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Javier Tomeo (Quicena (Huesca)1932- (Barcelona), 2013): otra muerte más

junio 22, 2013
Félix Prader, en primer término, y Javier Tomeo, desde el balcón del Centro Dramático de Aragón.

Félix Prader, en primer término, y Javier Tomeo, desde el balcón del Centro Dramático de Aragón.

Justo cuando estaba en un momento en el que leía sus novelas con auténtica pasión, le conocí en la Braserie Fló, de Barcelona. Alí estábamos Joan Ollé, Marcos Ordóñez, Rosa Lasierra, María Guillem y yo. Tomeo llegó a los postres –a los profiteroles, para ser exactos-, y recuerdo que le preguntamos cómo se había aclarado para escribir una de sus novelas –“Patio de Butacas-“, que se desarrolla, como su propio nombre indica, en la sala de un teatro en el que, al más puro estilo kafkiano, había más acomodadores que espectadores y en donde se cometió un crimen, creo recordar que en uno de los oscuros entre acto y acto. “Muy fácil”, nos dijo Tomeo, arrojando sobre el mantel inmaculado un montón de pequeños rotuladores de colores que sacó del bolsillo interior de su enorme chaqueta azul. Cada uno de ellos era el que le correspondía a cada personaje de la novela… Los estudios de criminología de Javier le sugerían y propiciaban este tipo de métodos a la hora de escribir sus obras que siempre tenían un tufillo siniestro, humorístico, inequívocamente autobiográfico…

 

Cuando eso ocurrió, un 30 de Diciembre gélido de 1991 en el que se hablaba mucho, y con una gran sorpresa sobre la desaparición de lo que habíamos conocido siempre como la URSS, y que precedió a escala doméstica al único fin de año de mi vida que me pasé entre antibióticos y sopores, sin enterarme  del cambio de año, Tomeo ya era para su propia sorpresa el escritor español más representado en todo el mundo, mucho más que Lorca o Valle Inclán. ¡Escritor teatral…!, siendo que nunca se le había ocurrido escribir específicamente para el teatro. Su “Amado monstruo” en el Teatro National de la Colline, de París, había sido su extraordinaria presentación internacional, título al que siguieron otros, no menos exitosos, como su “Diálogo en re mayor”, que tuvo una gran repercusión en la sala pequeña del Teatro Odeon, en Alemania y, posteriormente, en Barcelona. Por eso, este oscense de Quicena se codeaba con los grandes de la dirección escénica, y sus novelas –habitualmente monólogos-eran minuciosamente leídos por los que proponen los repertorios de los teatros más importantes del mundo.

 

Cuando años más tarde en Zaragoza, Juan Bolea, entonces concejal de cultura, organizó una semana en su homenaje con la intención subterránea de solicitar para él el Premio Nobel de Literatura, a mí se me pidió que me hiciera cargo de un texto, tampoco inicialmente pensado para el teatro, llamado “Bestiario”, que contaba las pequeñas vidas de unos bichos que, sin duda, nos representaban bien, a los bichos más grandes, es decir a nosotros, los seres humanos. Recuerdo los ensayos y, en general, todo el proceso, con un cariño muy especial. Se estrenó en Abril de 1999 y lo hice con gusto porque conté desde el primer instante con su asesoramiento y complicidad, y porque en la aventura estuvieron amigos como Cristina Yáñez, Alfonso Desentre, Cristina de Inza, Blanca Carvajal, Carlos Vega, Pilar Doce, José Luis Esteban que sustituyó a Mariano Anós y muchos otros actores y actrices que lucieron un magnífico trabajo, Elegí el hall del Teatro Principal, creando un espacio cuadrangular para unos doscientos espectadores, y sé que a Javier le encantó el montaje, que, a través de su consejo y de su ayuda, volvió a repetirse en Junio de 2000, nada menos que en el Palau Maricel, de Sitges, dentro de su famoso festival de teatro.

 

Palau Maricel

Palau Maricel

El siguiente capítulo en nuestras vidas tuvo lugar al comienzo de la andadura del Centro Dramático de Aragón. Yo quería empezar con un texto suyo y él me propuso “La agonía de Proserpina”, pero la agenda de Félix Prader, el director que él había elegido por haberle montado un texto suyo en la Comedie Française, hizo imposible esta posibilidad, siendo finalmente Ricardo III, el que diera el pistoletazo de salida a una aventura que Javier entendió a la perfección y apoyó con verdadero entusiasmo. El CDA tenía esa voluntad, que solo la miopía o la mala fe, podían malinterpretar: estrenar autores aragoneses de proyección universal, contar con los mejores profesionales de nuestra tierra (escritores, actores, técnicos, etc), y solicitar la participación de profesionales que, como Prader, estuvieran situados en primera línea de la creación europea.

 

Los ensayos comenzaron en París, después de unos días de casting en el Teatro de la Estación, en el que terminaron siendo elegidos Beatriz Ortega y Balbino Lacosta. En esa ciudad intimamos un poco más, y será inolvidable para mí la noche en el que en un restaurante cercano a la Plaza de la República, y en donde nos dejaron fumar porque éramos los últimos clientes, Javier Tomeo y la musa polaca de Fassbinderr, Hanna Schigulla, se arrancaron a cantar canciones, coplas y duetos inverosímiles, que a todos los que allí estábamos nos hicieron vibrar de emoción.

Balbino Lacosta y Beatriz Ortega

Balbino Lacosta y Beatriz Ortega

 

Tras el estreno en el Teatro de la Abadía, de Madrid, y en el Teatro Principal de Zaragoza, y algunas otras actuaciones, el montaje para el que Gregorio Germes hizo una bellísima iluminación, dejó de hacerse y empezamos a meternos en otros proyectos. De todos modos, Javier siempre que venía a Zaragoza, solía visitarme en la oficina que el CDA tenía en el Paseo de la Independencia, después de saludar muy cariñosamente a Olga Herreros, Juncal Aparisi, Ana Muñoz y Pepa Marteles y soñábamos nuevos proyectos que nunca llegaron a ponerse en marcha.

 

Siento una profunda tristeza en este día en el que soy consciente de que ya no compartiré con Javier ninguna de esas comidas en las que el jamón y el ternasco eran el centro, sin que la bondad de uno u otro, eclipsaran la inteligencia, la bonhomía y la enorme sabiduría de este inmenso hombre al que tanto le gustaron las mujeres y tan solo se debió de sentir siempre.

 

Paco Ortega

 

 

Dos veces el mismo error

enero 27, 2012

Morir loco y morir cuerdo, texto y dirección de Fernando Fernán Gómez.

(Artículo publicado en Heraldo de Aragón el 26 de Enero de 2012)

En 1985 los profesionales del teatro en Aragón contribuimos eficazmente a cargarnos el primer Centro Dramático de Aragón (CDA) diseñado por Mariano Anós. El director que habían pensado no nos gustaba y se armó tal ruido mediático que no solo nos lo cargamos a él, que se largó con el rabo entre las piernas, sino también a la institución naciente. Fue una lección, pero una lección que, ahora lo sabemos, no sirvió para nada.

Dieciséis años más tarde, las circunstancias y el aliento político de Javier Callizo me pusieron delante la posibilidad de inventarme el segundo CDA y lo hice con un enorme entusiasmo. Durante meses estudié modelos y entendí tres cosas: que un teatro público debe ser el buque insignia del teatro en general, tanto público como privado; que se define por sus producciones propias, y se complementa con sus coproducciones, sus cursos para profesionales y sus iniciativas para perpetuar la memoria; por último, que su estructura interna debe ser lo más autónoma posible, tanto para preservar su personalidad artística como la agilidad de su gestión administrativa.

En poco tiempo hicimos muchas cosas: producciones, coproducciones, cursos, publicaciones. Contratamos a profesionales internacionales y locales, y se dio trabajo, en unas condiciones impensables hasta entonces, a un número estimable de actores y actrices aragoneses que dejaron constancia de un talento y una preparación excelentes. Sin duda, hubiéramos realizado más actuaciones y rentabilizado mejor los gastos de producción, si hubiéramos contado con una sede en Zaragoza –el Fleta era nuestro horizonte-, y si algunos programadores españoles no se hubieran sumado a un boicot evidente, diseñado por aquí cerca.

El Premio Max que conseguimos en 2005 pareció que nos consolidaba, pero duró poco esa ilusión. Juanjo Vázquez me dijo unas semanas más tarde con total claridad: “Paco, se acabaron los estrenos en el María Guerrero… Hay que hacer un CDA para Aragón…” No entendí muy bien el mensaje pero comprendí que no aceptaban la herencia que el PAR y Callizo les habían dejado y había empezado el proceso de desmantelamiento. Habían cedido finalmente a la presión de algunas voces que venían repitiendo que el CDA era para ellos una competencia desleal. Y para desmantelarlo pusieron a una persona que se había manifestado abiertamente en contra de su creación, añadiendo, además, que nunca le había gustado el teatro. Estupendo currículum.

Para legitimar su destrozo este señor tuvo que imaginar que “su teatro” era un lujoso cochazo y que los actores eran simples cadáveres en la cuneta… Consecuentemente, aceptó que le rebajaran el presupuesto -¿para qué quería el dinero en realidad si no quería producir nada?-, y comenzó a repartir lo poco que tenía y a crear planes de movilidad para inmovilizarlo, e insípidas redes, tan baratas como inútiles, para conducirlo… a ninguna parte.

Por eso, en todo ese doloroso proceso, me parece inexplicable que un proyecto que expresaba sin vacilaciones su pretensión de estimular la creatividad y el talento de los profesionales de esta tierra, mejorar sus expectativas, dignificar su propia condición laboral, elevar el listón de la calidad de sus productos, crear en definitiva señas de identidad cultural en nuestra tierra, haya tenido tan escasa defensa entre estos mismos profesionales y sus asociaciones representativas. Puesto que esto del cierre del CDA se veía venir, ¿no habría que haberlo defendido con uñas y dientes aunque la gestión concreta de sus dirigentes, incluida la mía, no fuera del agrado de algunos?

Resultado: por segunda vez hemos sido incapaces de mantener y defender una estructura de teatro público en Aragón. Eso es grave, pero las consecuencias pueden ser todavía peores. Como decía al principio, este modelo de CDA estaba diseñado también para proteger el hecho teatral en sí, incluyendo al teatro privado. El riesgo ahora es que después de desaparecer el primero, desaparezca también el segundo.

         Paco Ortega

Galería fotográfica personal de la primera etapa del CDA

mayo 28, 2009
 
 Esto es un recorrido fotográfico por lo que fueron los momentos centrales de mi relación con el Centro Dramático de Aragón, desde que solo era una idea germinal, hasta el momento en el que dejé de ser director del mismo. Por el camino, las primeras producciones, los primeros cursos, las primeras publicaciones, las primeras alegrías, las primeras decepciones… Un periodo de mi vida magnífico, en el que aprendí mucho sobre teatro público en particular, sobre teatro en general, y, como suele decirse, sobre la condición humana. Hay muchos nombres propios, pero yo quiero destacar aquí los de Javier Callizo, Olga Herreros, Ana Muñoz, Juncal Aparisi, Pepa Marteles, Pepe Tricas, Fernando Fernán Gómez, Emma Cohen, Joan Ollé, Jordi Mesalles, Javier Tomeo, Félix Prader, Franco de Francescantonio, Juan Carlos Pérez de la Fuente, Joaquín Hinojosa, Domenech Reixach, Emilio Hernández, Manuel Guede, Emilio Gutiérrez Caba, Mariano Llorente, Félix Martín. Todos ellos tuvieron un papel en esta obra: en la luz o en la sombra.
 
En las oficinas de Independencia

En las oficinas de Independencia

 
Curso de Franco de Francescantonio. Inicio 21 de Octubre de 2002 en el Teatro de la Estación.
Franco de Francescantonio

Franco de Francescantonio Franco

Franco

Franco

 

Jornadas de Teatro Público. (Alcañiz, 21-24 de Noviembre 2002)

Domenech Reixach (Director del Teatre Nacional de Catalunya) y Paco Ortega.

Domenech Reixach (Director del Teatre Nacional de Catalunya) y Paco Ortega.

Joan Ollé (codirector del Teatre Lliure), Paco Ortega y Joaquín Hinojosa (Adjunto a la Dirección del Teatro de la Abadía).

Joan Ollé (codirector del Teatre Lliure), Paco Ortega y Joaquín Hinojosa (Adjunto a la Dirección del Teatro de la Abadía).

Manuel Guede (Director del Centro Dramático Galego) y Paco Ortega.

Manuel Guede (Director del Centro Dramático Galego) y Paco Ortega.

Paco Ortega y Juan Carlos Pérez de la Fuente, director del CDN.

Paco Ortega y Juan Carlos Pérez de la Fuente, director del CDN.

 

Ricardo III, de William Shakespeare, primera producción del CDA. Dirección de Carlos Martín. Estreno 11 Diciembre en el Teatro Principal, de Zaragoza.

Cartel de "Ricardo III"

Cartel de "Ricardo III"

Videograbación para Ricardo III

Videograbación para Ricardo III

Videograbación para "Ricardo III"

Videograbación para "Ricardo III"

Escena de Ricardo III

Escena de Ricardo III

José Luis Esteban y Silvia Gatón en una escena de Ricardo III

José Luis Esteban y Silvia Gatón en una escena de Ricardo III

Margarita Gonález y Miguel Pardo

Margarita Gonález y Miguel Pardo

 

«La agonía de Proserpina», de Javier Tomeo, segunda producción del CDA. Dirección de Félix Prader. Estreno en el Teatro Principal de Zaragoza el 13 de Marzo de 2003.

Félix Prader y Javier Tomeo en las oficinas del CDA

Félix Prader y Javier Tomeo en las oficinas del CDA

Escena de "La agonía de Proserpina"

Escena de "La agonía de Proserpina"

Balbino Lacosta y Beatriz Ortega en una escena de "La agonía de Proserpina"

Balbino Lacosta y Beatriz Ortega en una escena de "La agonía de Proserpina"

 

14 de Abril de 2003: Presentación del libro «Gargallo, un grito en el desierto»

Portada del libro

Portada del libro

 

 Estreno de «La Agonía de Proserpina» en el Teatro de la Abadía, de Madrid, el 10 de Junio de 2003.

Rueda de prensa en el Teatro de la Abadía

Rueda de prensa en el Teatro de la Abadía

 

27 de Junio de 2003: Estreno en el Mercat de las Flors de Barcelona de «El día que no sabíamos nada los unos de los otros», de Peter Handke, coproducción CDA y Festival Grec. Dirección de Joan Ollé.

Escena de "El día que no sabíamos nada los unos de los otros".

Escena de "El día que no sabíamos nada los unos de los otros".

Escena de "El día que no sabíamos nada los unos de los otros"

Escena de "El día que no sabíamos nada los unos de los otros"

 

24 de Julio de 2003: José Luis Esteban por su interpretación en Ricardo III, y el CDA reciben el Premio Clasicos, del Festival de Almagro.

Paco Ortega, la Consejera de Cultura de la Junta de Castilla La Mancha, José Luis Esteban y Juan Cuevas de Radio Surco en el momento de la entrega del Premio.

Paco Ortega, la Consejera de Cultura de la Junta de Castilla La Mancha, José Luis Esteban y Juan Cuevas de Radio Surco en el momento de la entrega del Premio.

Paco Ortega y José Luis Esteban con Teresa Alvarado y el director de Canal Castilla La Mancha TV

Paco Ortega y José Luis Esteban con Teresa Alvarado y el director de Canal Castilla La Mancha TV

 

10 de Noviembre de 2003: Comienzan en Madrid los ensayos de «Vivir loco, morir cuerdo», escrito y dirigido por Fernando Fernán Gómez, coproduccion del CDA y el Centro Dramático Nacional.

Paco Ortega (CDA), Fernando Fernán Gómez y Juan Carlos Pérez de la Fuente (CDN)

Paco Ortega (CDA), Fernando Fernán Gómez y Juan Carlos Pérez de la Fuente (CDN)

Pilar Navarrete, Directora General de Cultura, Eva Almunia, Consejera de Cultura, Paco Ortega, director del CDA, con Fernando Fernán Gómez y los actores de "Morir cuerdo y vivir loco" en uno de los últimos ensayos.

Pilar Navarrete, Directora General de Cultura, Eva Almunia, Consejera de Cultura, Paco Ortega, director del CDA, con Fernando Fernán Gómez y los actores de "Morir cuerdo y vivir loco" en uno de los últimos ensayos.

 

14 de Noviembre de 2004: Estreno en Zaragoza de «El día que no sabíamos nada los unos de los otros».

Cartel del espectáculo diseñado por Isidro Ferrer

Cartel del espectáculo diseñado por Isidro Ferrer

Paco Ortega y Joan Ollé, director de "El día que no sabíamos nada los unos de los otros" minutos antes del estreno en Zaragoza.

Paco Ortega y Joan Ollé, director de "El día que no sabíamos nada los unos de los otros" minutos antes del estreno en Zaragoza.

 

13-18 de Enero de 2004: Estreno en el Teatro Principal de Zaragoza de «Morir cuerdo y vivir loco», escrita y dirigida por Fernando Fernán Gómez.

Escena de "Morir cuerdo y vivir loco".

Escena de "Morir cuerdo y vivir loco".

Escena de "Morir loco y vivir cuerdo"

Escena de "Morir loco y vivir cuerdo"

Enrique Menéndez y Ramón Barea

Enrique Menéndez y Ramón Barea

 

Día 2 de Febrero de 2004: Comienza en Madrid el Primer Ciclo de Lecturas Dramatizadas, organizadas por el CDA en colaboración con la SGAE y la CAI. Lectura de “La intertextualidad”, de Alfredo Castellón. Dirección: Alfonso Desentre.

Presentación de las Lecturas dramatizadas

Presentación de las Lecturas dramatizadas

 

29 de Febrero de 2004: Estreno de «Morir cuerdo y vivir loco» en el Teatro María Guerrero, de Madrid.
Fernando en la rueda de prensa

Fernando en la rueda de prensa

Cartel anunciador en la fachada del María Guerrero

Cartel anunciador en la fachada del María Guerrero

Paco Ortega, diretor del CDA, y Juan Carlos Pérez de la Fuente, director del CDN.

Paco Ortega, diretor del CDA, y Juan Carlos Pérez de la Fuente, director del CDN.

 

29 de Marzo de 2004: Presentación del libro «Conversaciones con Mariano Cariñena», de Antón Castro.
Portada del libro "Conversaciones con Mariano Cariñena".

Portada del libro "Conversaciones con Mariano Cariñena".

 

Del 11 al 20 de Mayo de 2004: Curso de Verso Dramático a cargo de Emilio Gutiérrez Caba.

Emilio Gutiérrez Caba y Paco Ortega en el Parador de Alcañiz

Emilio Gutiérrez Caba y Paco Ortega en el Parador de Alcañiz

 

Día 3 de Agosto de 2004: Comienza la participación del Centro Dramático de Aragón en el “Proyecto Europeo Thierry Salmon”. Presentación y comienzo en Zaragoza del Curso de Jean Fabre “Sangre, sudor y lágrimas”. Paralelamente comienza en Fagagna (Italia) el curso impartido por Denis Marleau “Maeterlink, presencia/ausencia del actor”.

Paco Ortega y Jean Fabre en Fuedetodos (Zaragoza)

Paco Ortega y Jean Fabre en Fuedetodos (Zaragoza)

 

14 de Febrero de 2005: Comienzan los ensayos de «Misiles melódicos», de José Sanchis Sinisterra y dirección de David Amitín.

José Sanchis Sinisterra y Paco Ortega

José Sanchis Sinisterra y Paco Ortega

 

16 de Febrero de 2005: Presentación de la publicación «Teatro completo», de Víctor Mira.

Portada del libro de Víctor Mira

Portada del libro de Víctor Mira

 

14 de Marzo de 2005: Fernando Fernán Gómez gana el Premio Max al mejor texto teatral de año. Lo recoge en su nombre Paco Ortega, director del CDA.

Olga Herreros, Juncal Aparisi, Paco Ortega, Pepe Tricas, Pepa Marteles y una becaria, con el Premio Max.

Olga Herreros, Juncal Aparisi, Paco Ortega, Pepe Tricas, Pepa Marteles y una becaria, con el Premio Max.

 

Día 16 de Marzo de 2005: Se reúne el jurado del Premio Lázaro Carreter. Está compuesto por Guillermo Heras, José Luis Miranda, Rafael Campos, Mariano Cariñena, Alfonso Plou y Francisco Ortega. Por la tarde se anuncia en rueda de prensa que la obra premiada es “Nadie canta en ningún sitio”, de Mariano Llorente Frusán.

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José Luis Miranda, Pilar Navarrete y Paco Ortega anuncian el ganador de la primera edición del Premio Lázaro Carreter.

José Luis Miranda, Pilar Navarrete y Paco Ortega anuncian el ganador de la primera edición del Premio Lázaro Carreter.

 

 15 de Abril de 2005: Estreno de «Misiles melódicos» en el Teatro Principal de Zaragoza.

Escena del espectáculo

Escena del espectáculo

Carlos Fau y Jorge Usón

Carlos Fau y Jorge Usón

José Luis Estéban y Camino Miñana

José Luis Estéban y Camino Miñana

26 de Abril de 2005: Estreno en la Feria de Teatro de Huesca de «El hombre cigüeña», coproducción de Titiriteros de Binéfar y CDA.

Cartel de "El hombre cigüeña"

Cartel de "El hombre cigüeña"

 

29 de Abril: Presentación del texto «Misiles melódicos» en Caspe.

Portada del libro

Portada del libro

 

Día 28: Presentación de “Nadie canta en ningún sitio”, de Mariano Llorente, premio de la primera edición del Premio “Lázaro Carreter”. En ese acto la Directora General de Cultura, Pilar Navarrete, anuncia que en breve Francisco Ortega dejará la dirección del CDA.

Portada del libro

Portada del libro

Mariano Llorente, Pilar Navarrete, Guillermo Heras y Paco Ortega

Mariano Llorente, Pilar Navarrete, Guillermo Heras y Paco Ortega

Paco Ortega le explica a Antón Castro los detalles de su marcha del CDA

Paco Ortega le explica a Antón Castro los detalles de su marcha del CDA

 

Dejé en marcha la producción «La vida es sueño», de Calderón de la Barca, y dirección de Maniano Anós, y la coproducción con la compañía Luna de Arena de «El cielo de las mujeres», de Víctor Mira, con dirección de Félix Martín, que se estrenaron al poco tiempo de dejar la dirección del CDA.

 

 

Cartel de "La vida es sueño"

Cartel de "La vida es sueño"

 

 

Cartel de "El cielo de las mujeres"

Cartel de "El cielo de las mujeres"

 

 

Me acordaré siempre de ellos:

Olga Herreros

Olga Herreros

 

Ana Muñoz

Ana Muñoz

Juncal Aparisi

Juncal Aparisi

Olga Herreros, Juncal Aparisi, yo, Pepe Tricas, Pepa Marteles, Ana Muñoz

Olga Herreros, Juncal Aparisi, yo, Pepe Tricas, Pepa Marteles, Ana Muñoz

Primera intervención del Director-Gerente del CDA ante el Consejo de Administración (9 de Julio 2002).

mayo 28, 2009

Señor Consejero, Señores miembros del Consejo de Administración:

Como dije el día en que se presentó en sociedad este Centro Dramático de Aragón, agradezco profundamente la confianza que Vds. han depositado en mí para llevar a delante esta aventura durante el primer periodo de su existencia. Sé que al hacerlo, además de mi propia trayectoria como profesional del teatro, han valorado de manera especial mi relación con el esfuerzo colectivo de muchos hombres y mujeres que desde hace más de treinta años intentan dignificar y extender nuestra actividad escénica. Espero no defraudar esa confianza de Vds. y ese esfuerzo de todos, y a ello voy a consagrarme en cuerpo y alma durante los próximos cuatro años.

 Muy brevemente quisiera exponerles ahora las líneas fundamentales de lo que pretendo sea mi trabajo.

 

1 Las líneas de actuación éticas y estéticas deben ser las siguientes:

Teniendo en cuenta que la práctica teatral está a lo largo de la Historia inevitablemente marcada por una serie de polaridades francamente paradójicas y hasta contradictorias entre sí -la precariedad habitual en los medios, lo efímero en la naturaleza del hecho teatral en sí, y la tendencia a lo excesivo-, desde un teatro público que pretrende corregir y encauzar estas tendencias y a tratar de estabilizar una práctica continuada en el espacio y en el tiempo, debemos intentar movernos en el ámbito de la prudencia y el equilibrio. Es decir, el Centro Dramático de Aragón, como con cualquiera de los que nacieron con idéntica vocación de continuidad, y hasta un cierto punto exentos del imperativo de las modas pasajeras, de la tentación del oportunismo, y de las servidumbres de las coyunturas concretas (políticas, estéticas, etc.), debemos intentar dosificar lo contemporáneo con lo clásico, lo particular con lo universal, lo renovador con lo ya conocido, los nuevos hallazgos con lo que de permanente y eterno tiene la profesión teatral.

Para ello y como voluntad estética, debemos buscar siempre la calidad, el buen acabado, la defensa del matiz, intentando encontrar una línea de trabajo propia que nos haga reconocibles y, hasta cierto punto, diferentes, sin despreciar las enseñanzas que desde otros lugares y otras experiencias se nos ofrecen en este sentido. No nos olvidemos de que finalmente sólo se mantienen los teatros que han afianzado claramente un modelo artístico y de producción, es decir, unas señas de identidad propias, un estilo de hacer las cosas, inmersos en un contexto social concreto que, en cierta manera, los determina pero al que se dirigen con voluntad de servicio cultural.

Para conseguirlo, me parece necesario introducir desde el primer día en el propio equipo del CDA esa misma voluntad de perfeccionismo y autoexigencia, que debe tener su correlato exterior en una imagen consecuente. De la misma manera, adoptar una extrema corrección en el trato interno (en el personal del CDA) y externo (entre éste y los profesionales y, por supuesto, el público). Igualmente, mantener una exquisita relación con los medios de comunicación.

Que nuestra línea de actuación carezca del menor atisbo de prepotencia, pero que posea la firmeza que se deriva de esta oportunidad histórica de mejorar el teatro aragonés en su conjunto, incluyendo las expectativas y la capacitación del propio público, y que yo asumo como obligación propia de mi cargo como Director Gerente. Tomar decisiones equilibradas y justas, pero al mismo tiempo valientes, asumiendo desde el principio que es imposible contentar todas las sensibilidades y todos los intereses. En cualquier caso, y, al mismo tiempo, intentando pulsar de manera constante la opinión mayoritaria de la profesión. Esto, de manera especial, a partir del momento en el que comencemos las coproducciones, en donde la Mesa del Teatro, impulsada desde la Dirección General de Acción Cultural, debe convertirse en un permanente Organo Asesor.

 

2.Tareas inmediatas.

El CDA nace en un contexto estatal en el que existen en funcionamiento tres centros dramáticos regionales y uno de carácter y ámbito nacional, y en otro más amplio, europeo, de una todavía mayor y más asentada tradición en la creación, implantación y desarrollo de modelos de gestión teatral pública. Esta realidad no podemos olvidarla, mucho menos inmersos en ese referente europeo que derriba aceleradamente sus fronteras sociales, políticas y culturales y que hace cada vez más verdad el diagnóstico de Kant cuando aseguraba que “estamos inevitablemente juntos”, como ayer mismo recordaba David Held en el periódico “El País”. Por ello, en este primer momento debemos plantearnos como estrategia preferente la  tarea de trazar y posteriormente afianzar las líneas de colaboración exterior, en varios niveles:

A nivel nacional: con el inicio de relación y planteamiento de acuerdos de colaboración con los centros dramáticos españoles actualmente existentes: Centro Dramático Nacional, Centro Dramático Galego, Centro Andaluz de Teatro, Teatre Nacional de Catalunya. Y de manera preferente, con el Teatro de la Abadía, de Madrid, y Teatre Lliure, de Barcelona, tratando de impulsar lo que podríamos llamar “eje Madrid-Zaragoza-Barcelona”. Igualmente, pulsando también la opinión de Festivales coproductores como Festival de Teatro Clásico, de Almagro, Festival de Otoño, de Madrid, Grec, de Barcelona, Sitges Teatre Internacional, etc.

A nivel internacional, de manera también preferente intentando plasmar acuerdos con la Convention Theatrale Européen, a la que pertenecen más de veinte teatros públicos europeos, o el Instituto Internacional del Teatro del Mediterráneo (IITM), de amplia influencia y reconocido prestigio en la rica tradición de teatros del Este y del Sur de Europa. Tampoco deberíamos desatender nuestros vínculos con teatros públicos de algunas zonas francesas con los que ya existen acuerdos de colaboración, como la Scene National, de Bayona, y otras, y algunos festivales coproductores, como Almada, Avignon, Edimburgo, etc. Por último, por imperativos de carácter cultural no deberíamos olvidar la riqueza de la tradición teatral latinoamericana con la que tantas coincidencias tenemos y de la que tanto podemos aprender.

Con estas relaciones debemos pretender conseguir a corto, medio y largo plazo, además de plantearnos la posibilidad real de realizar coproducciones con sus principales teatros, la difusión de nuestros propios espectáculos en sus salas y circuitos de exhibición, el intercambio de experiencias y de personas, y múltiples actividades conjuntas, como por ejemplo la organización de Cursos para Profesionales, etc., con el consiguiente abaratamiento de los costes.

En este sentido no conviene olvidar tampoco que esta es la línea de trabajo que en Europa está estabilizándose desde hace algunos años, y que en España comienza a tener las primeras concreciones. Por ejemplo, el Centro Dramático Galego acaba de organizar su primera coproducción en castellano con el Centro Dramático Nacional a partir del texto de Ramón Castelao “Los viejos no deben enamorarse.

 

3. Proyectos de la primera temporada.

Por imperativas razones de calendario nos encontramos en la práctica con que la primera temporada del CDA va a durar apenas cuatro meses (Septiembre-Diciembre). Es preciso intentar que toda la tramitación administrativa y, en especial, la urgente convocatoria del concurso-oposición para cubrir las plazas del personal reflejada en los documentos presentados hasta este momento, haga posible que para principios del próximo mes de Septiembre el CDA pueda ponerse a funcionar a pleno rendimiento.

Si ello se cumple, sería voluntad de su Director Gerente que se pusieran en marcha, aunque algunas de ellas de manera embrionaria, la mayor parte de las actividades para las que ha sido diseñado, y que de todas ellas hubiera antes de final de año un botón de muestra que marque nítidamente una línea de actuación cultural que tendrá en la segunda temporada su plena plasmación, con el tiempo y los recursos materiales y económicos imprescindibles para ello. Con eso se pretende que en la realidad y ante la opinión pública se entienda desde el primer momento que los objetivos y las tareas del CDA contemplan globalmente el hecho teatral, y que, en consecuencia, comenzamos a impulsar, al mismo tiempo y de una manera coherente, la producción, la difusión y la documentación de la actividad escénica en nuestra región.

 

3.1. Los proyectos complementarios

En consecuencia, antes de hablar de los espectáculos propiamente dichos, los proyectos de la primera temporada (reducida a un cuatrimestre) serían:

-Presentación a principios de Octubre de un cuidado folleto-libro divulgativo precisamente sobre el sentido, la tradición y la necesidad en nuestra tierra de la existencia de un centro dramático. Para la realización de este folleto se solicitará la colaboración literaria de al menos cuatro directores de centros dramáticos y teatros públicos españoles, y la de especialistas internacionales en el tema, junto con abundante material gráfico y documental. La publicación irá acompañada del anuncio de los primeros proyectos del CDA y sus objetivos.

-La presentación del primer ejemplar de la Colección “Libros”, aproximadamente para esas mismas fechas.

-La presentación del catálogo-programa de los dos primeros espectáculos propios del CDA coincidiendo lógicamente con sus estrenos.

-La organización de uno o dos Cursos para Profesionales durante los meses de Noviembre y Diciembre (probablemente uno de reciclaje actoral y otro de escritura dramática), dependiendo de sus costes, impartidos por prestigiosos maestros internacionales en sus respectivas materias.

-La organización de un Ciclo de Conferencias y Debates sobre  el concepto de “teatro público” en España y en Europa con asistencia de destacados expertos, haciéndolo coincidir con el primer estreno oficial del CDA.

-La organización de presentaciones previas o posteriores en las localidades en donde se muestren las primeras producciones del CDA, con asistencia de los directores, actores, autor, etc., de las mismas.

-El comienzo inmediato de los estudios encaminados a conocer y comprender la realidad, las necesidades y los problemas del público teatral aragonés, de cara a poner en marcha campañas de animación socio-cultural en espacios rurales y urbanos, la política de precios, las campañas de acercamiento del público infantil y juvenil al teatro, etc., tratando de aplicar, a partir de la segunda temporada, las conclusiones de ese estudio y algunas experiencias puestas en marcha en algunos centros europeos similares al nuestro.

-El comienzo inmediato del estudio sobre los objetivos que a corto, medio y largo plazo debe plantearse el Departamento de Documentación Teatral de cara a confeccionar un fondo documental del patrimonio teatral aragonés.

 

3.2. Las coproducciones.

Aunque no reviste gravedad alguna, una de las consecuencias del comienzo tardío de nuestra actividad es la imposibilidad material de llevar a cabo ninguna coproducción con compañías profesionales aragonesas ni poner en marcha hasta la temporada 2003 los proyectos que incluiríamos en el apartado “Teatro abierto”, y que también requiere del concurso de éstas.

Y esto es así, en primer lugar, porque para ellas supone en realidad un imposible en la práctica alterar sus objetivos artísticos y empresariales para los próximos seis meses. Todas las compañías tienen sus planes trazados y la mayoría ya han estrenado los espectáculos en las pasadas ediciones de la Feria de Aragón en Huesca o el Festival de Teatro de Alcañiz, que deben intentar introducir en el mercado como objetivo prioritario. Pero en segundo lugar, porque la decisión de coproducir con el CDA debe ser meditada artística y empresarialmente con tiempo suficiente por ambas partes. Por tanto, la primera de las coproducciones podrá tener lugar avanzada la segunda temporada, tras el estudio de los proyectos presentados y valorados de manera exhaustiva tanto su viabilidad empresarial como su rigor artístico.

 

3.3. Las producciones propias.

Es propósito de la Dirección del CDA poner en marcha dos producciones propias de las que al menos una se estrene antes de finales de 2002. La segunda podría estrenarse en los primeros meses del año 2003 aunque las tareas de selección de actores y diseño artístico y de producción comenzaría igualmente en el año en curso.

Estas producciones serían, como manifestábamos al principio, complementarias entre sí, tanto en diseño de producción (formato, número de actores, etc.) como en el propio planteamiento estético. La cronología de sus estrenos irá condicionada por las circunstancias concretas que concurren en las mismas y que en este momento es imposible precisar, pero no podemos olvidar que es muy tarde para tratar de incorporar a ciertos profesionales cuya participación hubiera sido muy conveniente, y que, al menos una de ellas parte de un texto que es preciso encargar a su autor y que debe concluir en unos plazos temporales muy estrechos.

En cualquier caso, en ambas se intentará que la gran mayoría de participantes (actores, escenógrafos, músicos, iluminadores, vestuaristas, técnicos, empresas de servicios, etc.), sean aragoneses o desarrollen aquí su trabajo de forma habitual.

-Una de las producciones propias se realizará a partir de un texto de Javier Tomeo –casi con toda seguridad una adaptación teatral realizada por él mismo a partir de su novela “La Agonía de Proserpina”-.

Tomeo es, como todo el mundo sabe, un afamado novelista aragonés, nacido en Quicena (Huesca) en 1935.  Como en su momento dijo el crítico Joan de Sagarra, hoy en día es el autor teatral español más estrenado en todo el mundo después de Federico García Lorca, como consecuencia de la adaptación que se han hecho de algunos de sus textos narrativos en multitud de escenarios internacionales de altísimo nivel y prestigio. No se entendería que, dada esta notable circunstancia, una de los primeros espectáculos del CDA no tuviera uno de sus textos como soporte literario. El director/directora del mismo sería elección personal del propio Tomeo entre los profesionales que han estrenado sus producciones de manera frecuente en los principales teatros europeos (Comedie Fraçaise, de Paris, Schaubühne, de Bonn, etc). Incluiría dos actores y un magnífico, aunque sencillo, dispositivo escénico.

-La otra producción de la primera temporada será una adaptación de la extraordinaria obra de William Shakespeare, “Ricardo III”, llevada a la escena por el director aragonés que en este momento goza de una mayor proyección nacional e internacional: Carlos Martín.

Exalumno de la Escuela de Teatro de Zaragoza y de la “Scuola Paolo Grassi” del Piccolo Teatro de Milano, Martín ha obtenido recientemente un éxito notable en el Queens Theatre, de Nueva York, en Brasil y Miami, con su espectáculo “Buñuel, Lorca y Dalí” que, por cierto, quedó también finalista a la mejor producción del año 2000 en los “Premios Max” de Teatro. Recordemos también que con un anterior espectáculo sobre la biografía de Goya su compañía recorrió once países latinoamericanos cosechando un éxito sin precedentes, incluyendo en su reparto como protagonista al actor José Luis Pellicena. Su puesta en escena de “Ricardo III” contará con un gran número de actores y actrices aragonesas y pondrá, en este sentido también, un contrapunto de espectacularidad, de fuerza interpretativa y de sutil voluntad de contemporaneidad a la mencionada anteriormente, en donde el humor, la ironía y el trazo sicológico son, sin duda, sus principales atractivos.

 

4. La estabilidad y la capacidad de adquirir compromisos a medio y largo plazo como única forma de herramienta de trabajo en un Centro Dramático de estas características. La importancia de la descentralización de nuestros proyectos.

Me parece imprescindible subrayar, para acabar esta sucinta exposición sobre objetivos y proyectos que de manera inmediata pondremos en marcha, que, en mi opinión, aunque poseen una indudable interés en sí mismos, y van a crear no sólo una gran aceptación sino una profunda expectativa en el medio profesional y en los medios de comunicación, están inevitablemente marcados por la celeridad en su diseño y  ejecución debido a los imperativos del calendario. En este sentido quisiera dejar claro en esta mi primera intervención ante este Consejo de Administración que para poder acometer todas las tareas que nos proponemos en un futuro inmediato, y en especial, para llegar a acuerdos de colaboración con destacados y prestigiosos directores de escena nacionales e internacionales a lolargo de las próximas temporadas, se hace imprescindible llegar a acuerdos, y en su caso, firmar los correspondientes contratos, con un margen de tiempo de al menos dos o tres años. Rogaría, por tanto, que se arbitraran las fórmulas administrativas adecuadas para hacerlo posible.

Por último, quisiera expresar mi deseo de que el Centro Dramático concrete muy pronto su voluntad descentralizadora en nuestra propia tierra y desde las instancias que les corresponde hacerlo se pusieran en marcha las propuestas para que muy pronto contara con una sólida red de sedes auxiliares por toda la región.

                                                    En Zaragoza, a 9 de Julio de 2002.

Adhesión del actor José Luis Pellicena

mayo 28, 2009

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(José Luis Pellicena quiso adherirse al acto de presentación y envió este hermoso texto que se leyó en público)

Yo debería estar hoy aquí con vosotros en carne mortal. Fui invitado gentilmente y hubiera sido mi mayor deseo. Pero por una de esas travesuras del destino me encuentro hospitalizado en una clínica de Madrid de la que no os doy el nombre para no hacer propaganda. Y supongo que tendré ocasión de resarcirme con creces de esta frustración en un futuro próximo porque la puesta en marcha del Centro Dramático de Aragón nos brindará a todos los que pertenecemos al teatro muchas ocasiones para futuros reencuentros.

Lo que quiero deciros a través de estas palabras es que me siento muy orgulloso de la realidad que hoy ya tenemos entre las manos. La falta de un Centro Dramático era algo que me dolía íntimamente y no terminaba de acostumbrarme a esta carencia. A veces pensaba que quizá no nos lo merecíamos por no haber sabido luchar mejor para conseguirlo, y yo, aunque alejado por mi trabajo de todo lo que aquí se hacía, no por eso dejaba de reprocharme mi falta de aportación al teatro de Aragón en general y al de mi ciudad en particular.

Ahora pienso que el CDA puede ser muchas cosas, entre otras un foro para debatir, canalizar y solucionar problemas de todos; un trampolín para que muchos puedan demostrar por primera vez, o seguir demostrando su talento y posibilidades; una apertura al exterior para aumentar la presencia y el carisma de nuestro teatro, dentro y fuera de España, y, en fin, un logro del que todos vamos a poder beneficiarnos.

Siento un profundo respeto personal y profesional por el nuevo director de este Centro y una gran admiración por haber aceptado el reto que supone asumir lo que se le viene encima en cuanto a trabajo y responsabilidades de todo tipo. Este cargo es un regalo que puede estar envenenado y que no todos estarían dispuestos a aceptar fácilmente.

Para él, para Javier Callizo, y para todos nosotros una gran enhorabuena y mis mejores augurios para el futuro del teatro en Aragón. Un gran abrazo. José Luis Pellicena.

Adhesiones

mayo 28, 2009

En la mañana de hoy es necesario agradecer a las personas que se han desplazado desde diferentes puntos de la geografía española para estar con nosotros en la presentación del CDA. En especial a los actores Gabriel Moreno, Margarita González, la productora Clara Pérez y Joaquín Hinojosa, adjunto a la dirección del Teatro de la Abadía.

Además de estos compañeros, y las ya mencionadas adhesiones de José Luis Pellicena y de Javier Tomeo, hay que añadir la de diferentes personas que por diferentes razones personales y coyunturales no han podido estar hoy aquí contra su expresa voluntad, relacionadas con el teatro y en bastantes casos, de raíces aragonesas, tales como:

Emilio Hernández, Director del Centro Andaluz de Teatro.

Manuel Guede, Director del Centro Dramático Galego.

Domenech Reixach, Director del Teatre Nacional de Cataluña.

José Luis Gómez, Director del Teatro de la Abadía.

Joan Ollé, Director del Teatre Lliure.

Gerardo Malla, Director teatral.

Jordi Mesalles, Director teatral.

José Sanchis Sinisterra, autor y director teatral.

José Monleón, Director del Instituto Internacional del Teatro del Mediterráneo.

Pau Monterde, Director del Institut del Teatre de Barcelona.

Félix Romeo, escritor.

Jean Pierre Miquel, director de escena y antiguo director de la Comedie Française.

Ana Labordeta, actriz.

Emilio Gutiérrez Caba, actor.

Santiago Sueiras, distribuidor.

Reivindicación del teatro de Víctor Mira

mayo 28, 2009

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(Escribí este texto como prólogo al libro que dedicamos a la producción teatral del pintor aragonés Víctor Mira. Se presentó en el Salón de Té del Teatro Principal de Zaragoza el 16 de Febrero de 2005.)

 

Los acontecimientos se suceden a veces con una vertiginosa lentitud. En “Arco 2003” Víctor Mira presenta su pieza teatral “Antihéroes” de la mano de Félix Martín y su compañía Luna de Arena, integrada entonces por los actores Ricardo Joven, Cristina de Inza y José Carlos Alvarez. Cuando el propio Félix se disponía a acometer su segunda incursión en los textos del pintor, en concreto en “El cielo de las mujeres”, él y todos los demás nos enteramos de su muerte.

¿Es necesario explicar más sobre las razones de justicia y de urgencia que nos han motivado a realizar este libro?

Hace unos meses tuve la inmensa suerte de presenciar en Berlín, junto con Ester Romero, compañera de Víctor Mira, el último ensayo de la versión alemana de esa segunda pieza, allí titulada “Himmel der Frauen”, con dirección de Ulrike Keller. El espacio era sencillamente maravilloso: una suerte de patio interior que unía el Deutsches Bank y el Museo Guggenheim, al comienzo de la mítica calle Unter den Linden, y a cien metros de la catedral y de la famosa isla de los Museos. La puesta en escena de Ulrike, pulcra y medida, destacaba con vigor interpretativo los aspectos simbólicos de la obra. Allí me percaté con claridad de algo que muchos ya sabían: aquel delgaducho jovenzano de ojos vivos –para más señas camarero de la todavía existente cafetería “Gora”-, al que por aquí no se le hacía demasiado caso durante los últimos años del franquismo, es ahora considerado en la ciudad de Bertold Brecht y de las vanguardias artísticas, como uno de los nombres claves de la pintura europea contemporánea. Para probarlo, durante esos días, coincidiendo con las representaciones de la obra, el Guggenheim exhibía además algunos cuadros de Víctor, de las decenas que posee en su fondo.

Por razones de agenda, no estuve en las representaciones, y me perdí esa orgía cultural que supone todos los años la llamada “noche de los museos”, pero he sabido con posterioridad que constituyeron un gran éxito. Un público numeroso y culto, seguramente buen conocedor de la obra pictórica y, en menor medida, de la obra teatral de nuestro paisano, abarrotó el patio y agotó las localidades.

El Centro Dramático de Aragón, a través de su Departamento de Documentación, presenta ahora por vez primera la obra teatral completa del pintor aragonés.

Una obra personal, sugerente, inquietante, que merece ser leída, primero y estudiada con rigor y atención después. Tres textos que, como no podía ser de otra manera, están indisolublemente unidos a esas imágenes desgarradoras de los cuadros de su autor, a esos colores fuertes y, a veces, sombríos. Personajes que deambulan, se explican, solicitan a su vez explicaciones, se recriminan viejas pendencias, antiguos conflictos entre ellos no resueltos, en ambientes reales y psicológicos brutalmente claustrofóbicos, que a mí me recuerdan los ideados por otro gran poeta y artista plástico, Jean Cocteau, en obras como “Los padres terribles”, los de Lorca en “La casa de Bernarda Alba”, y la desolación paisajística y espiritual por la que transitan las criaturas que Samuel Becket quiso que protagonizaran su ya imprescindible y canónica “Esperando a Godot”.

Tal vez el teatro de Mira adolezca de imperfecciones formales. ¡Qué manera tan extraña y heterodoxa de puntuar y de construir las frases! ¡Qué falta de atención por la estructuración teatral tradicional! ¡Qué innecesarias reiteraciones en algunos parlamentos! ¡Qué carencias tan extrañas en algunas descripciones!

Todo eso puede ser verdad. Pero les sugiero que vean algunos de sus cuadros y se empapen de sus cruces, de sus personajes entrevistos y martirizados, de ese color sanguinolento de algunos cristos yacentes que sirvieron para aterrorizarnos durante nuestra infancia, y lean ustedes estas tres obras.  Piensen después si no estamos ante otra forma de escribir una nueva forma de tragedia: inevitablemente plástica, rabiosamente contemporánea, impúdicamente autobiográfica, radicalmente subversiva, extrañamente simbólica y visionaria.

Los textos solicitados a Alejo Lorén, cineasta y amigo de la adolescencia de Víctor, y los de Ulrike Keller y Félix Martín -las dos personas que tanto en Alemania como en España mejor conocen las alegrías y los sinsabores de intentar encauzar esa desbordada imaginación poética en los límites prosaicos y materiales de un espacio escénico-, nos van a servir, sin duda, para empezar con buen pie a caminar de la mano de un hombre que, como decía Rimbaud, tenía siempre puesta la mirada en el infinito.

Para comprender los entresijos de esa mirada nos han sido muy útiles las horas de conversación personal y telefónica con Ester Romero, verdadera inspiradora de este libro que ahora presentamos, y ya, para siempre, amiga entrañable.

Francisco Ortega.

Director-Gerente del Centro Dramático de Aragón.

 

Si quieres entrar en la web oficial de Víctor Mira, pincha aquí.

Teatro en Berlín (1)

mayo 23, 2009

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1. 25 de Agosto de 2004. Viajo a Berlín por primera vez con motivo de la presentación de “Himmel der Fraüen” (“El cielo de las mujeres”), obra teatral del pintor Víctor Mira, muerto en Noviembre de 2003, representada en el Museo Deutsche Guggenheim. No estaré en el estreno, pero sí en el ensayo general. La puesta en escena es de Ulrike Kéller, la directora que ya había dirigido “Antihéroes”, otro texto de Víctor. Me hospedo en el Hotel Anglaterre, en Friedrichstrasse, muy cerca del famoso Check Point Charlie, lugar por donde se salía legalmente (quienes podían) de la República Democrática Alemana. Allí están los famosos tenderetes en los que se pueden comprar todavía uniformes del ejército, chapas diversas, cascos militares, y trocitos del muro envueltos en papel de celofán.

La primera impresión de Berlín la recibo en el taxi que me lleva desde el aeropuerto Tegel, el más importante de los cuatro que funcionan regularmente. En realidad no se podría considerar como tal. Más bien son imágenes caóticas: Postdamer Platz, llena de grúas y de edificios recién construidos, con un cierto aire al barrio de La Defense, de París. El Reichstag, majestuoso, a escasos metros de la Puerta de Brandemburgo, y la torre de la televisión, visible desde casi todos los puntos del recorrido.

Primer paseo. Calle Unter den Linden al atardecer. Grande, destartalada, prácticamente vacía a partir de las ocho de la tarde. La bellísima Berliner Dom, y la isla de los Museos a donde me encamino después del ensayo. En ella la impresionante silueta del Pergamonmuseum, que intentaré visitar al día siguiente. Me retiraré pronto a digerir lo visto en esas primeras horas.

2. “El cielo de las mujeres”. Cuatro de la tarde. Ulrike, menuda, enérgica, amable, da las últimas instrucciones a actores y técnicos. Ester Romero, compañera de Víctor, observa todo con una inmensa y contenida emoción. El patio interior cubierto por un césped artificial de un verde intenso. En el centro, un enorme árbol. De una de sus ramas cuelga un columpio, imprescindible para desarrollar la acción escénica que el autor propone. Las ventanas del patio, cubiertas con lienzos en donde se ven nubes a modo de etérea escenografía. Cinco actrices y un actor en escena. Vestuario colorista. Interpretación expresionista, medida, calculada. El pase dura un poco más de media hora. A pesar de lo cual, es un gran espectáculo.

3. Agotador paseo matinal solitario por Berlín. Unter den Linden/ Puerta de Brandemburgo/Avda. 17 de Junio/ la Kaiser-Wilhelm, conocida por los berlineses como “muela picada”, con su torre intacta, a modo de recordatorio permanente, tras los bombardeos de la segunda guerra mundial. Taxi hasta el Hotel Anglaterre, con los pies destrozados. La ciudad es bulliciosa, inmensa, destartalada. Trenes aéreos y tranvías por todas partes. Tráfico intenso. Grandes superficies. Sorprendentes bosques agrestes en mitad del asfalto. Ya en el hotel veo perder a España frente a EEUU en baloncesto. Una pena. Mañana iré al mítico Berliner Ensemble!

Cronología sentimental de un proyecto teatral

mayo 23, 2009

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Escribí este texto como prólogo para el libro de Fernando Fernán Gómez y no llegó a publicarse. Desde el Gobierno de Aragón en esta ocasión se tomó la decisión de que fuera la Consejera, Eva Almunia, quien lo hiciera.

 

1.

Cuando fui nombrado Director del Centro Dramático de Aragón (CDA) a mitad del verano de 2002, tomé contacto de inmediato con los responsables de todos los teatros públicos españoles, tanto para anunciarles de primera mano nuestro nacimiento, como para establecer posibles acuerdos de colaboración para el futuro. De todos ellos recibí una calurosa acogida, proporcionándome ideas, sugerencias y oportunos consejos.

Uno de ellos fue, naturalmente, Juan Carlos Pérez de la Fuente, máximo responsable del Centro Dramático Nacional (CDN), que me dispensó una extraordinaria cordialidad en su despacho provisional de la calle del Príncipe, puesto que el Teatro María Guerrero estaba en sus últimas fases de rehabilitación. Allí estaba con él Rosario Calleja, y Julio Alvarez, fallecido muy poco tiempo después, a quien desde estas líneas quisiera dedicarle un recuerdo entrañable.

Como digo, Juan Carlos fue muy afectuoso y de esa primera entrevista surgió la posibilidad de que el CDN, el más veterano de cuantos teatros públicos existen en España y que en 2004 celebra su veinticinco aniversario, colaborara de alguna manera con el más reciente de todos, es decir, con nosotros. «Piensa algo…», recuerdo que me propuso. Y comencé a pensar, agradeciéndole ese punto de confianza en nuestra gestión, y lo que consideré un valioso gesto de apoyo a nuestra consolidación como centro dramático. Un poco más tarde, dentro de los «Encuentros sobre Teatro Público en España», que organizamos coincidiendo con el Festival de Teatro de Alcañiz, volvimos a hablar de ese posible proyecto, que comenzó a tomar la forma de una (posible NO!) coproducción entre ambas instituciones.

 

2.

Todo empezó, pues, como una aventura. Y ha acabado como un sueño. Buscábamos un texto que sirviera como soporte para uno de los espectáculos de nuestra segunda temporada. Nos parecía oportuno que, tras haber comenzado con un «Ricardo III», de William Shakespeare y dirección de Carlos Martín, en la primera, ese texto estuviera relacionado o fuera ahora de un clásico español. Pensamos que la circunstancia de que en el año 2005 se conmemorara la aparición de la primera edición de El Quijote nos ponía en bandeja a Cervantes. Primero, por ser quien es. Segundo -por qué no confesarlo-, puesto que un centro dramático recién nacido necesita y debe estar presente en conmemoraciones importantes, enraizadas con nuestra tradición cultural, para dar a conocer adecuadamente sus intenciones y espectáculos en ámbitos nacionales e internacionales.

Delimitado el tema (Cervantes-El Quijote), nos faltaba el título y las personas que se encargarían de adaptar y/o escribir la obra y, posteriormente, llevarla a escena.

Y de pronto, a finales de Noviembre, surgió la pregunta: ¿Porqué no le pedimos a Fernando Fernán Gómez que nos escriba algo sobre el Quijote…? Fernando, a quien todos admiramos como se admira a uno de los pocos iconos indiscutibles de nuestro teatro y nuestro cine español, es un gran conocedor de la figura de El Quijote y del significado de la obra cervantina, por la que, es sabido también, siente una profunda admiración.

¿Y si ese fuera el proyecto que produjéramos con el CDN?

Y resulta que Fernando nos dijo que sí. Y que escribió en menos de cuatro meses un texto magnífico titulado «Morir cuerdo y vivir loco», apuntalado a partir de las dos virtudes que inicialmente le atribuíamos: el amor y el conocimiento por el personaje y el autor, por el significado y la envoltura del libro de los libros de nuestra literatura española. Quedaba un fleco: ¿quién dirigiría la obra?.

 

3.

Kathleen López, entonces Jefe de Producción del CDA, amiga entrañable y fiel colaboradora de Fernando durante muchos años, me informa a finales de Abril que él podría ser finalmente quien dirigiera su propia obra, algo que no entraba ni en la más optimista de mis esperanzas…

A partir de ahí todo fue fácil. Juan Carlos Pérez de la Fuente y yo recibimos la noticia con el alborozo que merece, sabiendo que entre ambos teatros públicos contribuimos a hacer historia del teatro en España, acercando nuevamente a Fernán Gómez a una de sus más queridas actividades: dirigir a sus colegas los actores, y a partir de una obra que nos pidió tiempo para leerla otra vez, ahora con ojos de director de escena. Un honor, un milagro. Algo que no tiene precio y que el teatro aragonés recordará siempre como un hito en su peculiar historia de esfuerzos y conquistas.

 

4.

Comienzan las maniobras de producción: audiciones, pruebas, bocetos, selección de colaboradores, infinitas reuniones… Un trasiego de idas y vueltas de casa de Fernán Gómez a Madrid, y de Madrid a Zaragoza. Trabajo infatigable, pero apasionante, del que todos hemos aprendido y gozado. Porque, además de las virtudes reconocidas, Fernando es un hombre cálido, sabio y con un sentido del humor que no le cabe debajo de la camisa. Y porque sus inesperadas tertulias son, a pesar de que él no lo pretenda, como estar con Sócrates en el ágora, escuchando hablar a quien asocia y disocia, analiza y bromea, abstrae y contrae las ideas, y pasa por el filtro de la más inteligente de las socarronerías los más afilados dogmas de nuestro oficio y de la vida misma. Y junto a él, la cordial e inteligente discreción de Emma Cohen, casi siempre invisible, pero rotundamente necesaria, y ya, para siempre, amiga.

 

5.

Y aquí estamos a finales de 2003: con los deberes terminados, y ese regusto de felicidad que los grandes proyectos, y las grandes personas, siempre dejan en los corazones. Ahora, que el público y los lectores juzguen los resultados.

                                                    Francisco Ortega

              Director-Gerente del Centro Dramático de Aragón.

Homenaje

mayo 22, 2009

Con algunos de los actores y actrices que pasaron por el NTA

Cuando en 1992 el Nuevo Teatro de Aragón celebraba su décimo cumpleaños con la presentación de un libro de fotografías, ya advertí que si a lo largo de esos años no me había dedicado al teatro como actor era, entre otras razones, por la dificultad manifiesta para aprenderme los papeles de memoria, y que por eso iba a leer unas palabras… En ese sentido, casi otros diez años más tarde, las noticias no son más esperanzadoras.

Quiero daros las gracias de corazón a todos. A los que, con una dedicación conmovedora y una discreción algo más discutible, habéis organizado este acto, y a los que habéis venido a él. También a los que desde lejos han mandado unas palabras, o una pausa, o un aparte, o un silencio cómplice y amistoso. Que nadie se sienta raro. El estar aquí no significa estar de acuerdo con nada. Seguro que nadie os ha pedido un cheque en blanco para el futuro y menos para el futuro del homenajeado. Sólo os han pedido una flor para el recuerdo y la habéis traído. El estar aquí sólo significa que todos valoráis como importante que alguien lleve tantos años en una empresa tan descabellada como ésta y no haya perecido en el intento.

Curiosa profesión… Cuando alguien decide dejarla, sus amigos le dan unos canapés y le animan a que la deje definitivamente.

Siento que efectivamente han pasado los años y creo que he concluido una etapa de mi vida. En 1982 yo era poco más que un soñador despierto, y creía que ciertas metas eran asequibles y que, por tanto, había que pelear duro para conseguirlas. Sin red, es decir, sin certezas de ningún tipo, me embarqué con otros locos en crear una compañía que llenara un hueco en el incipiente teatro profesional aragonés. Allí estábamos Carlitos Martín, Gabriel Moreno, Eusebio Gay, Jesús Baselga, Clarita Pérez, Elena Gómez y yo, convencidos de la empresa y animados ante nuestro primer reto escénico: Los amores de Don Cristóbal y la señá Rosita.

Desde entonces hasta este reciente Shakespeare´s del pasado Noviembre, la compañía ha producido dieciséis espectáculos, de los que yo he dirigido quince. Pero sobre todo, han pasado multitud de personas, muchas de las cuales os encontráis hoy aquí. Vosotros habéis sido la gran varita mágica de este pequeño milagro. En realidad no ha habido otra. El maestro Brook ha escrito que no hay nada en una función de teatro más importante que las personas que la componen, y mi vida profesional me lo ha enseñado con creces. Vuestro talento, vuestro esfuerzo, vuestra lealtad durante el tiempo que estuvisteis con nosotros, hicieron posible que el tren del NTA avanzara siempre hacia delante, a veces a gran velocidad, otras a menos, pero que nunca se quedara parado del todo.

Y yo veo su estela humeante alejarse por los caminos…, porque los trenes de mi memoria siguen siendo de carbón y en los túneles la carbonilla escuece en los ojos. Paradójicamente, os veo subidos en él a todos los presentes, asomados a las ventanillas. Por la del primer vagón veo a mi padre, enarbolando a sus noventa años la bandera de la república española de la dignidad proletaria, y veo también a mi madre llena de globos de colores, y a mi hijo, sonrientes y felices porque la vida es mudanza y alegría, y esta mañana no hay cole, qué caramba, y veo a Paquito Orduna, mi primer amigo del alma, y veo a mi abuela Carmen, que fue la que de verdad me embarcó en esto del teatro, en aquel caserón del número 35 de la calle San Miguel, y veo a todos y todas las que me han querido y os he querido, y, por tanto, veo nítidamente a Nieves, cargadísima de maletas y de prisas, con esa cotidiana percepción surrealista y maravillosa del tiempo y de las cosas, y ese corazón construido de hermosas cicatrices.

Y, ¿quién es aquel jovenzano, vestido de soldado raso que lee el Mercader de Venecia en el segundo vagón? ¡Menuda pinta! Mirad como, imbuido de sueños y preso de realidades, esboza, mientras desliza su mirada por las palabras de Shakespeare, una dramaturgia propia, inverosímil y compleja. Es de Borja y se llama Benito, y está llamado a ser el maquinista de ese tren cuando yo me jubile anticipadamente. ¡Corre, Benito, escribe pronto “Los Cinco magníficos”, y ya verás lo que son las tortas y las envidias y las injusticias históricas, digeridas con vino nocturno y alevoso y palmaditas de resignación! Móntate aquí y verás Paris, pero también lo que es el frenesí magnífico del teatro, sus múltiples lados; beberás su veneno y olerás su aliento trágico, y escribirás dramaturgias perpetuando esta cadena ferroviaria que conduce hasta “vete a saber dónde”, este fascinante “viaje a ninguna parte”, atravesando túneles en forma de “oscuros lentos”, y parado en remotas estaciones, como ésta en la que yo me encuentro, que tu bautizarás como “pausas tensas”. Te deseo toda la suerte del mundo, y te exijo, si es que a estas alturas me permites que te exija algo, toda la honradez, todo el arrojo y toda la paciencia que seas capaz de reunir. El talento, como el valor, se te suponen. Adiós, amigo, no tengas miedo nunca, y, si tienes alguna duda, fíate de esa intuición agreste, de niño encoloniado y rural, que aún queda por debajo de tu erudita compostura urbana.

El tren se aleja. Me quedo sólo en el andén. En la maleta llevo algunos libros, la fotografía de todos vosotros, y, por si acaso, el traje de arzobispo que me ponía de niño para celebrar misas concelebradas. Escucho, como toda mi vida a Mozart y a los Beatles, y el traquetreo del tren alejándose parece uno de los efectos de sonido que tantas veces puse en los espectáculos. En mi cabeza, la realidad y el teatro se entremezclan una vez más, pero no debo preocuparme: también el maestro Brook nos ha informado de que eso a lo que llamamos vivir “es un intento de leer las sombras, traicionado cada dos por tres por lo que con tanta facilidad creemos real”.

Y en mi soledad me pregunto: ¿porqué me he bajado de un tren del que conozco todos sus ruidos, todos sus pasajeros y la frecuencia exacta de sus retrasos? Algunos, los peor pensados, dirán que porque va a pasar otro a una mayor velocidad y es más confortable que el viejo nuevo teatro que acaba de perderse por el horizonte. Están en su derecho de hacerlo. y de equivocarse haciéndolo.

¿Porqué me bajo, entonces, me preguntaréis mis amigos, dispuestos a creeros la sincera exposición de mis motivos?

Me bajo por las mismas razones que hace casi dos décadas me decidieron a subir: porque me lo pide el cuerpo, porque me da la gana, porque me sale del badajo de los pelicópteros, del colodrillo del alma. Me bajo por ver alejarse hijos y recuerdos, por el placer de decir adiós y emocionarme ante vosotros, para provocar su añoranza y alimentar nuevamente el deseo de volver a subirme en él. Me bajo porque soy bajo, porque soy bizco, porque soy bobo, porque estoy vivo. Me bajo porque soy buzo y porque soy barro. Me bajo…, como veis, por diferentes razones de peso, de paso, de piso y de poso.

Y, una vez abajo, recuerdo imágenes del último espectáculo producido en Aragón que he visto: Dalí, Goya y Buñuel, y me emociono yo solito. Y veo, con la claridad con que se ven las cosas obvias de la vida, que entre todos habéis construido, hemos construido, las sólidas bases de un teatro aragonés en el que firmemente creo y he creído siempre, hasta cuando me parecía un proyecto insuficiente e inmaduro. Porque cada vez veo más talento, porque cada vez hay mejores compañías, mejores actores, mejores textos, mejores productores y mejores empresarios. Porque ahora, como nunca antes, el teatro aragonés es algo más que resistencia y voluntarismo. Porque empieza a ser madurez sensata y creativa, construida con tozuda dedicación, con sagacidad empresarial, pero también con inteligencia y sensibilidad. Y veo también, desde este andén en el que me he quedado ya completamente solo, que por primera vez, desde algunas instituciones esto se contempla como un bien público y como una esperanza, y no como un problema, y creo, hasta que no se me demuestre lo contrario, en la sinceridad de unas políticas que dicen estar dispuestas a apoyarlo con firmeza y decisión.

Todo eso se ve desde aquí, fijaos. Y pienso que para verlo, y para creerlo, ha merecido la pena bajarse un tiempo del tren de mis propios sueños.

Tal vez para propiciar, lo mejor que sepa, si es que me dan oportunidad de hacerlo, que los trenes de los demás pasen más rápidos y sean más confortables todavía. Y si no lo consigo, sencillamente para descansar, ver con tranquilidad el paisaje, respirar hondo, y volver a embarcarme en el viaje fascinante que un día elegí realizar sin saber porqué, ni cómo, ni cuándo. Gracias a todos.

Gracias a todos.