, del Teatro del Alba, con dirección de Santiago Meléndez; Sonrisas para tí, de Kostia-Tabanque Imagen 3, sobre textos de Chejov, con dirección del argentino Mario Dragunsky.

Sin embargo creo que por derecho propio merece ser destacado el trabajo de tres compañías aragonesas que, sin haber contado con ningún dinero público para la producción, han dado muestra de una gran capacidad de trabajo y una muy estimable calidad en sus espectáculos. Así el Teatro Imaginario puso en escena, con un notable éxito de público, su versión de Noches de amor efímero, de Paloma Pedrero; Ciudad Interior presentó su versión de Hércules II y la Hydra, de Heiner Muller, con dirección de Luis Merchán; y por último, La Rueda Teatro, estrenó primero El Septimo Círculo, texto y dirección de Luis Bitria, y, posteriormente, Las mujeres sabias, de Molière, con versión y dirección de Francisco Ortega.

Por último es preciso reseñar tres acontecimientos destacables con epicentro en Zaragoza. En primer lugar, la apertura del Teatro de la Estación, después de varios retrasos debidos a diferentes problemas técnicos. Su compañía titular, bajo la dirección de Rafael Campos, puso en escena una versión de La venganza de Don Mendo, de Muñoz Seca, y ya anuncia versiones de textos clásicos españoles, una programación estival de cabaret y un ciclo de teatro contemporáneo. En segundo lugar, la continuidad de las programaciones de la Sala Arbolé, centrada principalmente en espectáculos para títeres y marionetas, pero que incluyen otras de gran interés teatral, musical y poético. Por último, la estancia de Luigi Ottoni, antiguo actor del Piccolo Teatro de Milán y viejo conocido por estos pagos desde que en 1983 realizara un taller de interpretación invitado por la Escuela Municipal de Teatro. En esta ocasión, nuevamente invitado por esta institución y por la Universidad, ha impartido clases de comedia dell’arte, y dirigido Los enamorados, de Carlo Goldoni, con traducción de Mariano Anós, que la Escuela presentó en el Teatro Principal junto con Víctor o los niños al poder, de Roger Vitrac, con versión y dirección del que esto escribe.

Aragón: ¿tiempo muerto o tiempo de la basura?

May 23, 2009

Publicado en «Primer Acto», Nº 274 (Mayo-Julio 1998)

Una temporada más y parece como que nada se mueve de manera especial en el viejo reino. Las subvenciones llegan con mayor o menor puntualidad a las compañías y las concertaciones con algunas de ellas se renuevan. Los circuitos mantienen vivo el hábito de acudir al teatro por ciudades y pueblos y ya se anuncia en la lejanía una nueva Feria de Teatro «en» Aragón, que se desarrollará nuevamente en Huesca, esta vez con nutrida participación foránea y, a lo que parece, escasa de por aquí, para la que sea crea una especie de «subferia» posterior en Alcañiz. Se anuncian ya los Festivales de Aragón, el espacio con que nuestro Gobierno pone el broche de oro a la temporada invitando a participar a «grandes artistas», mayoritariamente venidos también de lejos. Por tanto, más o menos como el año pasado, y como el anterior, y como el anterior…

Pero esta calma chicha es engañosa. En primer lugar porque todos deberíamos haber aprendido desde hace tiempo que cuando las instituciones no hacen crecer las cosas, éstas no se quedan quietas sino que retroceden. Sabido es que una peseta de hace dos años vale bastante menos ahora, y, por lo tanto, es un síntoma más que alarmante el que el montante global de lo destinado a actividades teatrales no haya crecido en los últimos tiempos, por lo menos en lo que a subvenciones se refiere. Y en esto los economistas son inflexibles: lo que no aumenta, disminuye.

En segundo lugar, porque la actitud de los profesionales es todavía más sorprendente, y, vista desde fuera, seguramente inexplicable. Ellos ven como les quitan y sin embargo, en un acto de estoicismo suicida, no se quejan. Ven como les relegan de las principales programaciones y no parecen muy preocupados por ello. Y tan felices andan, cada uno por su lado, que no parece que tengan mucho interés en reunirse para hablar de nada porque nada en común parecen tener. «Aragón va bien» parecen pensar, aunque en privado todos se lamenten amargamente de éstas y otras circunstancias.

Y es que sencillamente estamos en un tiempo muerto, aunque alguien también se teme que sea el tiempo de la basura, como dirían los amantes al baloncesto. Tiempo en el que se escuchan rumores atronadores sobre el futuro de las subvenciones, por ejemplo, asegurando su desaparición o su recorte. Tiempo en el que la instituciones, viéndose venir el final de sus legislaturas, comenzarán sin duda a apostar por lo faraónico olvidando lo fundamental, etc. Y, en ese tiempo muerto, los profesionales, comiendo las palomitas de rigor, esperando a ver qué pasa cuando se reanude el partido.

 

Preguntas en el aire

Y la verdad es que nos jugamos todos mucho.

La Escuela Municipal de Teatro se juega la oficialización de sus estudios, por ejemplo. Y es francamente triste que una institución que fue pionera en reunir y reunirse con otras para trazar una estrategia en esa dirección, como las de Madrid, Barcelona o Sevilla, y colaborar en aquel invento llamado SETTAL al principio de los ochenta, tres lustros después se encuentre todavía perdida en lo más recóndito de sus organigramas del Ayuntamiento de Zaragoza, prácticamente aislada de las demás, después de haberse interrumpido, parece ser que por falta de presupuesto, los intercambios que realizaba con el Conservatorio de Burdeos y las presentaciones de sus talleres de Tercer Curso. La mayoría de los profesores y de los actuales alumnos ven en el proceso de transferencias que el Ministerio de Educación va a iniciar con el Gobierno de Aragón un momento adecuado, tal vez la última posibilidad real, para hablar seriamente del asunto, para impulsar su actividad y contextualizarla en la LOGSE. En ello hay una apuesta de futuro, de crecimiento, de mejora de las enseñanzas, un salto cualitativo imprescindible para poder responder adecuadamente a las demandas que nuestro teatro genera, o debería generar al menos.

Los profesionales se juegan también su futuro. Metidos en sus refugios antinucleares parecen haber perdido el sentido de la globalidad, como ya he dicho. Enfrascados en sacar su nave a flote no parecen muy interesados en hablar de mejoras evidentes para el sector, mejoras que, como hemos dicho también, sino se materializan podrían significar retrocesos manifiestos.

¿No sería hora de dialogar sensatamente con el Gobierno de Aragón sobre temas como el estancamiento presupuestario, la manera como se realizan los intercambios con otras comunidades, los criterios de programación en los circuitos, la dudosa rentabilidad de la Feria de Huesca, la necesidad de afianzar estructuras de formación, etc? ¿Nadie va a hablar, tal vez por miedo a perder determinadas posiciones en el reino de la precariedad, de lo que supondría para nuestro teatro la creación de un sensato, posibilista y razonable Centro Dramático de Aragón, en sintonía con las compañías existentes, que asegurase trabajo a los actores y abriese frentes dentro fuera de nuestras fronteras?

 

Las producciones de la temporada.

En este contexto de estancamiento, de silencio, de soledad, las principales compañías han ido presentando sus espectáculos en una temporada marcada por la continuidad.

El Teatro del Temple, además de mantener su Oé, oé, de Maxi Rodríguez, y realizar la puesta en escena de la vuelta a los escenarios de Enrique Bunbury con su trabajo Radical Sonora, presentó en el mes de Marzo en el Teatro Principal su Macbeth y Lady Macbeth. Carlos Martin dirigió una apuesta ambiciosa, con imágenes precisas y contundentes, basada en la coralidad, y realizada con el trabajo ordenado y riguroso de seis actores, entre los que él se encontraba. Por su parte, el dramaturgo de la compañía, Alfonso Plou, vio incluida su obra El volcán y la marea en el ciclo de lecturas «Teatro del fin de siglo», que se desarrolla en el Circulo de Bellas Artes de Madrid.

El Nuevo Teatro de Aragón mantuvo en programación su Pimpinone, Opera de Camara de Telemann, distribuida por IberCaja dentro de sus «Programas Didácticos», y estrenó en Febrero, también el Principal, Como Cómicos, a partir de textos de clásicos españoles de los siglos XVI y XVII, conjuntados y aderezados por Benito de Ramón, y dirigidos por Francisco Ortega. Al final de la temporada presentó El Siglo, una producción que, por diversas circunstancias, había sufrido varios retrasos. El texto de la actriz francesa Michèle Laurence, convenientemente adaptado por Benito de Ramón, y puesto en escena por Paco Ortega, está protagonizado por María y Toni Isbert, y el reparto incluye la vuelta a los escenarios de Angela Domingo, una actriz curtida en el Teatro de Cámara de Zaragoza.

El Teatro de la Ribera presentó en Diciembre El amante militar, de Carlo Goldoni, con dirección de Pilar Laveaga. En el Teatro Principal la veterana actriz realizó un emocionado homenaje a la desaparecida Pilar Delgado, en las filas de esta compañía desde hacía bastantes años. Con un trabajo anterior, Amargo, la Ribera mantuvo su ya consolidado nivel internacional, presentándose en el Harold Washington Center de Chicago, en Octubre, y posteriormente en Marruecos y Jordania. Más adelante lo hará en Rabat, Casablanca y Fez. Y, además, igualmente de la mano de IberCaja, la compañía ha estado desarrollando un «Laboratorio Permanente de Teatro del Siglo de Oro», impartido en el Museo Camón Aznar, de Zaragoza.

El Teatro Imaginario también incluye desde esta temporada un espectáculo a partir de textos de Lorca. Se trata de una versión de El Romancero Gitano, dirigido por Alfonso Desentre, que presentaron en el mes de Febrero en el Teatro del Mercado de Zaragoza y con la que han actuado, entre otros lugares, en diversas poblaciones del sur de Francia con notable éxito.

Nasú, la joven compañía de «Clown-Teatro» presentó en Marzo, también en el Teatro del Mercado, su último trabajo, Estamos rodeados, con dirección de Alfonso Pablo. Presentaciones en diversas localidades de la Rioja, Albacete, y Valencia, además de las aragonesas, hacen vislumbrar en este equipo continuidad y proyección. Algo parecido a lo que les ocurre a Teatro-Che-y-Moche, que, con dramaturgia y dirección de Joaquín Murillo presentó con éxito en el Mercado su Federico y otros duendes, o a Compacto Teatro que presentó en El Principal sus Historias bordes, con dirección de Pepe Ortega.

Ciudad Interior mantuvo espectáculos anteriores y estrenó en Abril su polémico La Catedral de Palillos, con dirección de Luis Merchán. Con anterioridad la compañía había presentado en Madrid, en El Canto de la Cabra, su versión de De noche, justo antes de los bosques, de Koltés, interpretada por Pedro Rebollo.

Por último, constatar que las dos salas privadas radicadas en Zaragoza, mantienen su estabilidad y afianzan su público. Prueba de ello es que Arbolé, además de haber mantenido durante todo el año sus ciclos habituales de teatro de marionetas para niños y adultos, acaba de presentar una cuidada edición del Teatro para Títeres de Federico García Lorca.

El Teatro de la Estación, por su parte, ha mantenido en cartel tres espectáculos a lo largo de la temporada. En primer lugar fué Los últimos días de Robinson, de Jerome Savary y dirección de Ricardo Joven. Después vinieron dos montajes dirigidos por Rafael Campos: Pareja abierta, de Dario Fo, y Ñaque, de Pepe Sanchis. La sala se afianza claramente y sus actores siguen desarrollando paralelamente un interesante trabajo de formación entre chicos y chicas de institutos. A este paso van a demostrar, por si falta hiciera, que no hay nada como la constancia y el propio esfuerzo para sacar ciertos proyectos adelante.

EL TEATRO ARAGONES SE ASOMA AL EXTERIOR.

May 23, 2009

Publicado en «Primer Acto», Nº 269 ( Mayo-Julio 1997)

 

El Teatro de la Ribera, el Silbo Vunerado, los Titiriteros de Binéfar, ya tenían experiencia internacional, pero ha sido este último periodo de tiempo, incluyendo los próximos meses de verano, cuando el teatro aragonés ha dado un espectacular paso a la hora de ser conocido fuera de nuestras fronteras. Esta es la noticia más destacable del panorama teatral de esta comunidad. Por lo demás y con excepciones, las compañías han mantenido los espectáculos que llevaban en repertorio y muchas de ellas anuncian estrenos para el otoño. Para entonces el Gobierno de Aragón habrá hecho ya públicas las nuevas concertaciones junto con el reparto de las subvenciones asignadas al conjunto de la profesión. La suma total de ese reparto no excederá la cantidad de treinta millones de pesetas, una cifra bastante pequeña para las necesidades de un sector en expansión.

 

El teatro aragonés de visita por el mundo.

El Silbo Vulnerado se lleva la palma de actividad en estos meses. Además de sus estrenos en la temporada (La fiesta de la palabra, y Romances con el Silbo Vulnerado) la compañía ha acometido una serie de iniciativas que siguen situando la poesía y sus posibilidades de ser dicha y consumida en escena y por un público variopinto y de diferentes edades, como base y porqué de su trabajo. Luis Felipe Alegre y su equipo se mantienen infatigables en una línea de trabajo que comenzó ahora hace más de veinticinco años y que estos meses atrás se ha concretado en la organización de «Noches de juglares», una iniciativa primaveral que ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de Zaragoza, y en la organización del Primer Festival Hispano Cubano que se celebrará en la isla caribeña a partir de la segunda quincena de Agosto en colaboración con el Teatro Terry y el Centro Dramático de Cienfuegos. Allí la compañía estrenará también su espectáculo Doscientos años de poesía cubana. Además de todo esto el Silbo ha mantenido en repertorio dos espectáculos anteriores: Bululú y Goya, poesía circundante que se acaba de presentar en el Teatro Cervantes de Buenos Aires.

El Temple anda también por aquellas latitudes con su Goya, espectáculo que escribió Alfonso Plou, dirigió Carlos Martin y coprodujo con el Ayuntamiento de Zaragoza cuando se conmemoraba el doscientos cincuenta aniversario del nacimiento del pintor. José Luis Pellicena, en sustitución de Sancho Gracia, encabeza el reparto que estos meses ha visitado Venezuela, Costa Rica, Ecuador, Colombia, Perú, República Dominicana, México y Argentina, después de pisar varios teatros españoles, entre ellos el Español de Madrid. A lo largo de la temporada la compañía estrenó también «Oé, Oé, Oé» de Maxi Rodríguez y dirección de Plou, en el Teatro del Mercado de Zaragoza. 

El Teatro de la Ribera acaba de llegar de presentar en el Instituto Cervantes de París sus Burlas de las mujeres, espectáculo que ya ha recorrido la península y que precede a El amante militar, de Carlo Goldoni y dirección de Pilar Laveaga que la compañía piensa presentar al final del verano.

La Rueda Teatro se esfuerza por afianzarse en su nueva etapa. Presentó en Pau Las mujeres sabias, de Molière, versión y dirección de Paco Ortega, que  el año pasado estrenó en el Teatro Principal de Zaragoza y acaba de estrenar en Bayona su nuevo trabajo, idea y dirección de Luis Bitria, que lleva como título Las cuatro estaciones. Dentro de unos meses llevará igualmente el texto de Molière al escenario del Teatro Nacional de Bayona.

Por último, Noba Producciones va a presentar a partir del mes de Julio Sin tí, texto y dirección del catalán Pere Sagristá y que fué estrenado en Zaragoza, en el Teatro del Mercado, el pasado mes de Octubre.

 

Espectáculos en repertorio.

El Nuevo Teatro de Aragón anuncia dos estrenos para el verano y el otoño respectivamente. El primero lleva el título de Como cómicos, una dramaturgia de Benito de Ramón a partir de clásicos españoles y textos propios. El segundo es El Siglo, de Michele Laurence, actriz francesa que escribió su primera obra teatral para la mítica actriz «Patachou», y que contará otra vez con la presencia de Tony y María Isbert en los principales personajes. Mientras tanto la compañía mantiene en repertorio su versión escénica de Pimpinone, opera bufa de Telemann, en sus versiones para público infantil (en gira con Ibercaja) y adulto.

El Teatro Imaginario mantiene con éxito sus Noches de amor efímero, de Paloma Pedrero y dirección de Alfonso Desentre, espectáculo que presentará en breve en Barcelona.

Ciudad Interior, por su parte, ha presentado dos nuevos trabajos, dentro de una línea de investigación que cada día parece más rigurosa y consolidada. El primero fué una versión del texto de Koltès De noche justo antes de los bosques, dirección de Luis Merchán, con el actor Pedro Rebollo en una progresión excelente y realizando para la ocasión todo un «tour de force» interpretativo. Tal vez uno de los mejores espectáculos de la temporada aragonesa. El segundo fué Lear, uno de los textos que componen las Imprecations IV de Michel Deutsch, con Mariano Anós como traductor de la pieza y actor principal.

Las salas Arbolé y La Estación gozan de buena salud. La segunda cumple su primer año de vida durante el que se han estrenado La venganza de don Mendo, de Muñoz Seca, Memoria de bolero, de Rafael Campos, El último retrato de Goya, de John Berger y Nelia Bielski, Farsa de espectros, de Rafael Campos, Angelina o el honor de un brigadier, de Jardiel Poncela, El Lindo Don Diego, de Moreto y La dama Duende, de Calderón. Un repertorio variado, dirigido a públicos diferentes, y con el que parece afianzarse el proyecto que Rafael Campos y su equipo explicaban ilusionados en un número anterior de Primer Acto.

 

Juan y Pilar: nos abandonaron para siempre.

Juan Heli era un joven actor, integrado en las filas del Nuevo Teatro de Aragón desde su salida de la Escuela de Teatro, interpretando un personaje en La Metamorfosis, de Kafka-Benito de Ramón. Tras una larga enfermedad murió el pasado mes de mayo.

Por último debemos reseñar también la desaparición en Febrero de Pilar Delgado, tal vez la actriz más carismática y querida por los profesionales y el público de estas latitudes. En el Teatro de la Ribera trabajó con enorme entusiasmo durante los últimos años, mucho tiempo después de cerrar su compañía La Taguara en la que actuó y dirigió durante los años setenta. Dotada de una fuerza expresiva fuera de lo corriente encarnó a lo largo de su dilatada carrera decenas de personajes de muy variados registros. Fue maestra de muchas generaciones de actores y actrices que vieron en ella un ejemplo de virtudes escénicas y de sabiduría humana. Hija también de actores, era y seguirá siendo un modelo de pasión por el teatro, de tenacidad ante su propia enfermedad y de tozudez por dedicarse en cuerpo y alma a esta actividad sin ceder a la tentación de abandonar su tierra. Por todo eso, jamás podremos olvidarla.

El teatro de calle en Aragón: un momento excelente y un futuro mejorable.

May 23, 2009

Publicado en «Primer Acto», Nº  276 (Noviembre-Dociembre 1998-99)

 

Reúno a los representantes de las tres compañías de calle más arraigadas en Aragón: Roberto Barra (Caleidoscopio), Luis Bordonada (Promotora de Acción Infantil PAI) y Rebeca Pueo (K de Kalle). Como en ocasiones anteriores, con los escritores y con los creadores alternativos más representativos de nuestra comunidad, sobre un guión previo (el pasado, el presente y el futuro del sector) les dejo hablar con total libertad.

Deducción final: no cabe la menor duda de que el teatro de calle en Aragón atraviesa por un gran momento, tanto en cantidad de espectáculos y compañías, como en la calidad de algunos de sus resultados. Pero el futuro está lleno de incógnitas.

 

Francisco Ortega.-

Me gustaría que, en primer lugar cada uno resumiérais la trayectoria de vuestra compañía y explicitárais los cambios más notables, tanto en el aspecto artístico, como a nivel de estabilidad organizativa, de producción, etc. que habéis experimentado.

Roberto Barra.- Como grupo profesional Caleidoscopio nace en 1984, aunque tanto Azucena como yo habíamos pertenecido a otras compañías con anterioridad. Desde el principio nos decantamos por un tipo de teatro de calle, directo, con cierto componente absurdo y una utilización muy amplia de elementos diversos: muñecos, máscaras, etc. Nos interesaba mucho el mundo de la pantomima puesto que no en vano habíamos estado en varias escuelas en Londres y París. En la de Lecoq, por ejemplo, nos fue muy útil ese enfoque de la pantomima en la que además uno aprende a escribir las suyas, desde un punto de vista de la autoría. Cuando regresamos, empezamos a ser contratados por las diputaciones y municipios aragoneses y empezamos a estabilizarnos de alguna manera. Pero curiosamente aquí tuvimos un problema: a veces es difícil sustraerse a las exigencias de un mercado y de una demanda que tú mismo has formado y creado. Al cabo de un tiempo en Aragón fueron naciendo nuevos grupos con lo que nosotros pudimos investigar por otros derroteros, volver a retomar a veces el teatro de sala, etc. Otro paso importante fue empezar a contar con un equipo estabilizado. En la actualidad somos tres miembros fijos los que vivimos de este trabajo, y otros cuatro los que nos acompañan percibiendo salarios y cotizando en la seguridad social. En los últimos años nos hemos centrado especialmente en el público infantil, pero sin olvidar a todos los públicos. Para concluir con esta primera cuestión, creo que lo fundamental en nuestra evolución ha sido el hecho de ir dándole mayor importancia al detalle, al acabado, tratando de dignificar el propio concepto de teatro de calle. Entendemos que el término «animación», que en un momento tuvo un determinado sentido, ahora se ha devaluado un tanto. Para nosotros «la animación» goza de unas particularidades que a veces el teatro de calle puede tener y otras veces no.

Luis Bordonada.- La PAI es un grupo especial dentro del panorama teatral aragonés. Surgió como un movimiento ciudadano en el año 1979, cuando en nuestra ciudad un grupo de gentes se reunió al calor del Año Internacional del Niño. Se combinó allí una parte de creación teatral con el trabajo de los Talleres de Tiempo Libre. Desde el principio tuvimos estas dos vertientes aunque pronto nos decantamos más por el aspecto teatral. Desde 1987 funcionamos como un grupo estable de ocho personas a la que el año pasado se juntó una novena. Desde entonces funcionamos en la práctica, aunque no legalmente, en régimen cooperativo. En un primer momento funcionamos de una manera muy autosuficiente: escribíamos nuestros propios guiones, construíamos los elementos, los muñecos, etc, pero ahora empezamos a delegar en otros profesionales, encargando colaboraciones que nos permiten a nosotros centrarnos en el trabajo específicamente teatral y estético. En el campo del repertorio, además de nuestros propios espectáculos, somos un grupo abierto a otras propuestas, por ejemplo a encargos concretos para colegios, a experiencias multidisciplinares, etc. Otro ámbito en el que nos hemos movido han sido las grandes propuestas, con una cierta tendencia incluir muchos elementos. Somos muy parafernálicos. Sea como sea, todo lo que hacemos en teatro, se remite a dos conceptos de base: el juego y la participación. Y, aunque nos hemos dirigido al público infantil de una manera preferente también nos hemos ido decantando por un público más amplio, familiar, etc.

Rebeca Pueo.- Acabo de entrar en K de Kalle y, por tanto, aunque me han contado los orígenes de la compañía en 1982, no los he vivido directamente. Ese año un grupo de personas del barrio del Arrabal se juntaron para hacer talleres para chavales, animación infantil, etc, hasta que llega el año 1985 en el que deciden hacerse profesionales. Desde entonces han pasado por la compañía unas treinta  personas y cada una de ellas ha dejado, sin duda, su granito de arena. Esto ha llevado a que nuestros espectáculos hayan sido muy diferentes entre sí, desde lo que hicimos para la Expo 92, a partir de la figura de Goya, que fue una movida muy grande, dirigida preferentemente a los adultos, hasta otros trabajos infantiles, más en clave de animación. A lo largo de estos años también hemos diseñado muchas inauguraciones y cierres de acontecimientos públicos. En cualquier caso nuestro trabajo siempre ha estado basado en un espíritu de juego y participación, como decía hace un momento Luis, huyendo de lo bélico y lo competitivo, por ejemplo.

 

F.O.- Desde la explosión del teatro de calle, muy vinculada en los ayuntamientos a la llegada de la democracia, han cambiado muchas cosas. ¿En qué medida lo ha hecho el mismo público?

Roberto Barra.- El público ha cambiado mucho también. Es más educado, ha visto otros productos de teatro de calle, y sabe distinguir qué cosas tienen calidad y cuáles no. Los niños, en concreto, también han cambiado. Son mucho más exigentes que antes y es más difícil sorprender. Ahora es necesario ofrecer algo más que un señor subido encima de unos zancos. Como has dicho, tomar la calle ya se tomó hace años. Y al público de Aragón, un público al que le hemos ido acostumbrando a ver propuestas muy diferentes y de una manera bastante continuada, le ocurre lo mismo pero incluso más claramente que en otros puntos de España.

 Luis Bordonada.- En Aragón se ha creado una escuela muy potente en torno al teatro de calle que es, a su vez, y aquí hemos cometido un gran error, bastante desconocida en el resto de España. Efectivamente el público es muy educado, como ya ha dicho Roberto, y también es muy fiel. En 1988 nosotros creamos un proyecto que fue convertir el Parque Bruil en un espacio de animación infantil durante las Fiestas del Pilar. Ese proyecto ya es una gran realidad y está dotado de un buen presupuesto. La experiencia es un éxito año tras año, el público es fiel y exigente a partes iguales. Sin embargo, esta iniciativa, como te decía antes, no se conoce bien fuera de aquí.

 

F.O.- Hablemos más en concreto de la situación actual de vuestro sector. ¿Cuáles serían los principales escollos que actualmente existen?. A veces dais la sensación de que marcháis juntos, sin las tensiones y las diferencias que tienen, por ejemplo, los grupos de sala o de interior. Si esto es verdad, ¿a qué es debido? ¿Esa unión, fructífera desde el punto de vista político, por ejemplo, no ha unificado demasiado vuestros productos?

Roberto Barra.- La situación del teatro de calle en Aragón es buena en el sentido de que hay mucho donde elegir y el mercado está bastante saturado. Es mala por otro lado: porque hay demasiado y, efectivamente, demasiadas cosas parecidas. Hay grupos que han creado escuela pero sus discípulos parecen más empeñados en copiar que en aprender. Por eso empiezo un poco a recelar de los cursillos. En este sentido las instituciones deberían ser más exigentes porque en la actualidad el famoso CIF es lo que a todos nos iguala ante la ley, y eso no debería ser así en otros terrenos.

Luis Bordonada.- Nosotros también creemos que el intrusismo es malo. Pero seguimos favoreciendo y organizando cursillos de formación. En este momento estamos pensando incluso en la creación de una escuela de teatro de animación, en el sentido más amplio de la palabra. En cuanto al «copieteo» que apuntaba Roberto, a mí no me preocupa demasiado porque si un grupo tiene claro lo que hace es difícil que igualen sus resultados. Creo que en el trabajo de los grupos aragoneses en general ha faltado mezcla y dosis de investigación en relación con otros de fuera. No me complace pensar que el éxito del teatro de calle en nuestra comunidad venga dado precisamente por la ausencia de un número importante de salas que condiciona a los actores a decantarse por otras formas. A mí me encantaría, por ejemplo, que hubiera más teatro infantil de sala. Destacaría, por último, como aspecto positivo, que durante estos años ha habido mucha unión entre los grupos, lo que ha propiciado un fecundo trasvase de ideas. Aunque también, lógicamente, ha habido pequeños problemas entre nosotros.

Rebeca Pueo.- Lo que está sucediendo en Aragón me parece muy loable, tanto por el grado de unión entre nosotros para llevar a cabo proyectos comunes, como el nivel de calidad de lo que hacemos. No hace falta más que salir por ahí, a festivales y muestras en el estado español, para constatar esto que digo y para ver que también en número de compañías somos una buena cantera. Tampoco comparto el temor de Roberto sobre que los cursillos favorezcan necesariamente el intrusismo.

Roberto Barra.- Tal vez nosotros en Caleodoscopio somos un poco los disidentes… Yo, esto de la unión no lo tengo tan claro. Creo que el nivel de lo que hacemos crecerá a partir de que cada uno asuma el lugar estético, organizativo, de mercado, etc, que le corresponde diferenciándose de los demás, aunque no digo que lo que hagamos sea exactamente lo mismo, claro está.

Luis Bordonada.- En parte estoy de acuerdo con lo que decís. Me parece interesante resaltar en este sentido que el Ayuntamiento de Zaragoza ha tenido un papel importante a la hora de favorecer esta realidad. Pocas ciudades españolas organizan tantos eventos públicos y tan potentes como aquí: cabalgatas, pasacalles, fiestas diversas, etc. y con un nivel de dignidad estética tan alto.

 

F.O.- Hablemos por último del futuro. ¿Qué debería cambiar en la actitud de los profesionales y en la de las instituciones para consolidar lo que ya existe y fundamentar nuevas y más sólidas estructuras de creación y distribución?

Roberto Barra.- Para que los que ahora hacemos teatro de calle no acabemos con lumbago a los cincuenta años la fórmula es no perder la fuerza y la frescura de los inicios pero ganando en sutileza y tal vez en levedad. Eso es, al menos, lo que nosotros intentamos hacer. Para conseguir lo que dices pensamos que deben pasar tres cosas. La primera, que tanto los grupos como las instituciones se clarifiquen. Los primeros, ya lo hemos dicho, en el objetivo de diferenciarse y trazarse un camino más personal. Las instituciones, corrigiendo algunos aspectos de sus políticas de contratación. Y tampoco estaría mal que la Escuela Municipal de Teatro de Zaragoza brindase la posibilidad de formación en este campo. En segundo lugar creo que debería formarse una asociación de compañías profesionales que sirva para aunar esfuerzos y voluntades para conseguir objetivos comunes. En tercer lugar, no estaría mal volver a poner sobre la mesa la creación de un Centro Dramático para Aragón que sirviera para racionalizar todos los aspectos de la producción, distribución, etc., en nuestra tierra.

Luis Bordonada.- Estoy de acuerdo con Roberto en que la Escuela de Teatro debería involucrarse en la tarea de formación de actores especializados en animación, pero discrepo un tanto en lo segundo. Dudo de que una asociación de compañías, abierta a todo el mundo, tenga mucho futuro. Entre otras cosas porque la sombra del cooperativismo es alargada y porque nuestra relación con el teatro de sala no es tampoco demasiado buena, demasiado fluida y coincidente, cosa que lamento. En cuanto a nosotros, en la PAI, me gustaría seguir siendo en el futuro un grupo íntegro, que no hayamos tenido que poner el culo demasiadas veces.

Rebeca Pueo.- Estoy de acuerdo en que, a pesar de que donde mejor aprendes el oficio es con la experiencia diaria en tu propio grupo, no estaría de más llegar ya con una base técnica lo más sólida posible. Es decir, me gustaría que hubiera un lugar donde poder aprenderlo, porque la formación en un futuro inmediato va a ser un pilar importante en el teatro de calle. Roberto tiene razón en lo de la necesidad de diferenciar las líneas de trabajo. En el futuro debemos cambiar, debemos dar un salto radical. Creo que todos no estamos dando cuenta en una medida u otra.

Luis Bordonada.- En la reunión que los grupos de teatro infantil acabamos de tener en Caspe esas han sido más o menos las conclusiones. Hemos llegado a un límite. A partir de ahora hay que hacer un trabajo más arriesgado, más provocador, más radical y menos complaciente.

Escribir teatro en Aragón

May 23, 2009

Publicado en «Primer Acto», Nº 272 (Enero-Febrero 1998)

 

Es difícil, casi imposible, resumir en cuatro folios dos horas de conversación. Hay una labor de síntesis posterior que, sin duda, empobrece lo dicho, incluida la forma con que se dijo. Hablan cuatro autores aragoneses, vinculados no por casualidad, a cuatro compañías que funcionan con regularidad dentro y fuera de nuestra comunidad. Son Benito de Ramón, dramaturgo del Nuevo Teatro de Aragón, Alfonso Plou, codirector del Teatro del Temple, Rafael Campos, director del Teatro de la Estación, los tres afincados en Zaragoza, y Damián Torrijos, director de Galadriel Teatro, de Huesca.

Les pido, para empezar, una definición personal como escritores de teatro.

 Benito de Ramón. (BR).- Sin duda esa es la cuestión más difícil de contestar. A mí personalmente me resulta imposible separar el trabajo de escritor de teatro al margen de mi trabajo global en la compañía a la que pertenezco. Desde el principio todo estuvo muy unido. Yo tenía antes coqueteos con la literatura y por avatares del destino me sumé a un proyecto artístico y a partir de ahí comencé a escribir una obra -Los cinco magníficos- que se representó. Por estas razones considero que soy más una especie de guionista, de adaptador, de dramaturgo, -términos que lógicamente no tienen para mí nada de peyorativos-, que un creador teatral. Me siento más a gusto en el interior de un proceso en el que participan más personas. En otro orden de cosas te diré que me considero un escritor realista.

 Alfonso Plou. (A.P.) Una de las características que definen a los escritores teatrales actuales es esa vinculación con el teatro en su totalidad. No está mal esa definición que ha dado Benito de guionista o dramaturgo. Pero creo que hay que tener en cuenta también que estamos en una época en la que es posible hablar de la autonomía del trabajo del dramaturgo frente al de el director o los actores puesto que ha habido una recuperación del valor de la palabra, del texto como motor del hecho teatral. En ese sentido yo me considero un autor de teatro de palabra que asume una serie de cosas que han sido descubiertas durante el periodo de preponderancia del teatro de imagen. Escribo en una línea que incentiva una dimensión poética en muchos de los textos pero también me podría definir como un autor postmoderno en el sentido de que asumo todas las vanguardias y fluctúo por estilos y genéros en función de la historia que quiero contar.

Rafael Campos (R.C.) No rechazo la definición de realista en el sentido de que me interesa que los temas sean reconocibles mediante la trasparencia de los procedimientos formales. La escritura para mí no es más que la poetización de una cierta visión de la realidad. He empezado a escribir muy tarde y ha sido como consecuencia de una vinculación previa con el teatro. Participo también de esa idea de eclecticismo que me ha parecido entender que defendía Alfonso.

Damián Torrijos (D.T.) A menudo me reprochan un estilismo desorbitado; me llaman «barroco» con ánimo de ofender. En realidad no sólo asumo ambas calificaciones, sino que me entusiasman. En todos los ámbitos de la literatura, incluido el dramático, percibo con cierta indignación un paulatino desprecio del estilo: prima el impacto sobre el medio, la prisa sobre la invención. Yo defiendo la literatura con un prurito de orfebre y me muevo mejor entre la filigrana. En términos teatrales es peligroso, porque lamentablemente, hemos puesto de moda montajes de gran sobriedad textual. Me importa poco caer en la exageración y, de hecho, escribo materialmente sepultado por diccionarios, mamotretos y pliegos. Siempre, porque una novela es sólo un guión con acotaciones estupendas.

 

Casualidad o no, los cuatro estáis vinculados a cuatro compañías aragonesas. Este hecho ¿enriquece o empobrece vuestro trabajo de escritores?. ¿Es una ventaja o una servidumbre? ¿Es esta la única manera de asegurar que vuestros textos son llevados al escenario?

A.P. Yo empecé a escribir y a estrenar sin pertenecer a una compañía concreta, pero casi todos mis estrenos han estado vinculados a la historia y al momento de las compañías que los han estrenado. Para mí la situación que vivo es una opción elegida: soy un hombre de teatro y quiero estar vinculado al hecho teatral en su conjunto. Por otro lado confieso que he ido escribiendo en paralelo las obras que me apetecen y que se van acumulando hasta que se estrenen o no. Sobre si me he sentido más libre como escritor al hacer unas u otras yo creo que ha dependido de la obra en sí. Ha habido encargos que me han parecido proyectos muy personales como fue el caso, por ejemplo, de El Rey Sancho. Lo que siempre me ha funcionado bien es ese concepto del contrapeso: el escribir algo de unas determinadas características me motiva para después hacer algo bastante diferente.

BR. Una de las claves en mi caso es que yo también me siento vinculado al hecho teatral en conjunto. En mi compañía no estoy como un contratado, que puede tener una relación esporádica o que recibe un encargo puntual, sino que asumo un proyecto estético global a partir de unos principios y unos objetivos discutidos y asumidos por todos y en los que me siento cómodo para escribir. El pertenecer a un equipo para mí supone un auto estímulo que me obliga a cumplir los pactos, los tiempos acordados, etc, como superación de una cierta vagancia en la que podríamos caer si no estuvieran. Por otro lado, esta vinculación grupal me proporciona como escritor un conocimiento de factores tan importantes como los mecanismos de respuesta del público, que me hacen aprender, probar cosas, etc. Tal vez por eso puedo hacer cosas tan diferentes como adaptar una novela de Kafka, como fue el caso de La metamorfosis, o escribir una comedia musical como A la llegada jugaremos al ping-pong.

D.T. Yo creé Galadriel Teatro. Lo hice con otros, pero sólo yo he sobrevivido al núcleo inicial. En otras palabras, Galadriel es algo estrictamente mío; y no concibo la creación dramática sin esa herramienta final. Pido mucho a mis actores, porque es una compañía excéntrica que se niega a seguir los más elementales cánones comerciales. Y han de aceptar mis manías sobre el misticismo, que es la base de cuanto escribo. A partir de ahí, sin embargo, mis obras pertenecen al colectivo. Ese concepto de «autor de comedias» es tan viejo como el teatro mismo; yo, nosotros, somos la consecuencia y la continuidad de artesanos a lo Juan Palomo. Aunque puedo hacerlo de otro modo, prefiero esa concepción circular de mis montajes y controlar todos sus aspectos. A veces me canso; y escribo un cuento, y en paz.

RC. Efectivamente. Trabajar establemente con una compañía es una ventaja añadida porque nada te impide seguir ejerciendo la autoría paralelamente, de manera independiente. Trabajar vinculado a un proyecto no supone ninguna cortapisa, sino más bien lo contrario: es una sugerencia que me estimula, me anima y me autodisciplina. En cualquier caso en el acto de la escritura no veo diferencias esenciales entre hacerlo de una manera o de otra. Si comparo Memorias de Bolero, un texto que podríamos calificar de «comercial» y Proxémicas, una reflexión poética e incluso filosófica sobre el hecho teatral, me encuentro con que la calidad de las difultades formales que tuve que resolver fueron parecidas. En un caso hice uso de unos procedimientos y en el segundo de otros. El teatro es por antonomasia un arte social, en la vertiente de la producción y en la de la relación con el público, por lo menos el teatro que nece con vocación de ser representado, y yo me inscribo en esa necesidad haga lo que haga.

A.P. Antes Rafa hablaba de eclecticismo y yo hablaba de postmodernidad. La situación que vivimos es que no existe un paradigma en la manera de escribir ni un concepto estético que domine. Lo que hacemos es aceptar las diferentes posibilidades estéticas y adecuarnos al proyecto que llevamos entre manos. El problema grave en mi opinión estaría en hacer algo que no quieres hacer. Si eso ocurre ahí está la verdadera traición, fuera o dentro de una compañía.

R.C. Hay otra cosa… Para mí no tiene mucho interés sentirme un autor puro y pristino, seguidor de todos los principios irrenunciables…

A.P. En el fondo hasta cuando uno escribe su obra más personal también existe una distancia entre realidad y deseo. Hasta cuando uno se plantea no aceptar condicionamientos exteriores al escribir ya se está aceptando de forma inevitable los propios: la propia capacidad creativa, etc.

R.C. Cualquier autor que presuma de libertad para hacer una obra y que se meta dentro de la propia lógica de la composición de esa obra y de como la va armando, de cómo la va componiendo, va cayendo inevitablemente en sus propias trampas. Es otra limitación.

 

En Aragón hemos afianzado las compañías -también han desaparecido otras-, se han creado y estabilizado circuitos de distribución, y existe una política de Ayudas a la Producción. Todo esto, que es bueno, para compañías, actores, etc, y para el conjunto de la profesión, ¿es suficiente desde el punto de vista de quienes escribís teatro? En otro orden de cosas, ¿sería un paso decisivo la creación de un Centro Dramático para nuestra comunidad?

D.T. Los avances en la política teatral aragonesa me parecen excelentes, porque así tiene más mérito prescindir de ellos. Al margen de eso me traen sin cuidado, porque temo que ha sido un pastel cocinado para un número limitado de comensales. Pero hay cosas que ofenden. Hace años, cierta compañía aragonesa -no Galadriel- estudió montar una de mis obras. Por hacerlo recibía una subvención de un millón; finalmente montaron un Shakespeare porque la subvención era de cuatro millones. Eso, en lo que hace a los valores literarios, es bueno y aconsejable; pero en términos de fomento artístico es esnobismo palurdo. Me gustaría que mis impuestos financiaran proyectos y autores aragoneses. Y en lo básico: mientras Huesca, por ejemplo, no tenga un sólo teatro de propiedad pública, mientras los colectivos oscenses ensayen sus montajes en una nave industrial, la idea de un Centro Dramático me parecerá desmesurada.

A.P. El Ministerio me concedió hace unos años dos becas que me vinieron muy bien y con las que pude escribir dos obras. No sé si esa es la mejor manera de incentivar la escritura porque no asegura el estreno posterior, que es lo básico. Lo que sí creo es que el Gobierno de Aragón debería tener en cuenta de una forma más clara a la hora de subvencionarlos, como dice Damián, los proyectos presentados a partir de textos escritos por autores aragoneses contemporáneos.

B.R. Creo que más que premiar aisladamente, habría que ir creando estructuras que permanezcan. Me estoy refiriendo a las ayudas para la formación a través de becas, cursillos, etc. Por ejemplo para trabajar con alguien en concreto durante un tiempo para hacer tal o cual proyecto, para reciclaje… Por otra parte en relación a la segunda cuestión que planteas, yo pienso que al tener una realidad teatral tan desestructurada imponer un Centro Dramático crearía más problemas y más desconcierto, y no veo que favoreciese en nada a los escritores.

A.P. Yo creo que hay que reformar todo el asunto de los apoyos y de las estructuras teatrales en Aragón. El tema de la autoría es uno más. Se está produciendo desde los últimos cinco años una degradación progresiva que está llevándonos a una situación de peligro. Ante esa ausencia de estructuras, un Centro Dramático, matizando mucho sobre cómo sería, podría ser positivo, como lo sería apoyar más la Escuela Municipal de Teatro de Zaragoza, a las compañías, al teatro a nivel mediático y a nivel institucional. Es decir, apoyar más lo que ya existe.

R.C. Estoy de acuerdo con vosotros aunque al final también terminaríamos con los problemas de siempre: unos sujetos deberían decidir sobre algo y eso siempre es problemático. Por otro lado no son los mejores tiempos para creer que este tipo de cosas sean posibles, dado el modelo de estado que se intenta construir, no sólo aquí sino en toda Europa, el valor que se le da a la cultura, etc. Hago una lectura escéptica de los tiempos que vivimos puesto que se están haciendo unos cantos de sirena sobre las fundaciones, las legislaciones que fomentan el apoyo a una determinada cultura nada peligrosa para el Estado y en el nuevo contexto de una sociedad en la que se avecina una multiplicidad de ocio enorme. Espero que el teatro, que el libro, que la música en directo, terminen sobreviviendo y tengan un reducto propio. En cuanto al Centro Dramático… Creo que no molestaría, que consolidaría la profesión. Estoy bastante de acuerdo en que la cultura necesita templos.

14 Edición de la Feria de Teatro de Aragón en Huesca:Un cambio de preposición indispensable.

May 22, 2009

La Feria de Teatro de Aragón se celebra en Huesca desde su segunda edición. La primera, hace ahora quince años, se desarrolló entre Zaragoza y Tarazona y fue el resultado de la iniciativa de las compañías de la región. Conviene recordarlo, entre otras razones, porque su desarrollo ha ido paralelo a una pérdida paulatina de su identidad inicial, abriéndose a lo largo del tiempo una sima entre los profesionales y la feria. Desde las perspectiva de las compañías, no se entendía como el Gobierno de Aragón y las restantes instituciones que fueron aportando su granito de arena, tanto en el económico como en el organizativo –Ayuntamiento y Diputación Provincial de Huesca, INAEM, IberCaja, SGAE, etc-, se impulsaba un evento cuyo interés y rentabilidad local era más que cuestionable. En ese desencuentro paulatino, un punto de inflexión importante lo supuso precisamente el artículo aparecido en esta misma revista (Primer Acto, nº 266, Noviembre-Diciembre 1996), firmado por quien esto escribe, en donde señalados representantes del teatro aragonés tuvieron la valentía de decir sencillamente lo que pensaban sin temor a unas represalias que efectivamente llegarían después para algunos.

 En mi calidad de director de escena con experiencia suficiente, decidí aceptar la dirección de la Feria de Teatro. En primer lugar porque me parecía una excelente idea que el encargo se hubiera realizado a un profesional, cualquiera que hubiera sido su nombre siguiendo la tónica europea y, en algunos casos, española. En segundo lugar, porque la propuesta de las instituciones era clara: reconducirla a su línea inicial, incorporando a su oferta más espectáculos producidos por compañías aragonesas, manteniendo algunas de las características positivas que a lo largo de los años fue adquiriendo, y tratando de desarrollar más, si cabe, el empaque y la personalidad que la han convertido en una cita obligada en la agenda de muchos programadores nacionales. Recordé aquel artículo, leí nuevamente las opiniones de mis colegas, e interpreté que en el fondo todos estábamos solicitando no sólo un equilibrio mayor en la programación, sino también una racionalización del gasto público con respecto a su utilidad posterior. Ni más ni menos que lo que otras autonomías españolas ya se estaba realizando, en un contexto de política cultural en donde uno de los aspectos básicos es, y debe ser, la ayuda preferente a la creación de los propios artistas y colectivos afincados en la región.

 

La programación de la decimocuarta edición.-

 Y de esta manera llegamos a una edición que recupera la preposición “de”. Estamos ante la Feria de Teatro de Aragón en Huesca (no “en” Aragón), y a pesar de ello no se ha rebajado la participación de compañías del resto del estado español y de otras zonas europeas. En total han participado 31, registrándose, en mi opinión, interesantes estrenos absolutos nacionales, y/o en lengua castellana. Cabría destacar entre todos ellos Pepe el romano (la sombra blanca de Bernarda Alba), de Erenesto Caballero, con dirección de Mikel Gómez de Segura, por la compañía Traspasos, compuesta por actores vascos, Ex simbols, con textos de Félix Sabroso, Miguel Gila, Antonia San Juan y otros, dirigido por Berta Ojea y presentado por Peineta Producciones, de Madrid, y Mi vida. com. con texto y dirección de Miquel Crespi, por la compañía catalana Las Calígulas.

 La Feria presentaba un amplio abanico de espectáculos recientemente estrenados y que obtuvieron también resonantes éxitos. Tal vez destacaríamos entre ellos el excelente Uno solo, de diversos dramaturgos valencianos, con dirección de Victoria Salvador, por la compañía Combinats (Valencia), que abrió fuego el primer día; Cabaret Caracol a cargo Laví e Bel (Andalucía); Divorciadas, evangélicas y vegetarianas, de Gustavo Ott, por la compañía Profetas de Mueble Bar (Canarias); Los monólogos de la vagina, de Eve Ensler, por Karácter Producciones (Madrid); Game Over, producción de La Alquibla Teatro (Murcia), musical presentado en la franja horaria infantil; Réquiem, texto y dirección de Fernando Renjifo, por La República (Madrid); Madame et Monsieur, por la Compañía Leandre-Claire (Francia-España), y, por último, Al anochecer, de Juli Disla y dirección de Joan Miquel Roig, por la compañía Dramaturgia 2000 (Valencia).

 De entre la interesante y nutrida participación aragonesa cabría destacar los estrenos de Viridiana Producciones (Cómicos y maleantes), Nuevo Teatro de Aragón (Shakespeare´s), Teatro Imaginario (El amor es una mentira pero funciona). Tal vez una de las sorpresas más agradables de la Feria la haya reportado la recién salida del horno compañía oscense Los Macclown, que, dirigidos por Amparo Nogués, profesora de la Escuela Municipal de Teatro de Zaragoza, presentaron un brillante espectáculo titulado Cinema Maravillas. Junto a estos estrenos, los espectáculos de José Luis Esteban (Territorio Beat), Teatro de la Ribera (Pasiones), Teatro de la Estación (Baby Boom en el paraíso), El Temple (Buñuel, Lorca y Dalí), Títeres Arbolé (Sueño: payasos, narices y corazones), Nasú (Al abordaje), En Globo a la Habana (Galápago), Belladona (Perversia) y Caleidoscopio (Aventuras con Rata Marina), de los que hemos escrito en algún momento.

 En la programación, por último, se quiso incorporar una serie de espectáculos pensados de manera especial para el público de una ciudad que tantas veces ha visto la Feria de Teatro como un gheto comercial ajeno a su interés. En el Polideportivo se estrenó Mowgli, el niño de la selva, un magnífico trabajo firmado por el Centre de Titelles de Lleida; se presentó también el Ballet de Biarritz, con cuatro excelentes coreografías de su director artístico, Thierry Malandain, y se clausuró la programación con la versión de Perseo realizada por la compañía aquitana Temps Fort , que llegaban a la ciudad al término de su gira australiana.

 

 Otras novedades de interés.

 En esta edición la Feria se han utilizado nuevas infraestructuras. Lamentablemente no estuvo disponible el salón de actos del colegio de los Salesianos, un lugar importante tanto por su excelente ubicación urbana como por las dimensiones de su escenario, pero se incorporaron tres nuevos que podrán ser utilizados en futuras ediciones: la Capilla de Santa Rosa, tal vez uno de los espacios más atractivos de esta edición, utilizado para los últimos espectáculos del día, las magníficas instalaciones del Museo Provincial, y el Centro Cívico del Matadero, en donde se centralizaron también las actividades paralelas y se instalaron la oficina de acreditaciones, los stands comerciales y los servicios de restauración. Allí también se instaló el set de televisión que emitía en circuito cerrado y de forma permanente fragmentos de los espectáculos que se iban presentando acompañados de entrevistas diversas, comunicados de interés, etc. Junto a estos nuevos espacios, los ya clásicos: el Teatro Olimpia, el Polideportivo, el Centro Cívico del Perpetuo Socorro y algunos ámbitos urbanos para espectáculos de calle.

 Además de estas novedades infraestructurales, conviene destacar la gran cantidad de reuniones, debates públicos y sesiones sectoriales de trabajo que se han desarrollado a lo largo de la semana.

 Se ha querido, en primer lugar, rendir un homenaje a Juan Graell, desaparecido actor, polemista, y promotor teatral aragonés, poniendo su nombre al espacio de reflexión pública cuya organización se ha encomendado en esta ocasión a la Asociación de Empresas de las artes Escénicas de Aragón. Durante tres días se debatió allí sobre la crítica teatral en España, con asistencia de Enrique Centeno, de Diario 16, sobre la situación del mundo editorial español, con la presencia de Cristina Santolaria, subdirectora del INAEM, Pedro Lapetra, Director General de Acción Cultural del Gobierno de Aragón, Vicente Villarrocha, Presidente de la Asociación de Empresas, Francisco Ortega, Director de la Feria, Juan Antonio Hormigón (Asociación de Directores de Escena) y Domingo Miras (Asociación de Autores de Teatro), y, en concreto, en Aragón, con la presencia de seis de los autores del libro Ocho autores ocho, editado por la propia Asociación.

 Paralelamente, se desarrollaron los encuentros entre distribuidores nacionales, la reunión de directores de ferias del estado español, y entre representantes políticos, técnicos y artísticos de Aragón y la región francesa de Aquitania, con la que se fragua desde hace tiempo toda una serie de acuerdos de colaboración cultural.

 

Conclusión.-

 Siempre que un evento ya enraizado hace una reflexión de sí mismo, de su propia trayectoria, y modifica alguno de sus objetivos, se producen ciertas reticencias iniciales. Al fin y al cabo, una feria de teatro es un lugar de encuentro humano, comercial y artístico, un ámbito en donde personas concretas, que mantienen una relación desde hace años, representativas de todos los sectores de la producción teatral, conviven durante unas jornadas apretadas y, en cierta manera, agotadoras. Si tuviéramos que evaluar esta última edición en base a la gélida asepsia de los números, que, por otra parte, tanto obsesionan a los burócratas, el éxito sería más que evidente: más espectadores, más compañías, más días de duración, más espacios para la exhibición de espectáculos, más lugares de encuentro entre profesionales, etc, que en cualquier edición precedente. Pero la valoración del resultado estadístico debe tener sus límites y nadie quiere pecar de un triunfalismo infantiloide, propio de otros tiempos. Hay aspectos que deben seguir mejorando, reconduciéndose todavía más hacia la racionalidad, apostando por el futuro, incorporando nuevas tecnologías, atendiendo a los nuevas realidades de la escena española, aragonesa y europea, abriéndose al diálogo y al encuentro entre los profesionales del espectáculo.

 Pero no cabe duda de que quienes de buena fé, y con un espíritu profesional constructivo, han estado este año en Huesca, han percibido una vitalidad especial. Y es que la Feria de Teatro de Aragón quiere perfilarse como la gran feria española de perfil generalista y hacia ello dirige su esfuerzo. Es decir, el mayor escaparate nacional del teatro de las autonomías, en donde la atención y el cariño a los profesionales de fuera siga siendo exquisito y las compañías de Aragón se sientan particularmente en su casa. ¿Podría ser de otra manera?