Carta de despedida a un/a exalumno/a de Primer Curso.

Ultima promoción EMT

(Les leí esta carta el día 5 de Junio de 2002 a los alumnos/as de la última promoción a la que di clase antes de marcharme a dirigir el Centro Dramático. Eran unas personas excelentes, con las que tuve una relación muy especial. Quise animarles a seguir luchando en su propia formación, venciendo el desánimo que muchas veces se presenta en el contexto de unos estudios y una formación en la que es difícil calibrar los progresos. Aunque la escribí para ellos, al cabo del tiempo creí ver en ella un valor pedagógico independiente de la carga emotiva que la inspiró)

 

.Querido/a y confundido/a: alumno/a:

Lamento decirte que, tampoco en esto, eres nada original. Conviene que lo sepas, tanto para que no te hagas ilusiones desmedidas como para que no te suicides este verano en un impulso autodestructivo tan innecesario como estúpido.

En realidad la sensación que tienes al terminar Primer Curso es la contraria exactamente de la que ahora mismo puede tener, o se “auto impone” habitualmente un estudiante de Medicina, o de Arquitectura, pongamos por caso. Incluso uno de los que no ha dado ni clavo en todo el año y que, por razones pintorescas, ha conseguido aprobar casual e inmerecidamente el examen final. Necesita “creer que sabe” y eso le hace creer muy pronto que efectivamente “sabe”. En el título que le van a dar parece que hay un narcótico que atonta la capacidad de autoanalizarse.

Es contraria esa sensación porque lo característico de nuestro adiestramiento es la incertidumbre permanente sobre nuestras propias posibilidades. Es más, puede decirse que cuantos más conocimientos tenemos más vamos descubriendo nuestras propias limitaciones y lo mucho que todavía nos falta por conocer. El aprendizaje teatral siempre contiene un punto de frustración que hace que muy pocas veces podamos sentirnos plenamente satisfechos de lo que hemos conseguido.

Es más. Si llegas a conocer a algún alumno que lo esté, o a algún actor profesional completa y definitivamente orgulloso de su técnica, es la señal inequívoca de que no está bien encaminado en sus apreciaciones y que enfoca mal su carrera, aunque gane mucho dinero. Un amigo mío decía, y tú me lo has oído decir alguna vez, que un actor que no está en proceso de desarrollo, está siempre en proceso de descomposición…

Curiosa situación, ¿verdad?

Pues enfréntate a ella porque vas a sentirla el resto de tu vida profesional.

Lo que ocurre es que tú también, probablemente, estás ahora en un periodo de tu vida en el que otras incógnitas te perturban. Tu futuro personal y profesional, la relación con tu familia, con tus amistades, las propias dificultades que tienes para poder estudiar teatro en una ciudad como ésta, la incomprensión generalizada sobre lo que estás haciendo, etc. Y claro, si unes estas inquietudes con tu propia inseguridad, con la esencial sobre tus propias capacidades como actor o actriz, el cóctel puede resultar explosivo.

Por eso, permíteme un consejo: haz un esfuerzo intelectual y sepáralas entre sí. Racionaliza el asunto. Recuerda: divide y vencerás.

Si no lo haces, lo más probable es que pierdas la perspectiva definitivamente y que te equivoques de diagnóstico. Por ejemplo, que decidas pensar apresuradamente que no vales nada, que es la Escuela la que no vale, y cosas similares. En esos casos deberías intentar volver a la cordura: ni eres el mejor alumno del mundo (ni el peor) , y la Escuela no es el Actor´s Studio pero tampoco es la peor de España. Regresa a la moderación, cálmate, utiliza el juicio sereno que otras veces te ha servido para avanzar y disfrutar (¿recuerdas?) y no te precipites en sacar conclusiones que sólo aumentarán tu confusión y precipitarán tu autoestima hacia el abismo… Exagero un poco, ya lo sé, pero para decirte lo que alguien le decía también a sus alumnos: “en tiempos de crisis no hagas cambios”.

¿Porque… estás seguro/a de que no sabes nada? Vamos a ver lo que sabes.

En primer lugar sabes que tu cuerpo a veces es un madero, incapaz de expresar correctamente lo que tú pretendes que exprese.

Ya sabemos algo… Sabemos que tienes toda la vida por delante para conseguirlo, o para agrandar el problema… y que sería una ingenuidad por tu parte dejar que ese adiestramiento corporal se produjera exclusivamente en las clases “de cuerpo”. Como concepto general, no dejes en manos de los demás las soluciones que debes adoptar tú mismo. Piensa qué debes hacer por tu cuenta, este mismo verano, esta misma noche para conseguirlo.

También sabes que no controlas bien tu voz, que, a veces, no se te oye bien, que cuando quieres expresar sentimientos y emociones reduces automáticamente tu volumen… y otras cosas todavía peores. Sabes todo eso, pero… ¿estás esperando la intervención divina para poner también solución a ese problema? ¿No sería más asequible y seguro dejar de fumar, por ejemplo? ¿No te parecería más sensato ejercitarte por tu cuenta con una cierta periodicidad? ¿De verdad esperas que con cuatro horas a la semana en clases de Voz en la Escuela se solucionen tus problemas y consigas hablar como Laurence Olivier?

Sabes también que la realidad es una fuente permanente de inspiración y que la mejor forma de utilizarla para tu trabajo es comprometerte con ella. El autobús que te trae diariamente hasta la escuela es el mejor espectáculo del mundo… ¿Lo has notado? ¿Eres consciente de que la cara de la persona que tienes a tu lado encierra un pozo sin fondo de significaciones? En este sentido, el campo de observación es inmenso: abarca el mundo entero. Por eso, tampoco Afganistán puede serte ajeno, ni el tercer mundo, ni tu propio país, ni tu región, ni tu ciudad. En realidad un actor no puede sentirse ajeno a casi nada, por la cuenta que le trae. ¿Qué tal? ¿Lees el periódico? ¿Ves los telediarios? ¿Ah, no? Has decidido, por tanto, vivir en una especie de campana de cristal, tú que dices que te quieres dedicar al teatro?

Sabes que las Bibliotecas están llenas de magníficos textos teatrales,  escritos por los seres más inteligentes, apasionados y comprometidos con su tiempo. Que cada uno de esos hermosos textos es una disección imprescindible sobre la soledad y el amor, sobre la vida y la muerte, sobre lo mejor y lo peor que encierra el alma humana. ¿Te vas a seguir conformando con saber que existen, o vas a empezar seriamente a ponerte un plan de lecturas, que no sólo te sacará de la ignorancia, sino que te hará gozar como no puedes ni siquiera sospechar?

Sabes también que tienes por ahí dentro un caudal de recuerdos, emociones y sentimientos. ¿Sabes utilizar ese caudal de manera adecuada? Mejor que a comienzo de curso, sin duda. Pero no te engañes: todavía no dominas la técnica, y, cuando quieres expresar emociones, o te desbordas o sencillamente no lo consigues. No conjugas bien la razón con la emoción porque no tienes todavía bien adiestrada tu capacidad para equilibrar ambas a tu servicio, a al servicio del personaje. Para conseguirlo tienes toda la vida por delante, en efecto, pero, ¿no sería mejor que, ahora que tienes una excelente edad para hacerlo y estás en plenas facultades, aceleraras ese proceso de aprendizaje?

Y, por último, sabes también que a lo largo de este año ha habido momentos en todas las clases en los que has sentido excelentes sensaciones sobre ti mismo/a. Los profesores te lo han dicho, pero tú lo has notado también secretamente. Tal vez el número de las buenas haya sido menor que el de las malas, pero su sola existencia demuestran que hay vida en Marte, o agua bajo el suelo… La cuestión, efectivamente, es saber en qué cantidades y la calidad del yacimiento. Pero hay vida, agua y probablemente talento para ser actor/actriz… ¿O crees que no? Porque si tu sospecha es superior a tu esperanza va siendo hora de que consultes las Páginas Amarillas y te busques otro trabajo.

Estas reflexiones que te planteo hacer a partir de ahora te conducirán, a su vez a otras, y éstas, a su vez, a otras. Como te decía al principio, esta profesión se desarrolla siempre en la inquietud y en la paradoja. Y la más paradójica de las paradojas es que, frente a lo que puede parecer, como dice Peter Brook, a quien por supuesto te recomiendo que leas, “no hay secretos”. Me explico.

La práctica teatral, por su propia naturaleza, tiene algo de militar (precisa de un adiestramiento implacable) y algo religioso (exige una implicación personal superior a otras actividades). Ya sé que en los tiempos que corren “lo militar” y “lo religioso”, con toda la razón del mundo, no tienen demasiada buena prensa. Y a partir de estas dos premisas más o menos molestas, más o menos a contracorriente en un mundo diseñado para conseguir las cosas (la felicidad, el confort, la belleza física, el sexo…) con el menor esfuerzo posible, el camino está lleno de sencillas certezas. Yo te propongo que reflexiones sobre algunas de ellas:

El teatro es un arte inevitablemente colectivo. Aunque estés sólo/sóla en escena, necesitas de público y en el trabajo habrán intervenido bastantes más personas que tú. No te comportes fuera o dentro del aula y del escenario como si la cosa fuera individual: por tanto, sé solidario, comprensivo y buen compañero.

El teatro es uno de los artes más antiguos: por algo será. Subsiste a todas las crisis: por algo será. Cambia de forma pero es un acto de comunicación que conserva las mismas bases: por algo será. ¿Porqué será? Tal vez porque es una de las prácticas artísticas que mejor explican, o pretenden explicar, o explican sin pretenderlo, los misterios de la soledad y la compañía, y los problemas que una y otra crean. Por tanto, siéntete como parte de una extraña familia de “contadores de las verdades a través de la mentira, de la ficción”, como un integrante de un viaje “a ninguna parte” y, en esa misma medida, haz siempre por merecer serlo efectivamente. Por tanto, te estoy hablando de que te acerques a esta profesión con una actitud respetuosa y que tu comportamiento personal esté siempre inspirado por ella.

Sin embargo, que tu fascinación no te haga olvidar que  el teatro es una de las profesiones más instaladas en la precariedad. Nuestros antepasados (los cómicos ambulantes) sobrevivían como podían. Esa precariedad se ha trasladado a través de los tiempos y el futuro y el presente de la mayoría de los actores, incluso de los que parece que trabajan más, siempre está sometido a los vaivenes de las modas, del egoísmo de los empresarios y de los caprichos de las instituciones públicas. Esto provoca, como mecanismo de defensa, actitudes frecuentemente rastreras, egoístas, insolidarias, etc. ¿Vas a entar la estadística, o pretendes corregirla?

Pero, por último, quiero decirte una cosa. Es verdad que en el teatro vas a encontrar lo mejor y lo peor. Y es verdad que de ti mismo/a, más que de la calidad de tus profesores o de las escuelas de teatro en las que te matricules o de los cursillos que hagas, va a depender tu aprendizaje, p

incremrimero, y tu propia carrera profesional, después. Pero también era cierta la intuición que tuviste aquella madrugada en la soledad de tu cuarto, o aquella mañana en aquel banco del parque, o jugando con otros niños, o…, cuando pensaste sin demasiado fundamento que no hay nada más hermoso, emocionante y embrujador que salir a un escenario y poder decir, sin que se te caiga la cara de vergüenza y sin que nadie se ría por tu osadía:

-“Hola, buenas tardes. Me llamo Romeo y estoy enamorado de Julieta…” (O viceversa).

Con todo el cariño: Paco Ortega.

 

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One Comment en “Carta de despedida a un/a exalumno/a de Primer Curso.”

  1. MELISA Says:

    wow!!!!
    vaya carta,me encanto todo lo que dijiste en ella,la forma en que te expresaste y diste a entender lo que realmente es el teatro!!!
    actualmente yo estoy en una situacion similar,ya que no se si dedicarme al teatro o al diseño grafico.
    pero tu carta me hizo reflexionar y pensar que me haria bien jugarmela por esta profesion,ya que me siento muy comoda actuando y expresandome en escena
    Gracias por publicar esto,
    me sirvio muchisimo para darme cuenta de que mi verdadera vocacion es esta


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