Las «8 perlas del palacio de Congresos»

Palacio de Congresos

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En el interior de la oferta cultural de la Exposición Internacional de Zaragoza era necesario incluir un paquete de espectáculos que representaran lo mejor y más novedoso del panorama nacional e internacional de las artes escénicas, y que fueran, en consecuencia, un espejo de las líneas generales en que se mueven algunos de sus principales creadores. Esta programación tendrá lugar en el Palacio de Congresos a lo largo de cinco semanas, desde el 28 de Julio hasta el 31 e Agosto, incluyendo ocho propuestas que serán representadas tres veces cada una.

Sabido es que, como escribió Valentina Valentini, uno de los aspectos más relevantes que definen la escena actual es la superación de los llamados géneros dramáticos. El crítico Xabier Fábregas, por su parte, definió la historia del teatro como la historia de los desequilibrios: siempre uno de los elementos que constituyen el soporte del espectáculo fue determinante sobre los demás: o bien el texto, o el actor, o el director de escena, establecieron en diferentes momentos una especie de dictadura, reflejo a su vez de las necesidades del espectador y de los cambios de los gustos estéticos en el transcurso de la evolución social. Pues bien: lo que define fundamentalmente la estética escénica de nuestro tiempo es la integración de los lenguajes y la corresponsabilidad en la importancia de éstos.

Las ocho propuestas que aquí presentamos convocan desde su terreno y de manera diferente a los diferentes lenguajes artísticos estableciendo un cruce de signos y de códigos culturales. Todas ellas rompen, además, con el discurso de la monotonía, de lo previsible sobre la escena, de los límites que el tiempo y la sociedad contemporánea ya traspasaron en la vida y en la calle. Propuestas de integración, de mezcla cultural y estética, a caballo entre un respeto hacia la tradición que las precede y el horizonte que les espera y que ellas contribuyen a crear desde su vocación de inventoras de sueños.

 “Para ciertos soñadores, el agua es el movimiento nuevo que nos invita a un viaje nunca realizado…” Este y otros textos del filósofo francés Gaston Bachelard propone, por ejemplo, un encuentro de lenguajes: la danza contemporánea solicita a través suyo la profundidad dramatúrgica del texto en “Eau”, espectáculo de danza que firma Carolyn Carlson, uno de los nombres imprescindibles de la creación coreográfica en todo el mundo. Por su parte, Miguel Angel Berna, coreógrafo que ha hecho del verbo “integrar” su principal motivo artístico, junto al director Luis Olmos y al artista plástico Jorge Gay, convocan la personalidad y la obra de Goya, es decir, el color, el trazo y el sufrimiento interior del pintor aragonés más universal.  

Invirtiendo el procedimiento, el teatro convoca a la danza en el montaje de Carlos Martín “75 x ciento”, con presencia destacada de elementos coreográficos explícitos, responsabilidad de “Errequeerre”, la música de Enrique Bumbury y la aportación del videoartista Engenio Ampudia. En su compañía, el Teatro del Temple, la empresa más sólida en el terreno de las artes escénicas en Aragón, es un reto frecuente que han solventado presentando espectáculos que han recorrido la geografía española y han obtenido innumerables galardones.

La música requiere también a la danza en la propuesta que nos presenta la bailarina Jun Xing, un nombre de referencia en China y ya en todo el mundo, en uno de los espectáculos más bellos y originales del momento. Carl Orff compuso su “Carmina Burana” en 1939 y desde entonces han sido multitud las versiones sinfónicas y escénicas las que se han realizado de esa famosa partitura. Ninguna probablemente tan audaz y sorprendente como ésta, que sirve además de encuentro entre códigos culturales orientales y occidentales. En el espectáculo interviene la Orquesta Enigma y el Coro “Amicci Musicae”.

El cine queda incorporado en la propuesta teatral del director catalán Joan Ollé, uno de los nombres imprescindibles de la dirección escénica en España, a partir de la adaptación del guión de “El Ángel exterminador”, película filmada en 1966 por Luis Buñuel. Curiosa y estimulante mezcla que “respeta y transgrede” a partes iguales, y que en ese sentido rinde también un homenaje, de fondo y de forma, a nuestro cineasta calandino.

Pero hay más: cine, literatura y teatro se dan cita en este caso con la música utilizando de médium al músico bosnio Goran Bregovich, en la propuesta escénica del cineasta británico Peter Greenaway, titulada “Blue Planet” e  inspirada en el libro del Génesis. El autor de “El vientre del arquitecto” y otras grandes películas, nos propone a través de su mirada integradora una especie de espectáculo total, de una ambición wagneriana y de una belleza deslumbrante.

En el espectáculo que firma Albert Boadella sucede algo similar, pero a partir de un trabajo actoral elaborado y minucioso y de un guión nacido finalmente del propio discurrir de los ensayos. Esto es algo habitual en la trayectoria de la mítica compañía Els Jogalrs, en donde sus espectáculos han destilado siempre un humor corrosivo a través del cual se denuncian aspectos mejorables de la vida pública y de los usos y costumbres sociales, y en donde la perfección técnica y el acabado fueron siempre una constante.

“La palabra fue dicha para siempre”, reconoce el poeta Ángel González, subrayando su inmensa potencialidad de sentido y, sin embargo, su paradójica fragilidad.  En este escenario pensado para acontecimientos de grandes dimensiones, incluimos también la fuerza del estallido minimalista de la palabra, a través de los textos y la presencia de Darío Fo, Premio Nobel de Literatura, junto con Juan Echanove, tal vez el actor teatral de más amplio recorrido en el panorama escénico español. Capaz de transmitir todos los sentimientos y ser portadora de todos los potenciales, los que construyen y los que destruyen, los que acarician y los que golpean, los que divierten y los que denuncian, la palabra es y se convierte, de la mano de estos dos genios, en un exponente de lo mucho que cabe en un soporte aparentemente tan frágil y efímero.

Ocho perlas, ocho. Muchas de ellas sugeridas por nosotros a sus propios creadores, y, por tanto, estrenos absolutos, trabajos de encargo en alguna medida, en donde el agua aparece frecuentemente como elemento inspirador. En todas ellas predomina esa voluntad de superar el desequilibrio al que aludíamos, construyendo mundos poéticos integradores, utilizando los cuerpos, la música y la poesía, la luz y la palabra, la oscuridad y el silencio. Son, en ese sentido, rabiosamente contemporáneas, pues lo que define el arte escénico actual, como sugiere Michel Leroix, es su “horizontalidad”, su voluntad de reunir, de exprimir, de presentarse ante los ojos y los oídos del espectador como pretextos, para que él culmine finalmente el acto de creación.

Sin duda, ocho formas de explicarnos el mundo y presentarnos con gran crudeza no tanto un universo de certezas como sus propios enigmas: los de siempre y los de ahora mismo.

Francisco Ortega.

Director Artístico de EXPO Zaragoza 2008.

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